Paquirri pasa por Enfermería tras un fuerte golpe de un toro en los genitales en el festival taurino Granadown

Fue esta la única incidencia de una buena tarde de toros en la vigesimotercera edición del festival a beneficio de la Asociación Síndrome de Down, celebrada ayer tarde en la Monumental de Frascuelo, a la que sólo le faltó una cosa: una mayor respuesta por parte de los aficionados, que llenaron en su tercera parte el coso capitalino.

La programación, este año, de la tradicional cita a estas alturas del calendario, solapada por el efecto José Tomás y su proximidad al ciclo ferial, las altas temperaturas, el mayor movimiento en las costas y su coincidencia en un mes prolífico en celebraciones familiares parecerieron darse la mano para que la taquilla se resintiera un poco.

La generosidad se tuvo que ver,por contra, por otos cauces, menos cuantificables, pero no por ello menos importantes: los del arte, la emoción y el altrutismo de todos los que se dieron cita en este festival. Tras el paseillo, que contó con la colaboración de la yeguada Gran Ducado, con dos maginificos ejemplares de PRE y el tradicional y entrañable posado de los responsables, alumnos y colaboradoresde Grandown con los participantes, la tarde comenzó a dejar momentos estelares de la mano del rejoneado Leonardo Hernández. Las dos orejas que paseó el extremeño premiaron una labor llena de garra y dominio ante un novillo que comenzó tomando posiciones en el tercio, pero fue a mas y le permitió lucirse en los cites de lejos , en los quiebros , en tres cortas al violín y en la rosa, antes de hundir el rejón de muerte.

La redondez también se vivió de forma intensa en las faenas de Javier Conde , del novillero Javier Blanco y, muy especialmente, en la del ídolo local David Fandila 'El Fandi'. El granadino se ganó los máximos trofeos del quinto, al que sacó todo lo que tenía, pese a parársele en alguna que otra ocasión. Sobrado de sitio y poderosísimo en todos los tercios, saludó con dos largas, lanceó con relajo a la verónica, se gustó en un quite por lopecinas, volvió a marcar las distancias con los rehiletes y se fajó en la muleta con el ejemplar ya muy entregado. Sensacional la estocada con la que culminó su labor.

El recuerdo al desparecido Enrique Morente estuvo especialmente presente en la faena de Javier Conde. El emotivo brindis a su viuda, Aurora Carbonell, y las miradas al cielo como prólogo y remate de su quehacer impregnaron de aún más sentimiento la inspirada y arrebatada faena del malagueño. Cortó una oreja.

La presentación en Granada del novillero salmantino Javier Blanco fue una gratísima sorpresa para el cierre del festejo. Convenció por sus excelentes maneras y por su valor. De ahí que incontestable el doble trofeo que paseó.

Tan sólo se fue de vacio Finito de Córdoba por el mal uso de los aceros. Tampoco le había ayudado la flojedad de su astado, con el que sólo pudo dejar destellos de su incuestionable clase.