«Pasé de pedir comida a ser empresario»
«Un voluntario de la asociación Integración para La Vida me enseñó a emprender y a preparar un proyecto para ponerlo en marcha»
Jorge se mira al espejo y no se reconoce. Y no es porque se haya hecho una operación de cirugía estética. Lo que ha cambiado ... es su vida y sus circunstancias. Hace un par de años, él y su familia numerosa (tiene tres hijos) estaban en una situación límite. Su salario era el único dinero que entraba en la casa. Se dedicaba a pulimentar y abrillantar suelos y antes había sido peón, pintor... Tiraban a duras penas. Pero los encargos empezaron a fallar y Jorge y los suyos entraron en crisis. Era un empleado precario. Jornadas interminables y sueldo pírrico. Y, a veces, ni eso. Su economía estaba en caída libre. No es una exageración. La nevera era un erial. Jorge necesitaba un empujón y se acercó a pedir comida a la sede granadina de la organización no gubernamental Integración para La Vida (Inpavi), que cuenta con el respaldo económico de la Fundación la Caixa.
A partir de ahí comenzó la metamorfosis de Jorge. Además de proporcionarle los alimentos, un voluntario de la asociación que es empresario se convirtió en una especie de tutor del recién llegado. «Me enseñó a emprender, a preparar un proyecto y a aprender una serie de habilidades para ponerlo en marcha», recuerda Jorge.
Con los conocimientos adquiridos y los ánimos que recibió, Jorge dio el paso y empezó a trabajar por su cuenta. Se independizó. «Me hice autónomo y ahora soy un pequeño empresario. Y, dentro de lo que cabe, no me va mal. Sigo en lo mío, en el abrillantado de suelos y hay tarea. No es como antes, pero no me puedo quejar. Con lo que gano ya sí me da para mantener a la familia. Incluso alguna vez he podido emplear a alguien para que me ayudase, pero por poco tiempo. Espero que todo vaya a mejor y necesite a más personas», señala.
Su caso es un ejemplo de éxito de Inpavi, cuya filosofía podría resumirse con el proverbio que afirma: «Dale un pez a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá siempre».
«Ayudamos a las familias que están en riesgo de exclusión social para transformar sus situación. Lo primero es atender las necesidades físicas: comida, ropa, calzado..., para luego trabajar en su inserción sociolaboral. También ayudamos a los padres y madres a mejorar las conductas de sus hijos, a poner límites...», enumera Mari Córdoba, responsable de Inpavi en Granada.
Jorge da fe de que se puede. «He pasado de pedir comida a ser empresario. Aún no me lo creo. Lo pienso y no me lo creo», concluye con un tono de sincero asombro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión