El Palacio de Congresos, cortado a peatones por la cumbre europea

Los granadinos sólo pueden darse media vuelta cuando alcanzan el Parque Sur de Bomberos por la Avenida Fernando de los Ríos. Numerosas vallas y varios furgones de Policía impiden el paso de los peatones, muchos sorprendidos por la prohibición de la cumbre. «¿Cómo llego a San Antón?», pregunta una señora. «No somos de aquí, pero debería bordear el río», responden la mayoría de agentes, que han venido a Granada a proteger a cerca de cincuentena mandatarios internacionales. Aquellos que recalarán cómodamente en el Palacio a bordo de su vehículo privado mientras charlan con su chófer en mitad de una vía vacía. Sin la amenaza de algún 'malafollá' que llegue tarde a la oficina.

El corte se extiende por el Paseo del Violón y afecta a todo el perímetro de la sede de la cumbre. Únicamente los agentes se apiadan de los residentes de un bloque de pisos colindante a Parque de las Infantas, donde unos chavales golpean la pelota como en la final de la Champions, otra cumbre europea. ¿Cómo habrán llegado hasta ahí si no es con un caño para regatear a tanto policía? Lo pensará el propietario de la farmacia de dicha urbanización. Abierto pese a las prohibiciones de movilidad.

Los viandantes siguen llegando y dándose de bruces con la negativa de la Policía. «Es que voy ahí al lado», «si solo puedo cruzar por aquí», «tengo que dar mucha vuelta»... No hay pero que valga. Granada está de cumbre y se tiene que notar. Media vuelta, volver tras los pasos y aquí no hay nada que ver. Así será al menos hasta la tarde del próximo viernes 6, momento en el que se dará por concluida la cita continental.

Se marcharán entonces las alrededor de cincuenta delegaciones participantes a sus países de origen. También gran parte de los 5.000 efectivos de Guardia Civil y Policía que luchan cada día por garantizar la seguridad en Granada durante el evento. Momento en el que la capital recuperará la normalidad. El gran momento cumbre parsa vecinos, negocios y paseantes.