«Aquí hay pisos para turistas en cada bloque»

La escena no presenta ninguna sorpresa para los comercios de la zona, mucho menos para sus vecinos. «Aquí en Fígares hay pisos turísticos en cada bloque», cuenta Andrés. El hombre afirma que la mayoría de los apartamentos de su edificio son de este tipo y que hay algunos que incluso están exclusivamente destinados a este fin. De momento, no ha habido grandes molestias. Lejos de quejarse por algún incidente, explica que la entrada y salida de visitantes cargados de maletas es habitual y que estos son , principalmente, familias. No obstante, Pedro asegura que el público y el ambiente cambia cuando la ciudad acoge algún evento importante o cuando hay conciertos de importancia. «Hay movimiento a diario, lo ves en las calles y en los bares», explica este otro vecino. Cuenta que no suele haber quejas ni desorden por este tipo de turismo y que el barrio mantiene una tranquilidad de la que disfrutan día a día. Pero también reconoce que los edificios se han adaptado a esta situación y que algunos guardan dentro del portal el cajetín con las llaves por motivos de seguridad.

Relatan que la afluencia de turistas ha hecho que aumenten algunos servicios, como los establecimientos en los que se puede lavar la ropa 'in situ' y que eran hasta hace poco casi inexistentes en el barrio o las cafeterías, que son lo que más buscan quienes reservan en el lugar. «Es raro el día que no tenemos un grupo de turistas», cuenta Pedro, dueño de un local de este tipo.

La ubicación es su principal atractivo. La cercanía a Gran Vía, la lejanía de los ruidos de pubs del centro o la vida de barrio que se aprecia a simple vista son algunos de las razones que hacen que los visitantes se declinen por este punto.

Tiendas de inmuebles, ferreterías, locales de toda la vida de ropa o establecimientos de electrodomésticos se suman a las calles de Fígares, una estampa que hace que el barrio mantenga la cotidianidad pese a recibir más inquilinos turísticos. «Mientras no nos quiten la esencia de lo nuestro, no habrá ningún problema»,afirma Carmen, que lleva décadas viviendo allí.

Los negocios reciben también de buena gana este aumento de actividad. Bares, panaderías o cafeterías admiten el continuo trabajo en sus instalaciones, que se prolonga muchas veces hasta los días de entre semana. María es un buen ejemplo de ello. La joven carga una mochila a sus espaldas, ha estado una semana en la capital. Admite que repetiría su reserva en la zona. La relación entre calidad y precio hacen que se decline por esta opción. Ella, a su vez, llegó al barrio por la recomendación de una amiga que ya antes se había hospedado en la zona. «Además, es habitual encontrar más turistas en las viviendas cercanas a donde hemos reservado», sentencia la mujer que ha pasado varios días en Fígares.