El nuevo furgón de la solidaridad en Norte
La Iglesia de Jesucristo regala un vehículo a la Asociación Almanjáyar en Familia para ayudarles a cumplir sus funciones y actividades
El rostro de Juan Carlos, sacerdote en la parroquia de San José Obrero, en distrito Norte, cambia de expresión cuando recibe las llaves de la ... nueva furgoneta de Almanjáyar en Familia (ALFA), la asociación que dirige en el barrio. Esboza una sonrisa y mira con un agradecimiento infinito a Nicolás, uno de los responsable de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y causante de su felicidad. «La fe debe ser siempre solidaria, de lo contrario no es fe», relata Nicolás, rodeado de miembros de todas las edades de Alfa, que asisten emocionados al recibimiento de su nuevo medio de transporte.
La orden religiosa visitó hace varias semanas la sede de ALFA y , tras conocer en profundidad su labor, decidió premiar su trabajo con un nuevo vehículo, una herramienta que resulta imprescindible en su día a día. «Pensamos en cuál sería la mejor manera de tenderles la mano y no se nos ocurrió otra mejor que esta», señala el portavoz. «Con él llevamos a los niños a la playa o a los mayores a los eventos cuando faltan plazas en el autobús», señala Juan Carlos con humildad. Pero su recorrido y su trayectoria va mucho más allá. Es el vehículo que utilizan para transportar los materiales de cada una de sus actividades y también el medio con el que acuden a comprar semanalmente la comida con la que alimentan a los niños que asisten a sus campamentos. «Con la nueva furgoneta, vamos a poder plegar los sillones para que todo entre mejor», aprecian apenas un instante después de verla.
Para todos
La felicidad de Juan Carlos es compartida por Alejandro, uno de los monitores de la asociación, que trata también de contener el nerviosismo de los más pequeños cuando conocen la noticia de la entrega del furgón. «¿Aquí vamos a ir ahora a las excursiones», pregunta Juan, uno de los menores al tiempo que analiza el espacio interior de su nuevo medio de transporte. La furgoneta, de color blanco, luce impoluta y aún huele a nuevo. Está aparcada junto al economato que dirige la asociación, en los alrededores de la urbanización Ciudad de la Luz, a la espera de que su nuevo dueño arranque el motor para que Almanjáyar en Familia pueda así seguir cumpliendo con todas sus funciones. Estas actividades las hacía hasta ahora con una vieja furgoneta que acumula más de veinte años de viajes y donde el contador sobrepasa los 300.000 kilómetros.
Era imposible que ellos mismos pudieran comprar una nueva por falta de presupuesto en la asociación y reciben con los brazos más que abiertos un regalo que jamás imaginaron recibir.
Agradecimiento infinito
«No hay palabras suficientes de agradecimiento para expresar lo que esto significa para nosotros», cuenta Juan Carlos, que sostiene ya el mando del vehículo junto a un llavero con una gran –A–, símbolo de la organización. Recuerda el instante en el que la iglesia de Jesucristo le anunció que le harían este obsequio y se le humedecen los ojos. «Estuve un tiempo descolocado, no podía creérmelo», señala. Siente una recompensa a mucho tiempo de esfuerzo y dedicación y agradece también la disposición de la parroquia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días por ir a su encuentro. «Han visto lo que hacemos y creen en ello», añade el responsable.
Dejan atrás cada uno de los momentos que han vivido en el viejo furgón; sin embargo, no olvidan lo que ha significado en sus vidas ni tampoco cada uno de los proyectos que desarrollaron con él.
Mantienen con cariño en su memoria el día que recogieron de la cárcel a algunas personas y las llevaron al encuentro con sus familias. También, las primeras veces que Lolita, una de las vecina del barrio, participó en los eventos de Almanjáyar en Familia. «Estar aquí, entrar y salir con ellos, al río o a donde sea, me cambió la vida radicalmente», cuenta la mujer. Para ella, ALFA no es solo una organización sin ánimo de lucro dedicada a la promoción social de las familias del barrio de Almanjáyar, es una familia que le «marcó un antes y un después».
A las palabras de Lola, se suman las de Rosa y otras muchas mujeres que aseguran que la furgoneta de la asociación siempre ha estado ahí cuando la necesitaban y no les ha dejado atrás ni un segundo. «Esta suerte no la tiene todo el mundo», expresan.
El orden empieza a establecerse cuando los miembros de Alfa ven al párraco dirigirse a la puerta del conductor. Se acercan al vehículo y tratan de alcanzarlo para estrenarlo como Dios manda. Entonces, recuerdan que solo dispone de nueve plazas. «Quizá Juan Carlos tendría que haber pedido un minibus...», bromean. Almanjáyar en Familia está lista para subirse a su nuevo furgón.
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