«Pinchar a una persona es un delito castigado con penas de seis meses a tres años de cárcel»
El experto, que recuerda que pinchar constituye un delito de lesiones, no cree que esta nueva modalidad de agresión desplace a la burundanga y pide no bajar la guardia
Hablar con José Antonio Lorente de los pinchazos a mujeres que se están registrando en conciertos y salas de fiestas en todo el país es ... hacerlo con una eminencia en la vertiente legal de la Medicina. Y también, una tranquilidad. Por ahora, como portavoz designado por la Consejería de Salud en esta materia, no tiene constancia de ningún caso positivo de inoculación de sustancias que provoquen sumisión química, ni de que a estas agresiones –son un delito– les haya seguido un abuso sexual. Además, cree que, aunque se sigan registrando asistencias sanitarias por pinchazos –este miércoles se dieron las dos primeras en Granada–, el fenómeno se irá diluyendo. Eso sí, no hay que bajar nunca la guardia; es la mejor prevención.
–¿Cuáles son sus funciones como portavoz de la Junta en el asunto de los pinchazos?
–Las funciones son muy puntuales y limitadas a ser un canal de información entre el SAS y los medios de comunicación y lo que ellos publican en el tema específico de los pinchazos. Este asunto es un problema más médico legal, médico forense, que puramente clínico.... gracias a Dios. ¿Por qué? Porque no se han dado casos de pinchazos donde se hayan detectado tóxicos ni donde haya habido una sintomatología para que tener que ingresar a una persona en Cuidados Intensivos. Es un problema más de enfocar correctamente el asunto: hay que denunciar, ir al hospital o al centro de salud, para que se pongan en marcha todos los protocolos necesarios para comunicarlo a la Guardia Civil, a la Policía, al Juzgado de Guardia... Así, mientras este tema esté por así decirlo en 'boga', pues estaré como portavoz de manera puntual.
–A fecha de hoy (por el miércoles, 8 de agosto), ¿cuántos casos hay registrados en Andalucía?
–En Andalucía, justamente hoy, el total de casos atendidos en Andalucía es de 63 y por primera vez aparecen dos casos en Granada, que era la única provincia andaluza, junto con Jaén, donde no habían aparecido casos. La provincia que más acumula es Cádiz, muy por delante de las demás, pues tiene unos 30 casos frente a los nueve que figuran en Sevilla.
–¿La comunicación de esos casos cómo le llega a usted?
–Vía SAS, que recibe los datos de hospitales y centros de salud. Como dijimos antes, esto es un asunto clínico y médico legal. Si a una persona le pinchan o cree que le han pinchado y, a partir de ese pinchazo, cree que le han podido inyectar algo, es un problema clínico. Primero acude, como debe ser, a un hospital o a un centro de salud. Llega el paciente, que lamentablemente en estos casos están siendo mayoritariamente mujeres, por lo tanto llega la paciente y se hace una intervención integral. Muchas veces llegan con un estado de excitación y agitación, incluso llorando, porque creen que les han pinchado algo, y se les da un tratamiento primero clínico, para tranquilizarlas. Luego, la segunda parte consiste en buscar datos objetivos sobre el pinchazo; localizar la zona donde lo haya: el brazo, el muslo... Esto es difícil, porque todos sabemos que pinchar con una aguja o con un alfiler puede casi que no dejar ningún rastro. Pero bueno, un médico siempre tiene una lupa, y el médico usa luz y lupa y normalmente siempre va a ver rastro de algo. Puede haber algún pinchazo que realmente no deje ningún tipo de huella, si se produce por ejemplo en un lunar, pero normalmente no es así. Si ha estado mal hecho, si no se ha hecho perpendicular, sino inclinado, deja un pequeño hematoma y se visualiza mejor. A partir de ahí, sigue todo lo demás.
–Cuando se comunica un caso, ¿qué protocolo se sigue?
–Esta es la segunda parte tras la atención clínica: el protocolo médico legal, que se sigue en todo centro hospitalario o centro de salud. En Andalucía está perfectamente regulado por el Decreto 3/2011 y la Orden de 4 de junio de 2019, y la emisión del parte de lesiones al juzgado de guardia es una obligación irrenunciable para el médico de acuerdo a los artículos 262 y 355 de la Ley de Emjuiciamiento Criminal. Si se dan las circunstancias especificadas en las normas y leyes mencionadas, se debe hacer el parte de lesiones.
–¿Y lo siguiente?
–La tercera actuación es tratar de buscar tóxicos en muestras de sangre y de orina. Todo tóxico o fármaco pasa a la sangre, por la sangre se distribuye y nuestro cuerpo detecta el tóxico como algo ajeno y lo que hace es eliminarlo, básicamente por la orina. Por lo tanto, el lugar ideal para estudiar tóxicos es la orina, no la sangre. ¿Por qué? Porque inmediatamente cuando una sustancia pasa a la sangre empieza a metabolizarse y eliminarse por la orina y, en segundo lugar, porque es mucho más fácil estudiar la sustancia o sus metabolitos en la orina, que es un líquido muy limpio comparado con la sangre, que tiene una composición muy compleja.
–¿En alguno de los casos se han detectado sustancias tóxicas que provoquen sumisión?
