Una okupación con intento de desalojo exprés en el Zaidín
A Esteban Castillo le invadieron su vivienda recién comprada antes de poder habitarla y, desesperado, negocia con el inquilino su salida
En la avenida de Dílar, Esteban Castillo, de 30 años recién cumplidos, se compró a finales de 2023 en el Zaidín un bajo coqueto para ... reformar con la idea de entrar a vivir allí en septiembre y antes de iniciar la obra y habitar la vivienda le ha salido un inquilino inesperado. Este granadino, que estudió odontología y trabaja en Jaén, le pidió ayuda a su hermano para que acompañara a los albañiles para empezar así los trabajos. Pero al llegar, la cerradura estaba forzada y la casa okupada.
«Mi hermano me preguntó si me había equivocado de piso porque no podía abrir. Parecía que alguien estaba viviendo dentro», cuenta Castillo. La llamada le dejó perplejo y acudió directamente desde Jaén, donde imparte cursos de Formación Profesional, para comprobar con sus propios ojos qué pasaba.
Nada más llegar, se encontró con el okupa de su vivienda. «De pronto, una persona me estaba enseñando mi casa. Me decía que él vivía allí. La había pintado, tenía una televisión de plasma en el salón y había comprado varios sofás», relata el granadino.
Más seguridad
No se quería ir y llamaron a la Policía Nacional, que no pudo hacer nada. Las primeras horas después de la ocupación son fundamentales, ya que, si no han pasado más de 48 horas, las fuerzas del orden pueden entrar en el inmueble. El inquilino aseguraba que llevaba cuatro meses allí viviendo, pero a Esteban le falla los cálculos. Hace dos meses un electricista comprobó la instalación en la vivienda. Castillo llamó a la presidenta de la comunidad, quien aseguró que veían al hombre, de entre 40 y 50 años, desde hace un mes. Además, la casa la frecuentaba también una mujer y un menor de edad, que no residen allí habitualmente.
Desesperado, Castillo interpuso la denuncia y se puso en manos de un abogado. Para no dejar nada por intentar, llamó a los medios de comunicación locales que se hicieron eco de su malestar. La notoriedad y el conocimiento de la situación del joven en el barrio han hecho cambiar de opinión al okupa, que está dispuesto a negociar.
El afectado señala que le ofreció en primer lugar alquilarle al incómodo inquilino una habitación en otro piso, una propuesta que el hombre rechazó. La segunda opción que ha barajado y que ha gustado al okupa, es proporcionarle una suma de dinero para que se marche.
El próximo lunes es el plazo que han acordado propietario y el morador para que deje su vivienda. «Espero que cumpla con su palabra. Es mi casa y la necesito. Quería que fuera mi vivienda habitual a partir de septiembre, para el próximo curso escolar que espero trabajar aquí», señala. «Esa casa es una ilusión que tengo y he estado toda una semana con un nudo en el estómago. En cuanto se vaya, cambiaré la cerradura e instalaré una alarma para que no me vuelva a pasar», sentencia.
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