«Con Pfizer no te crece el pecho. Quien quiera un aumento, tendrá que operarse»

Los enfermeros encargados de vacunar en la Feria de Muestras de Armilla (Fermasa), José Carlos Colmenero, Estefanía Rodríguez y Vanesa Requena, están sorprendidos por esta afirmación. «Lo del aumento del pecho es un bulo. La persona que quiera que le crezca, tendrá que operarse», dice Estefanía.

Con la llegada de las inyecciones, los andaluces empiezan a ver la luz al final del túnel en el que llevamos casi dos años . Pero, junto a la alegría de los ancianos, también han llegado las dudas, las preguntas y los rumores acerca del número de dosis y de las diferentes marcas de vacunas.

José Carlos, Estefanía y Vanesa coinciden en que las personas entre 30 y 60 años son las que están más conformes con la vacuna. Además, aseguran, «son también los más informados«. Actualmente, se están vacunando los jóvenes y adolescentes, quienes no temen a los efectos de la vacuna, sino a la aguja, «aunque muchos vienen tatuados de arriba abajo», bromea Estefanía. Frente a la indiferencia o pasotismo de los jóvenes, los adultos son más desconfiados. «Una señora, a la que se le había asignado AstraZeneca por su edad, pidió que se la cambiásemos y como le dijimos que no, se fue sin vacunarse», explica la enfermera. «Algunos ancianos intentaban convencerte de que le tenías que administrar la vacuna que su médico de cabecera les había prescrito, cuando una vacuna no se prescribe», cuenta José Carlos, aunque asegura que »casi todos los usuarios son muy educados y respetuosos«.

Los usuarios que van a vacunarse tienen muchas dudas acerca de lo que han escuchado o visto en las redes sociales, por lo que los enfermeros se encargan de aclarar sus dudas y de confirmar o desmentir determinadas informaciones. «Se les informa y se les recomienda leer la ficha técnica específica de cada vacuna, no solo ver lo que se comenta en las redes sociales», explica José Carlos Colmenero.

«Todos los que vienen es porque confían, si no no vendrían», asegura Estefanía, aunque reconoce que las noticias falsas que circulan en internet crean dudas y desconfianza. La leve molestia del pinchazo provoca preguntas como: «¿No me estarás inyectando aire, no?, o «¿seguro que me estás administrando la que me toca?, ¿no te estás equivocando?», sonríe la enfermera.

Vanesa Requena asegura que muchas dudas están provocadas por la cantidad de información que se ha dado sobre las vacunas y también el que haya diferentes marcas para una misma enfermedad, algo que no pasa solo con la Covid-19. «También hay varias marcas de vacunas para la gripe y la gente va a vacunarse y no pregunta cuál le han puesto», asegura Vanesa. En el caso de la Covid-19, todo el mundo cree estar al día de la efectividad y los diferentes síntomas que tiene cada vacuna «y por eso quieren saber cuál se les va a administrar», afirma la experta.

«Todo el mundo prefiere Pfizer», coinciden los enfermeros, que piensan que por el bombo y la fama que se le ha dado a esa vacuna. «Si la gente investiga un poco, comprobará que Pfizer y Moderna, son exactamente iguales», dice Vanesa, quien asegura que ambas tienen la misma efectividad.

Las personas que superan los 40 años son las que más ganas tienen de vacumarse con Pfizer», ya que AstraZeneca ha cogido muy mala fama y la gente no la quiere», explica Estefanía, «a pesar de que todas están aprobadas y probadas y son igual de válidas y legales», tranquiliza la enfermera.

«La verdad es que en general se quedan conformes con la vacuna que les toque», afirma José Carlos, quien considera que, al final, la sociedad necesita que llegue el fin de esta situación que se está alargando más de lo esperado.

Cada vez hay más dudas y más personas que cuestionan la efectividad de las vacunas y el interés con el que han sido creadas. La población ha pasado de los aplausos y los momentos de emoción de las primeras vacunas a negarse a vacunarse o mostrar indiferencia por el procedimiento «sobre todo para los más jóvenes», coinciden los sanitarios.

«Al principio, cuando empezamos a vacunar, la gente venía con muchas ganas, se emocionaban y todo era muy bonito», cuenta Vanesa, que asegura que comenzó esta andadura entre elogios, muestras de agradecimiento y momentos muy emotivos. «Ahora da un poco igual», comenta.

El miedo, los llantos, los aplausos, las gracias y la emoción de los primeros momentos se han quedado atrás. Los ciudadanos se han acostumbrado a vivir en esta pandemia, como nos acostumbramos a todo. Ahora el miedo y la inquietud se han reducido a una simple y generalizada indiferencia.