José Alberto, el primer granadino dado de alta en el PTS
«Querías respirar y respirabas la mitad», cuenta este granadino de 53 años que relata su lucha de más de dos semanas contra el virus
Sergio González Hueso
Granada
Martes, 31 de marzo 2020, 14:54
José Alberto tiene 53 años. Y entre sus hitos tiene hoy haber superado un infarto hace un año y el COVID-19 estos últimos días. ... Él ha sido el primer granadino al que le han dado el alta en el Hospital Clínico San Cecilio, en un PTS en el que cada vez hay más enfermos con coronavirus. «Cuando yo estuve éramos aún muy pocos, pero allí ya sabían la que se les venía encima», explica este vecino de Huétor Vega desde su dormitorio. Allí lleva sin salir desde el pasado 18 de marzo. Justo el día en el que le dijeron en el hospital que podía pasar el resto de la enfermedad aislado en casa debido a la mejoría que había ido experimentando tras estar 48 horas ingresado. Al PTS acudió después de varios días de «malestar general, dolor de cabeza y fiebre», pero sobre todo lo hizo después de que se diera cuenta de que sus pulmones parecían no dar más de sí. «Es que querías respirar y respirabas la mitad», cuenta este granadino, que confirmó lo que más temía en la primera visita que le hizo el médico en su habitación.
Lo primero que le dijo es que se había contagiado. Y él sintió vergüenza. Entonces el virus no estaba tan extendido, por lo que le costó aceptar saber que era portador del COVID-19. Es duro para él recordar hoy ese momento. Hace una pausa pues duda de si será capaz de poner las palabras exactas a aquella desolación que le atacó desprevenido. «Me quedé parado, sin saber qué hacer o decir. Te sientes como un apestado, culpable, como un mono de feria. Me preguntaba constantemente que por qué tenía yo que tener esto«, explica a IDEAL ya libre de todo reproche. Cuenta que estas sensaciones le acompañaron mientras estuvo en el hospital pero también cuando se vio obligado a aislarse de todo el mundo en su casa.
José Alberto explica que por suerte, en pocas horas su cuerpo reaccionó bien a la medicación. Él además era un paciente de riesgo. Había sufrido un infarto relativamente hace poco tiempo que preocupaba mucho a sus doctores. No podían permitir que sus pulmones se vieran afectados. Pero lo hicieron, aunque nunca hasta el punto de llegar a la neumonía. Este granadino subraya que solo necesitó estar conectado al respirador unas ocho o nueve horas.
Sin embargo recuerda haber tenido momentos muy desagradables durante su ingreso. Por ejemplo, el continuo olor a quemado. «Era una sensación rarísima. A veces tenía que mirar a los lados porque el olor era tan fuerte que creía que había un incendio en el hospital. Pero como veía a la gente tranquila, pues dejaba de pensarlo», señala José Alberto, que ya va recuperando poco a poco los sentidos del gusto y el olfato, perdidos en mitad de la batalla.
Y menos mal, porque es cocinero. Por suerte también se ha esfumado el «terrible» dolor de cabeza que sufrió durante los primeros días de su convalecencia. Lo que no se le va es su voz tomada. Con ella prosigue su relato. Tras 48 horas con una respuesta positiva de su organismo al tratamiento, los médicos tomaron la determinación, en vista de lo que se les venía encima, de mandarlo a casa. Darle el alta para que pasara el resto de la enfermedad en su casa.
Aislado
Allí está desde entonces. Lo primero que hizo fue aislarse en su habitación, que dispone de cuarto de baño propio. Comparte la vivienda con su mujer y su suegra. Durante estos días, su mujer, quien también tuvo síntomas pero más leves que él, le ha ido dejando la comida en una bandeja en el pasillo. Él hacía siempre lo mismo. Se ponía los guantes, recogía los alimentos y se encerraba otra vez. En un cuarto que desinfectaba a diario. Seguía las estrictas directrices que le marcaban desde un hospital desde el que el han ido haciendo seguimiento a su enfermedad. Cada semana le llamaban hasta que un buen día le comunicaron que no se preocupara más: que había pasado el temido COVID-19. Y entonces, la alegría.
Ahora tiene que seguir una semana más sin contacto con nadie. Se lo han dicho desde el hospital. Cuando salga de su encierro habrá pasado uno de los trances más difíciles de su vida. En este tiempo encerrado consigo mismo le ha dado tiempo a reflexionar. A pensar por ejemplo, en cómo se pudo contagiar o en que aquello de sentirse un «apestado» no tenía sentido. «Ahora tengo otra percepción, he normalizado lo que me ha pasado. Y mientras antes sentía como si fueran a marcar mi casa como en tiempos de la peste, ahora tengo claro que todo es simple protocolo médico», explica José Alberto, que tiene algo que decirles a todos aquellos que se acaban de enterar de que han sido contagiados.
Lo primero es que se aislen y segundo que «no piensen en ellos mismos sino en todos los demás», señala el primer alta del PTS, que tiene claro que el COVID-19 no es una gripe pero que se vence por muy «complicado» que sea. «Que nadie se alarme porque si estamos todos juntos saldremos de esta», concluye este granadino ya ligero de «peso» tras derrotar al pavoroso coronavirus.
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