«El daño emocional en los menores no es visible al momento»
Granada.ONG ·
Concha Moliner lleva 18 años al frente de los Equipos de Tratamiento Familiar (ETF) atendiendo a menores en situaciones de desprotecciónRosa Soto
GRANADA
Miércoles, 27 de febrero 2019, 15:20
La oficina es amplia y está llena de luz, pero también de papeles, archivadores y carpetas donde se guardan los expedientes de niños y familias ... cuya situación personal y socioeconómica fuerza a los Equipos de Tratamiento Familiar (ETF) del Ayuntamiento de Granada a estar pendientes de su evolución, todo en busca del bienestar e interés del menor de edad. Concha Moliner lleva al frente de esta sección desde que se puso en marcha hace 18 años y a lo largo de todo este tiempo ha tratado, junto a sus compañeros que conforman un equipo multidisciplinar, centenares de casos de diversa índole en los que la salud psíquica y física de los pequeños se veía comprometida.
«Concienciar sobre la importancia de los buenos tratos en la infancia sigue siendo una asignatura pendiente». Esta es la principal conclusión que destaca Concha tras años de experiencia luchando por una infancia sana, saludable y feliz de niños de familias desfavorecidas o desestructuradas y es que muchas veces el bienestar emocional queda relegado a un segundo plano y sólo se tiene en cuenta el estado físico. De ahí que considere que haya que «mejorar la visibilidad de los niños en cuanto al daño que les producen las situaciones familiares adversas», ya que el «daño emocional en los menores no es visible al momento, salvo las situaciones de maltrato físico». A modo de ejemplo, Concha cita el abandono emocional que «no se visibiliza inmediatamente», pero luego «aparecen dificultades posteriores en el desarrollo y problemas de conducta cuya génesis está en el cuidado inadecuado en la infancia».
Atención personalizada
Las familias no pueden acceder a este programa de forma directa, sino que lo hacen derivadas a través de la oficina de Servicios Sociales o los Servicios de Protección. Los ETF son equipos especializados que desarrollan el Programa de Tratamiento a Familias con menores en riesgo y están compuestos por profesionales de diferentes ámbitos como psicólogos, asistentes y trabajadores sociales y otros especialistas para atender todas las necesidades de padres e hijos. Estos expertos como Concha trabajan de forma personalizada con familias que tienen dificultades para cuidar y proteger adecuadamente a sus hijos por la propia historia personal de los padres o la merma de capacidades para afrontar su cuidado por falta de recursos para cubrir las necesidades básicas o que estén en situación de pobreza extrema. A este listado se añade la obligación de lidiar con situaciones de crisis, acontecimientos traumáticos o relaciones de maltrato.
El principal objetivo es ayudar a mejorar las condiciones de los menores y para ello hay dos modalidades de actuación. En primer lugar está la detección del riesgo social, que en caso de darse los profesionales trabajan para que el contexto familiar y el desarrollo del menor mejore. Sin embargo, si su bienestar se está viendo comprometido, desde el ETF proponen al Servicio de Protección de Menores que tome las medidas pertinentes y asuma su tutela hasta que el panorama familiar cambie a mejor. Desde que se pone en marcha esta medida, los profesionales hacen un seguimiento de la evolución de la familia y si es positiva se lleva a cabo la segunda modalidad: la reunificación familiar. El retorno a la unidad familiar se realiza siempre y cuando la mejora general del contexto pueda garantizar el bienestar del menor.
Equipo humano
Granada se convirtió en una de las primeras ciudades en ofrecer este servicio cuando lo implantó en el año 2001. Desde entonces, muchas otras con más de 20.000 habitantes han seguido la estela con el impulso de la Diputación de Granada. El éxito de estos servicios depende en gran medida del equipo humano que está pendiente de todo. «En estos casi 20 años hemos mejorado de forma sustantiva la forma de abordar las diferentes dificultades de las familias», reconoce Concha Moliner. La responsable de los Equipos de Tratamiento Familiar se muestra satisfecha cuando reconoce que han aprendido a «atender mejor a los niños», pero reconoce que todavía les queda «un largo camino por recorrer». En este sentido, lamenta que sigan habiendo «dificultades en muchos niveles» y la primera medida que destaca para seguir adelante es mejorar la coordinación institucional.
«Trabajar todo este tiempo en estos ETF me ha permitido profundizar y reflexionar sobre mi especialización y las personas, los niños a los que atiendo. Esto es algo que me permite crecer profesional y personalmente, ya que es una experiencia de enriquecimiento constante», admite orgullosa Concha. No obstante, toda actividad tiene también un lado no tan dulce, algo más amargo. «La intervención con menores en riesgo es muy compleja. La toma de decisiones no es fácil por la incertidumbre porque hay que tener en cuenta el daño al menor y cuál es la mejor opción para él», explica con calma, rodeada de dibujos de algunos de los niños que han dejado su huella en la oficina. De hecho, una sala adjunta se ha convertido en una ludoteca y biblioteca llena de juguetes, libros y colores para que los más pequeños se sumerjan en un mundo de fantasía durante el tiempo que dura la visita.
«Es un trabajo que requiere de mucha dedicación. Permanentemente tienes que estar valorando las posibilidades, pero todo se hace más llevadero gracias al trabajo en equipo», remarca Concha. Para esta mujer uno de los puntos más importantes es el aprendizaje diario que se da con las diferentes circunstancias con las que tiene que lidiar. Con una sonrisa y algo de modestia, cierra el encuentro con la siguiente reflexión: «Me gustaría haber contribuido a mejorar las actuaciones y, con ello, la situación de los niños. Creo que al equipo aporto el convencimiento de trabajar para hacer mejor nuestro oficio y compartir el conocimiento».
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