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Las asociaciones se quejan del «deterioro» que pueden provocar las visitas al cauce del río Darro. RAMÓN L. PÉREZ
Piden prohibir el paso al cauce del río Darro, en Granada, para frenar su deterioro

Piden prohibir el paso al cauce del río Darro para frenar su deterioro

Vecinos y ecologistas aseguran que se ha convertido en «un parque de atracciones»

PILAR GARCÍA-TREVIJANO

GRANADA

Domingo, 7 de julio 2019, 01:23

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Seis asociaciones se unen a la propuesta de la Plataforma 'Por los senderos del Darro' para salvar el cauce fluvial y evitar el «continuo desgaste» provocado por el paso y uso de personas y okupas a lo largo de su recorrido desde la Fuente del Avellano hasta Plaza Nueva, zona de su embovedamiento. Ecologistas en acción, la asociación de protección del patrimonio Oppidum Eleberis, la agrupación de vecinos del bajo Albaicín, Vega Educa, Salvemos la Vega y Ateneo de Granada se unen a la plataforma en defensa del río y piden que «se blinde» y constituya como Refugio Fluvial para su regeneración, conservación ambiental, y disfrute sostenible de vecinos y turistas.

Una pequeña abertura en los muros que protegen el Darro a su paso por el paseo de Los Tristes ha abierto la veda para que se convierta en «un parque de atracciones». Los visitantes invaden el cauce para hacer picnics, pasear a los perros, pescar, hacer sus necesidades o lavarse el pelo. La puerta de entrada, situada entre a la cuesta del Rey Chico y la parcela del hotel Reuma, es una cuesta escarpada en medio del tajo, constituida por el río a su paso, que no disuade a los transeúntes de bajar y mojarse los pies en el agua. El intrusismo que sufre el Darro se ha vuelto más frecuentes en los últimos años. El buen tiempo y el verano no es clemente con la ribera. Cada vez es más usual ver a las personas 'caminar sobre las aguas' o tomar el sol ataviados con bañadores y toallas, acciones que están prohibidas por las ordenanzas municipales, pero que aisladas no repercuten de forma negativa en el lecho del río. Sin embargo, el efecto llamada hace que de las miles de personas que pasan a diario por el paseo de Los Tristes, sean muchos los que imitan estas actitudes y se animan a bajar.

El aumento de la actividad en los bordes del río hizo saltar las alarmas de la plataforma, que desde hace dos años fotografía la intrusión de los viandantes y hace seguimiento a las especies que allí moran y ponen sus nidos. Especies como la trucha, que reconquistó el Darro hace unos años después de haber desaparecido desde mediados del pasado siglo. La pesca era una práctica vana en el tramo urbano del Darro hasta el pasado mes de marzo, cuando la asociación pilló in fraganti a varios pescadores. La Junta de Andalucía asegura que el Darro, al ser un río calificado como de baja montaña, se ciñe a la normativa general que indica que la pesca sólo está permitida en los periodos habilitados, aunque la población de truchas es una especie protegida y en peligro de extinción.

La regeneración ambiental del tramo urbano del Darro podría verse frenada por la actividad humana en las orillas de la colina de la Alhambra. La trucha común no es la única especie que vuelve a surcar el agua. Junto a la población piscícola, se da la reciente aparición de especies autóctonas salvajes como es el caso de los patos ánades reales. La plataforma detectó un nido junto al río, debajo del puente Cabrera y le preocupa que los transeúntes acaben con ellos desintencionadamente.

Además del impacto ambiental, a la plataforma le preocupa la okupación. Consideran que los asentamientos ilegales en las cuevas de la Fuente del Avellano son un riesgo para las personas por los posibles incendios y los desprendimientos habituales en cuevas y laderas durante la época pluvial. Instan al cumplimiento de la legislación y al desalojo de las cavernas y asentamientos para el caso del Darro Periurbano que es un Bien de Interés Cultural (BIC).

Tiran objetos

El peligro se extiende al tramo de río que ocupan los bañistas. Por eso las asociaciones piden el cierre del paso al río y carteles que alerten de la prohibición de acceso a las riberas, ya que al encontrarse situadas bajo los pretiles de la Carrera del Darro y del paseo de los Tristes, el riesgo de caída de objetos es evidente, además de que alteran de forma grave el equilibrio del ecosistema.

La inseguridad bajo el pretil está clara cuando cada día los operarios de Inagra retiran numerosos objetos arrojados desde la calle. La decisión de prohibir el paso al cauce del río recae en la Conferencia Hidrográfica del Guadalquivir. La CHG es la que tiene la última palabra y las competencias del lugar.

A pesar de ello, si la Policía Local tiene constancia de alguna de ellas, se dirige allí, las disuelve y pone las pertinentes multas.

La normativa municipal recoge en el artículo 84.2.15 la prohibición expresa de bañarse, lavarse o pescar en las fuentes, los estanques u otros espacios acuáticos no autorizados expresamente para ello y que conlleva una sanción económica de 251 euros.

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