Piden las penas más duras de la historia judicial de Granada por el crimen de los Yesos
El fiscal reclama la prisión permanente y 60 años más de cárcel para dos de los acusados por un doble asesinato, agresión sexual y torturas, entre otros delitos
La tarde del 20 de abril de 2022, José fue cruelmente torturado y degollado en un cortijo de su propiedad ubicado en Los Yesos, un ... anejo de la localidad granadina de Sorvilán. Su pareja corrió la misma suerte: después de ser violada, le cortaron el cuello.
Cuatro jóvenes residentes en la zona fueron detenidos horas después y encarcelados por su presunta participación en el doble crimen de Los Yesos. Dos de ellos, a los que la fiscalía provincial considera autores materiales de esas atrocidades, se enfrentan a las penas más duras de la reciente historia judicial de Granada: la prisión permanente revisable y otros 60 años más de cárcel, según detalla el escrito de acusación del ministerio público al que ha tenido acceso IDEAL.
Para los otros dos encausados reclama 62 años de presidio, pero sin la reclusión permanente, que es el castigo más severo que se puede aplicar en España.
La relación de cargos que pesan sobre los cuatro investigados es la siguiente: asesinato, detención ilegal, robo con violencia en casa habitada, agresión sexual, lesiones y tenencia ilícita de armas.
Además, uno de los sospechosos, al que la fiscalía señala como la persona que llevó la voz cantante en el macabro suceso, también está procesado por conducir sin carné la furgoneta en la que trasladaron los cadáveres de las víctimas para deshacerse de ellos arrojándolos por un barranco cercano.
Maniatados con cinta adhesiva
El relato de lo que ocurrió aquel 20 de abril de 2022 en el cortijo de José estremece y espanta. Lo que, en principio, iba a ser un robo acabó en una carnicería.
Presuntamente, los cuatro imputados llegaron alrededor de las siete de la tarde a la finca. Iban encapuchados y con vestimentas de color oscuro. Portaban dos machetes, un revólver y una «pistola artesanal». La fiscalía precisa que no era la primera vez que habían intentado desvalijar la propiedad de José.
En la vivienda no había nadie. Los acusados, según la fiscalía, forzaron una ventana y accedieron al interior del inmueble. Llevaban las manos enguantadas para no dejar huellas y se dedicaron a rastrear la finca.
Cuando llevaban una hora dentro del cortijo, llegó José al volante de su coche. Los intrusos «salieron a su encuentro» y, tras amenazarle con sus armas, lo introdujeron a la fuerza en la casa, donde lo maniataron con cinta adhesiva y le sentaron en una silla. También le cubrieron la cabeza con una prenda de vestir. «Acto seguido, los acusados comenzaron a exigir –a la víctima– que les entregase dinero, a la vez que le agredían propinándole reiterados golpes con las manos y con los machetes», refiere el documento elaborado por el ministerio público de cara al juicio, para el que aún no hay fecha.
Veinte minutos más tarde, aparcó en el exterior de la finca la compañera sentimental de José. Instantes más tarde, los encausados, supuestamente, la inmovilizaron y la sentaron «espalda con espalda» con su pareja. «Desde ese momento, y durante más de hora y media, todos los acusados exigieron a (José), de forma muy violenta y bajo amenazas de muerte, que les entregase dinero o les dijese dónde lo guardaba, propinándole insistentemente golpes por todo el cuerpo, procediendo incluso a rodear su cuello con una cuerda apretándola a intervalos de tiempo con intención de asfixiarle», describe la fiscalía. De hecho, la víctima llegó a desmayarse al faltarle el aire.
Sadismo
La violencia iba en aumento y, siempre según la versión del ministerio público, dos de los asaltantes llevaron a la mujer a una habitación y la agredieron sexualmente, mientras los otros dos «asistieron complacientes» a las vejaciones «sin oponerse ni realizar ninguna actuación» para evitarlas.
Después, retomaron el suplicio de José con un sadismo inconcebible. «Aumentaron deliberadamente» su sufrimiento «con agresiones especialmente violentas y crueles, causándole con los machetes profundos cortes en las manos y en la cabeza, seccionándole prácticamente en su totalidad el pabellón auricular derecho, rociándole con pimienta la boca y los orificios nasales, llegando incluso a verter sobre su rostro una botella de lejía», recuerda la fiscalía el tormento que padeció el dueño del cortijo.
José, desesperado, seguía negando que tuviera dinero e imploró a sus verdugos que no le matasen. Los procesados no atendieron sus súplicas y lo degollaron con los machetes.
Cuando la víctima expiró, envolvieron el cadáver en un edredón y lo cargaron en la camioneta en la que se habían desplazado hasta la vivienda.
«No dejar testigos»
Tras el asesinato de José, los dos presuntos autores materiales concluyeron que no podían «dejar testigos» y también le cortaron el cuello a la mujer. Su cuerpo sin vida fue colocado, tapado con una manta, junto al de su pareja.
Tras limpiar el cortijo para borrar las huellas del doble crimen, se subieron a la furgoneta y se deshicieron de los restos de los fallecidos.
El botín consistió en dos teléfonos móviles, una radial, una lámpara, un aparato de aire acondicionado, unas zapatillas, ropa, comida, 120 euros y unos décimos de lotería.
Los cuatro supuestos participantes en el salvaje suceso fueron detenidos al día siguiente, el 22 de abril de 2022, en Sorvilán y Castell de Ferro. Desde entonces, están entre rejas. Todos sus esfuerzos para ocultar su rastro fueron inútiles.
Una vivienda ocupada en la localidad de Castell de Ferro
Dos de los cuatro sospechosos del doble asesinato de Los Yesos son de nacionalidad marroquí y no tenían regularizada su residencia en España, según el escrito de acusación de la fiscalía. De hecho, habían ocupado una vivienda en la localidad de Castell de Ferro, tal y como recogía el sumario del caso que adelantó IDEAL en su día. Los investigadores también desvelaron que uno de ellos había sido obligado a llevar una pulsera para los imputados por violencia machista.
Los otros dos encausados son de nacionalidad española.
La fiscalía culpa a los norteafricanos de ser los autores materiales de las muertes de José y su pareja, y a sus supuestos cómplices granadinos de asistir impasibles a la espeluznante tragedia del cortijo de Los Yesos.
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