La planta de Alhendín convertirá la basura en gas y reciclará los sofás con infrarrojos

Además de cuidar el medio ambiente y ser lo más sostenibles posibles, con la modernización más importante de la historia de la planta –que ha cumplido ahora 25 años– se pretende que los municipios paguen lo mínimo como impuesto al vertedero, ya que ahora mismo se penaliza la basura que no tenga ningún tipo de transformación.

Según expone el diputado de Medio Ambiente ya se están redactanto los proyectos de estas nuevas instalaciones que modernizarán la planta. «Todos estarán en obras a finales de 2024 y nuestro objetivo es terminarlos en la primera mitad de 2026», apunta Antonio Mancilla.

La planta de biometanización servirá para descomponer los residuos y obtener gas. Costará 40 millones de euros y consistirá en un mecanismo que deja a la basura sin oxígeno y que produce gas. En un futuro podrá servir para buscar una salida a la basura orgánica y reducir la factura de estos desperdicios que, hasta ahora, no se transforman.

En estos planes de reciclaje también tendrán su espacio los más grandes, los voluminosos. Actualmente se generan en la provincia de Granada unas 20.000 toneladas al año de este tipo enseres: colchones usados, muebles de todo tipo, chatarra y grandes envoltorios. La Ecocentral Granada actualmente procesa de forma manual este tipo de residuo, y de este modo apenas se aprovecha un 15% de los materiales que contienen. El 85% restante va a vertedero, y por tanto ha de pagar el conocido como impuesto al vertedero que supone un coste de 30 euros por cada tonelada de residuo que acaba en vertedero.

«Esta planta estará altamente tecnificada. Habrá un proceso de trituración, y después mediante equipos de detección óptica de rayos infrarrojos, podremos separar», explica Mancilla. Por ejemplo, el sofá entra en un triturador que hace que se descomponga en trozos de unos 5 centímetros. Una vez triturado, el flujo entra en un separador óptico, que separa por independiente la madera, el acero, las espuma, los tejidos… Los materiales recuperados servirán de nuevo para fabricar otros productos (lo que se conoce como materias primas secundarias).

Además de gas, en la ecocentral se produciá luz. Para esto se instalará un parque fotovoltaico con una potencia de 5 megavatios sobre las cubiertas de las naves de proceso y sobre las zonas del vertedero donde ya se ha adquirido la configuración definitiva. Generarán una energía eléctrica de unos 8.000 megavatios/hora al año.

Esta energía se empleará para el autoconsumo de las instalaciones de tratamiento de residuos, de tal forma que durante las horas de producción solar no se consuma energía de la red, sino sólo la energía que produzca el campo solar propio.

Con la planta de pirólisis, que costará 22 millones de euros, se disminuirá el número de toneladas que ahora terminan en el vertedero, y por tanto poder acercarse al cumplimiento obligatorio de la ley que limita la entrada de residuos a vertedero al 40% en 2025, 20 % en 2030 y 10% en 2035. El aceite de pirólisis, que obtendrán será vendido a las empresas petroquímicas para introducirlo en sus refinerías y obtener de nuevo productos similares a los que se genera un crudo de petróleo: combustibles, naftas y plásticos.

El proyecto más avanzado es el de la planta de tratamiento de la fracción resto recogida selectivamente (FORS). Es decir, se va a construir una instalación específica para tratar el residuo que los ciudadanos depositen en el contenedor marrón. Las líneas actuales de proceso de los residuos fueron construidas en el año 2012. «La tecnología en este sector avanza a un ritmo vertiginoso al que hay que adaptarse», apunta Mancilla. Por ejemplo, en el caso de las botellas de agua o refrescos, en la planta actual se  recupera el 70% de las botellas que llegan. El 30% restante acaba en vertedero en el que se conoce como 'flujo de rechazos'. La planta de rechazos es una nueva zona que va a permitir recuperar los materiales que «se han escapado» del proceso de la planta actual. «En resumen, y en términos coloquiales, servirá para darle una segunda vuelta a la basura», resalta el diputado de Medio Ambiente.