Pablo García y las 'puertas giratorias'
CRÓNICA POLÍTICA ·
El delegado del Gobierno de la Junta dejará hoy, tras siete meses, la presidencia provincial del PP, aunque se maneja que sea compensado con otro cargo orgánico de nivel;incluso, en la dirección nacionalQuico Chirino
Domingo, 20 de septiembre 2020, 00:29
En julio, cenaron en un restaurante en la zona de Melchor Almagro el hasta hoy presidente provincial del PP, Pablo García, con el senador y ... alcalde de Güéjar Sierra, José Antonio Robles, y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, como testigo. García y Robles simbolizaban dos corrientes dentro del partido llamadas a repartirse el poder más que a disputárselo. De hecho, ambos lo habían hablado en alguna ocasión:«Si tú eres el uno, yo soy el dos». Y a la inversa.
Pablo García llegó a la presidencia de manera azarosa, tras la dimisión a final de enero de Sebastián Pérez. Casi al mismo tiempo que Robles se distanciaba del que fuera presidente del partido durante quince años. El entendimiento en aquella cena fue imposible, aunque se pusieron varios nombres aparentemente de consenso sobre la mesa para que asumiera la secretaría provincial, vacante desde febrero; entre ellos, los de los parlamentarios Rafael Caracuel y Ana Vanessa García. Luego estuvo el de Luis González e, incluso, el de Francisco Rodríguez, que finalmente será el presidente.
Ha pasado desapercibido que, en su renuncia, Sebastián Pérez nombró in voce para ese puesto al concejal de la capital Francisco Fuentes.
El partido ha estado este tiempo sin estructura, sin que se convoque siquiera una junta directiva tras echarse encima el estado de alarma y la desescalada. Todo se aplazó al inicio del curso político y, en otras circunstancias, no habría sido tarde.
El acuerdo entre los dos sectores del PP granadino era imposible. Porque uno decía seguir instrucciones de Madrid y el otro las indicaciones de Sevilla; y los dos caminos no se cruzaban en ninguna parte. Pero mientras en Granada debatían, Elías Bendodo y Teodoro García Egea también compartían cenas este verano, tanto en Murcia como en Málaga, y hablaban del futuro del partido en Andalucía.
Uno de los puntos que más preocupan es Granada, donde en las últimas elecciones el PP ha perdido fuelle en entornos clave como la capital o el Área Metropolitana, determinantes para volver a tener opciones de recuperar la Diputación. Génova quería abrir una nueva etapa que alejara en el espejo retrovisor todo lo posible a Sebastián Pérez. Y de manera inoportuna, a Pablo García le pesaba haber sido su último secretario general. La inmensa mayoría de los cargos institucionales del PP granadino han tenido –inevitablemente– alguna responsabilidad orgánica con el expresidente.
Génova conoce todos los entresijos del partido en Granada. No se le escapa ni la fotografía más ingenua en redes sociales y se entera de cualquier cónclave. No hay que olvidar que el diputado Pablo Hispán es jefe de gabinete de Pablo Casado. Fue Madrid, con el conocimiento y participación de Elías Bendodo, quien decidió el 3 de septiembre que el margen se había acabado. La reunión definitiva en Génova se produjo el día 9. La decisión estaba tomada y sólo quedaba articular la forma y buscar el momento. La dirección nacional ha dado algo de margen a Pablo García para que dirigiera el cambio y evitar montar una gestora. Entre otros motivos, porque sabe que las decisiones que ha tomado –y las que no– tampoco se le pueden atribuir en exclusiva. Pablo no ha ido por libre. También, que continuará como delegado del Gobierno de la Junta y sería temerario someterle a un desgaste inmerecido. Y que, además, es alguien que contará para el futuro del partido. De hecho, no hay que descartar que tenga cargo orgánico en la dirección nacional.
A partir de hoy, la presidencia del partido recaerá en el alcalde de Alhendín, Francisco Rodríguez, persona ubicada en el entorno de José Antonio Robles –que no estará formalmente en la cúpula provincial–, pero en armonía con el resto del partido. Su futuro número dos, Jorge Saavedra, está en el grupo de la Junta.
Una nueva etapa en la que el partido quiere recuperar votos y también algunas caras conocidas que se despegaron de la dirección provincial. Por ejemplo, el que fuera portavoz en Diputación cuando gobernó el PP, José Torrente.
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