«Cuando estoy de pastor aprovecho para repasar apuntes»
Ángel Torregrosa Moreno, pastor y estudiante de Administración y Dirección de Empresas | «A la gente le impacta ver a mi hermana conduciendo un tractor; a mí me sorprende más eso que lo de que yo sea pastor»
Ángel Torregrosa Moreno (Benamaurel, 1997) está estudiando el último año de Administración de Empresas (ADE) en la Universidad de Granada (UGR). Si todo va bien ... y logra el diploma, en realidad habrá obtenido eso que ahora llaman un 'doble grado': ADE y pastoreo. Porque Ángel, al que sus amigos apodan 'Mochu' (de mochuelo) aunque ha olvidado el origen del alias, dedica sus fines de semana y las vacaciones a sacar al campo a un rebaño de cabras y ovejas allá en Benamaurel, en el norte de la provincia.
Visto desde fuera, el oficio de cabrero se asocia a sosiego, comunión con la naturaleza, paz... Pero Ángel desmiente el tópico: es una ocupación tan exigente, el ganado reclama una atención constante, que a él le ha servido para ser una persona muy activa.
De lunes a viernes se le puede ver en un aula de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UGR y los sábados y los domingos, ejerciendo de pastor en su pueblo natal. Como los superhéroes de Marvel, tiene una doble identidad. Y eso siempre despierta curiosidad. En este sentido, es normal que haya compañeros de Universidad que se interesan por los secretos del pastoreo, pero Ángel afirma que para él es mucho más llamativo y 'revolucionario' que su hermana conduzca un tractor. Yno le falta razón.
–¿Cómo se compaginan dos cosas tan aparentemente alejadas como el pastoreo y los estudios de Administración y Dirección de Empresas?
–Bueno, no es solo el pastoreo. Además de ayudar a mis padres con las cabras y las ovejas, también les ayudo con la tierra. Ellos ya van mayores y siempre les he ayudado. Procuro ir al pueblo cuando más trabajo hay. Plantamos alfalfa para tener alpacas ahora en invierno y dar de comer al ganado.
–¿Cuántas cabezas tienen?
–Unas 600 o 700 ovejas. Y también teníamos bastantes cabras, pero mis padres no pueden permitirse estar todo el día trabajando y nos quedarán unas veinte o treinta.
–Vamos, que lo de ser pastor lo ha mamado...
–Bueno, yo con los ovejas no he ido apenas, siempre ha estado con ellas mi padre. Yo he ido con las cabras y los carneros, los machos de las ovejas, que no pueden estar siempre con ellas porque las dejan preñadas. Así que ahora suelo sacar los carneros y las cabras: unos 180 animales.
–¿En qué consiste exactamente la función del pastor?
–Por las mañanas salgo temprano, las saco y estoy algo más de tres horas con ellas y, cuando veo que han comido, las encierro y les doy su agua. Después, vuelvo por la tarde y otra vez lo mismo. Solemos andar por 'El cerro', que es un sitio al que puede ir todo el mundo. Yya después por tierra en la que plantamos cebada para que coman.
–¿Hay que madrugar mucho?
–A ver, es mejor madrugar, aunque depende de por dónde las saques. Si las llevas a la vega, donde hay pasto, es mejor no ir muy pronto porque el suelto está todo mojado. Pero si hay que llevarlas a los cerros, puedes sacarlas temprano. Cuanto menos calor haga, mejor. En verano sí que hay que sacarlas temprano. Llego el viernes al pueblo y el sábado ya las estoy sacando. Aunque ahora lleve un mes sin hacerlo porque hemos estado labrando y limpiando las acequias...
–¿Le gusta ser pastor?
–Sí. De chico me gustaba menos. Cuando me decían que tenía que ir, ¡uffff! Pero ahora, conforme han pasado los años, me paso todo el verano trabajando allí y, cuando tengo que volver a la universidad en septiembre, empiezo a preguntarme que cómo estarán... Me acuerdo de ellas.
–¿Echa de menos al rebaño?
–No las echo de menos en el sentido de que prefiero estar aquí que allí, porque aquí se está más a gusto, pero sí me preocupo por ellas. Les pregunto a mis padres que cómo están, porque a veces hay peleas y se hacen daño.
–Que les ha cogido cariño, vaya...
–Sí, les he cogido mucho cariño, la verdad.
–¿Qué es lo mejor y lo peor de ser pastor?
–Lo peor, sin duda, es que no tienes ningún tiempo libre. No hay ningún día que puedas decir hoy no comen. Ylo mejor... A mí me ha hecho ser una persona que no puedo estar sin hacer nada. Perder el tiempo viendo la tele no me sabe bien. Siempre tengo que estar activo. Y eso te lo da ser pastor.
–¿Y la soledad?
–Ahora con los móviles no hay soledad. Cuando estoy de pastor aprovecho el tiempo para estudiar, repasar apuntes... Con las cabras se puede estudiar. Cuando era chico, empecé con ocho o nueve años, me entretenía con cualquier cosa,me peleaba yo solo con palos o los echaba al agua para hacer carreras...
–¿Se ha inventado alguna aplicación o algo por estilo para hacer más llevadero su trabajo o el pastoreo sigue siendo el cayado, el zurrón y los silbidos?
–Los silbidos sí, eso sí... Lo más moderno que he visto es una valla eléctrica que la pones en los límites del terreno que tienes y dejas a los animales con su agua sin tener que estar metiéndolos y sacándolos del corral. La valla está electrificada y no se acercan.
La última hora de Granada
–¿Por qué decidió estudiar Administración y Dirección de Empresas?
–Me llamaba la atención. Me gustaban varias cosas. A veces me arrepiento de no haber sido veterinario. Pero, vamos, lo que estoy haciendo me gusta. Quiero terminar y espero encontrar un trabajo. Es que estar todo el día en el campo es muy duro: el día, la noche, el frío, el calor... A lo mejor estoy más a gusto en una oficina. Quiero probar otra cosa. Es que el ganado te exige trabajar todos los días. Cuando mi hermano hizo la Comunión, mis padres se levantaron temprano, echaron de comer al ganado, pasamos un rato de Comunión y luego tuvieron que volver al lío. No hay Nochevieja, ni Navidad, ni Día de la Hispanidad...
Ahora tengo dos o tres proyectos pensados... También me gustaría ser escritor.
–¿Qué escribiría?
–Me gustan las novelas de misterio, de detectives... He leído todos los libros de Sherlock Holmes. También me gusta la fantasía épica: Juego de Tronos, El Señor de los Anillos...
–¿Conocen sus compañeros de clase su doble vida?
–La mitad de la gente de mi edad del pueblo también tiene que trabajar además de estudiar. No soy yo solo ni de lejos. Tengo amigos que tienen que ir a la aceituna y luego no les quedan fuerzas para estudiar. Mi hermana también trabaja y estudia... Como es una mujer, a la gente le impacta verla conduciendo un tractor. A mí me sorprende más eso que lo de que yo sea pastor.
–¿Se ve en Benamaurel dentro de cinco o seis años?
–Me gusta estar en el pueblo. Cuando voy, lo intento aprovechar al máximo.
–¿No le está afectando la epidemia de la España 'vaciada'?
–No, no noto que la gente se esté yendo. No está lejos de Baza y Granada pilla a una hora y poco. Aquí se vive muy tranquilo. Hay gente que se va, pero también otra que encuentra trabajo y se queda.
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