–Hasta ahora en Andalucía no se ha detectado ningún tipo de sustancia.
–¿Esos pinchazos se están realizando mediante alfileres, mediante agujas o mediante inyecciones?
–Eso no se ha podido determinar, porque realmente lo que se ve es el pinchazo. Al no haberse detectado ningún tipo de restos de tóxico ni en sangre ni en orina –en los hospitales básicamente hacen un cribado en orina–, puede ser por tres razones. Una, porque haya un pinchazo sin inyección o inoculación de ninguna sustancias. Dos, porque haya un pinchazo con inyección o inoculación en una dosis tan pequeña que no se pueda detectar. Y tres, porque la paciente acuda tarde al hospital –hay quien ha tardado tres o cuatro días– y cualquier tipo de sustancia que se pudiese haber inyectado se haya eliminado ya totalmente.
–¿Cuánto tiempo permanece una sustancia tóxica en el cuerpo ?
–Depende mucho del tipo de sustancia, no se puede ni debe generalizar. Hay una gran variabilidad; se utilizan muchas sustancias: hipnóticos, sedantes, anestésicos, ... Normalmente las sustancias que menos tiempo están aproximadamente unas 24 o 36 horas. Hay otras que tienen un metabolismo más lento y que se pueden detectar hasta 72 horas después. Por cierto, hay una sustancia que está relacionada con la gran mayoría de intentos de sumisión vía oral y que es la más frecuente: el alcohol, el etanol. El beber en exceso es la principal sustancia que facilita la sumisión, pero como es algo tolerado la gente no se entera.
–¿Tiene un efecto más rápido una sustancia que se inyecta que se toma por vía oral?
–De manera genérica, el efecto rápido de verdad, que ya lo saben bien los anestesistas, es el intravenoso. La inyección intramuscular puede ser tan rápida como pueda ser la bebida. ¿Cuánto tiempo tarda? Volvemos a lo de antes: dependiendo del tipo de sustancia. Normalmente una sustancia en una dosis adecuada y pura, no una mezcla de, puede comenzar a hacer algún tipo de acción a partir de los quince o veinte minutos. Pero va a depender de la cantidad que se inyecta y dónde se inyecta, porque la velocidad de absorción desde el músculo a la sangre no es constante en todas las zonas musculares.
–¿De los más de 60 pinchazos que le han comunicado, alguno ha ido aparejado a una agresión sexual a la víctima?
–No tengo esos datos oficialmente, pero por lo que me han informado, no.
–¿Cree que la alarma social que se ha generado está justificada?
–Creo que la alarma social que se generó estaba justificada en una primera fase para alertar de que estaba pasando esto y que, a partir de ahí, se tomasen todas las precauciones necesarias por parte de potenciales víctimas (ir en grupo, no ir sola al baño...). Y creo que no hay que criminalizar al sector del ocio nocturno, porque siempre han estado preocupados por la seguridad, y porque han incrementado las medidas de vigilancia y me consta que han puesto más vigilantes con uniformes y contratado a personal de paisano, que han colocado más cámaras de vídeo. A partir de ahora, teniendo en cuenta los datos objetivos que tenemos y que el número es bajo si se tienen en cuenta las miles de mujeres que han podido salir estos días a fiestas en Andalucía, ya que la gente sabe que hay que ir al médico, lo demás es darle vueltas a algo que fue importante en su fase inicial. Se asoció mucho la sumisión química a través de un pinchazo con posibles delitos contra la libertad sexual, cuando desde el punto de vista criminal es muy poco rentable. Yo todos los casos de sumisión química a través de un pinchazo que he estudiado, visto o leído, mayoritariamente son de fuera de España y han estado siempre asociados a trata de personas, a secuestros y a poco más...
–¿Temen un efecto llamada?
–Considero que el efecto llamada ya se produjo en su momento, hace una semana, cuando empezó todo esto. Un efecto llamada que consiste en que hay pocos casos, se denuncian e inmediatamente se disparan prácticamente por todos los lugares de España. Esto es un delito de lesiones, pinchar a una persona es un delito del artículo 147 del Código Penal, castigado con penas de seis meses a tres años de cárcel, y si hay algún tipo de agravante, que puede haberla, pues todavía más. Esto no es una broma, es una broma macabra criminal. Como la alerta tras los primeros casos era que andaban pinchando a las chicas, hay gente perversa que intenta hacer algo así pero en plan payaso. Yo creo que ha habido mucho de esto y que ya está controlado.
–¿Los pinchazos están desplazando a la burundanga? ¿Hay que despreocuparse ya de los vasos?
–El pinchazo no está desplazando a la burundanga o a otras sustancias que se añaden a la bebida, la llamada sumisión química oral, sino todo lo contrario. Sigue siendo más peligroso descuidar un vaso con bebida al que le pueden añadir algo, que un posible pinchazo. Por ello creo que se debería de lanzar el mensaje correcto: hay que prestar mucha más atención ahora al exceso de alcohol y a que se pueda añadir algo a una bebida y controlarlas muy bien. Porque esto puede ser una especie de cortina de humo y que esté todo el mundo mirando a que me pinchen o no, y tener víctimas a las que les estén añadiendo algo en la bebida.
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