Optimismo entre los restauradores de Granada tras el fin de las restricciones

«Estamos muy contentos. Volvemos a poder trabajar como antes de la pandemia; es definitivamente un gran paso», dijo Gregorio García, presidente de la Federación de Empresas de Hostelería y Turismo de Granada. «A partir de ahora cada establecimiento podrá trabajar como bien le parezca. De la pandemia nos quedamos con la única normativa de trabajar con sentido común», añadió. «Es un buen momento además. Tal vez en unas cuantas semanas entre el frío en Granada, y entonces poder volver a usar el interior al 100% va a ser de gran ayuda».

El único punto negativo para los hosteleros siguen siendo los ERTE, que muchos habían tramitado ya para parte de sus plantillas, pero que sin restricciones para el sector, no pueden seguir con ellos activos, lo que genera algunas quejas.

Joaquín León tenía el calendario expuesto detrás del bar marcado con una gran equis roja. «Tenemos la fecha marcada. Y esperamos que se quede así y que no tengamos que volver atrás», exclamó el hostelero. Ahora su equipo se prepara para afrontar los meses previos a las navidades, que «siempre son algo flojos», contando al menos con mucha más flexibilidad que antes. Han quitado las mesas que pegaron a la barra del bar, y ahora el establecimiento recupera su ambiente más puro. «Eso sí, hay que saber que las terrazas han llegado para quedarse», concluyó León.

En Entre Brasas, en la calle Navas, Nuria Schlesinger, responsable del establecimiento, también se alegró ayer de la vuelta a la normalidad para los bares. «Mis padres son también autónomos, y ellos están aún más contentos que yo. Vamos a volver por fin a trabajar a un ritmo 100%. Casi que me entran sudores de pensarlo», bromeó la joven hostelera.

Algunos camareros anónimos de la calle Navas comentaban por lo bajo que «ya se acabó lo de trabajar tranquilos: volvemos a estar a tope». José Manuel Palma, encargado de Oliver, en la plaza de la Pescadería, explicó que en su negocio han decidido ir a su propio ritmo. «Los clientes han cambiado de costumbre. Y nosotros también. No creo que vayamos a trabajar enseguida como antes, sino que vamos a hacerlo poco a poco». Un ejemplo son las mesas que han dejado pegadas a la barra. «Nos hemos acostumbrado a trabajar con ellas, y los clientes también. Creemos que les ofrecemos un mejor servicio así. Más pausado, menos frenético. El cliente come más», añadió Palma. Lo dicho, volver a la normalidad, pero poco a poco, y con la tranquilidad de antes.