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Los vareadores aprovechan la jornada soleada para recoger la aceituna en las inmediaciones del Generalife. Jorge Pastor

Los olivos de Boabdil

Los 5.500 ‘lucios’, la variedad de la Alhambra, han dado esta campaña unos 2.000 kilos de oro verde. Los árboles, la mayoría centenarios, son vareados con métodos tradicionales por cuatro cuadrillas de jornaleros

Jorge Pastor

Lunes, 12 de febrero 2018, 00:53

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Son las nueve de la mañana en la Dehesa de la Alhambra. Al final del camino, armados con varas y embutidos en monos azules, aparecen ... José Luis, Salvador, José y Miguel Ángel, una de las cuatro cuadrillas encargadas este año de recoger los 5.500 olivos de la Alhambra. Muchos, centenarios. El sol luce esplendoroso allá por las altas cumbres. Hay que aprovechar. El fruto está maduro y hoy no llueve. «Aquí no empezamos temprano porque estos árboles sufren más cuando se varean con frío», dice Francisco Guerrero, que lleva ya varios años organizando los tajos y programando la recolecta en las cincuenta y cinco hectáreas de olivares que hay alrededor del conjunto monumental de la Alhambra. Estamos en el Cerro del Sol. Donde Muley-Hacen soñó su entierro en Sierra Nevada. Donde van los granadinos que no tienen donde ir. Donde se detiene el tiempo. Extendidos los mantos sobre la tierra, aún húmeda, los aceituneros comienzan su labor. Palo va, palo viene.

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