DANA en Granada
Los pisos de Norte con el tejado en obras vuelven a inundarse: «Fue un descontrol»La Junta reubica en un hotel a 14 personas después de filtrarse agua y caer yeso de los techos de varias viviendas públicas, como ocurrió con la otra DANA
Sabían lo que iba a ocurrir, aunque no por esperarlo duele menos. Hace 17 días, con la primera DANA, varios pisos de la calle Modesto ... Cendoya, en el distrito Norte, sufrieron daños al filtrarse agua y caer el yeso de los techos. Sobre ellas no hay un tejado que aísla y protege desde hace meses, denuncian los inquilinos, cuando unas obras de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) quedaron a medias. La Junta de Andalucía trabajaba a contrarreloj para continuar las obras, algo que ocurrirá el próximo lunes, pero una segunda DANA se ha colado en medio. Y los domicilios en los que tanto trabajo ha costado secar suelos, paredes y enseres, han vuelto a inundarse. «Fue un descontrol de día, peor que la primera vez. Solo podíamos esperar a que pasara y, mientras, llenar cubos y cubos del agua que caía del techo», asegura Josefa Cortés, una de las más afectadas.
Los perjudicados forman parte de un grupo de 36 viviendas públicas de la calle Modesto Cendoya, número 1, 3 y 5, explica la Junta, que culpa a la empresa constructora de «mala ejecución» y «abandono de obra». En consecuencia, rescindió el contrato y la ejecución de una cubierta quedó sin terminar. Sacaron la licitación de las obras de urgencia y ya se ha adjudicado a la empresa HF Agroforestal 2023. Comenzarán el próximo lunes, 18 de noviembre.
La nueva DANA ha provocado que la Junta tenga que tomar otras decisiones de forma paralela. Según señalan desde la Consejería de Fomento, conociendo la previsión de tormentas visitaron a las familias para adoptar «medidas preventivas». Desalojaron a cinco de ellas, un total de 14 personas, en el mismo hotel en el que seis familias fueron reubicadas hace poco más de dos semanas. «Se continúa trabajando en las viviendas para intentar paliar en la medida de lo posible la situación», añade la Consejería.
En efecto, hay quienes estos días vuelven a ser nómadas que recogen ropa de su piso para llevarla a un hotel en el que no querrían estar. Otros prefieren quedarse con familiares. Durante el día, la mayoría regresa a casa para recoger agua. «Si no lo hacemos esto se nos inunda del todo. El agua caía a chorros, no dábamos abasto», lamenta Josefa, que duerme en el piso de su hijo. «Con 68 años no tengo ya edad de estar viviendo esto. Necesito insulina y tomo pastillas para poder dormir desde que murió uno de mis hijos», relata con pesar. En la primera DANA, lo que más miedo le daba era perder las pertenencias de su hijo. Esta vez se le han mojado varios papeles que él guardaba en un armario. «Todo en mi casa está mojado», apostilla. Fue un día duro, sobre todo a partir de la tarde/noche, cuando la lluvia apretó.
En el piso de enfrente de Josefa abre la puerta Mónica, que vive junto a su marido y sus tres hijos, a los que ha tenido que llevar con la abuela. «Este no es sitio ahora para vivir», recalca. En la última tormenta se libró de las goteras, pero esta vez el agua se ha filtrado. «Veía que no paraba y me preguntaba: ¿Hasta dónde va a llegar?», confiesa Mónica, que declinó ir al hotel. «¿Cómo me voy a ir y dejo la casa? Cuando venga ya no quedaría nada», insiste. Unas familias que solo esperan que llegue pronto el lunes y las obras comiencen y acaben cuanto antes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión