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Instalaciones de Cetarsa
La nueva vida de una vieja e histórica fábrica granadinaLas instalaciones de la fábrica se mantienen en un buen estado de conservación que permite una fácil adaptación a las necesidades de las tecnológicas
La antigua sede de Cetarsa, en el Cortijo del Conde, sigue impresionando como antaño. Ni dos décadas de abandono y sucesivas intentos infructuosos de devolver ... a la vida las instalaciones han hecho mella en uno de los referentes históricos de la industria granadina. La fábrica se mantiene en pie en un lugar inmejorable: al pie de la Vega, perfectamente comunicada con la autovía y el futuro nodo logístico ferroviario que dará salida tanto al levante como en dirección a la capital.
Las parcelas que antaño formaron un conjunto unitario están ahora subdividad en varias partes que pertenecen al Ayuntamiento, al SEPI y a particulares. Urbanizadas en uno de los últimos intentos de reactivar la zona, ofrecen grandes posibilidades de crecimiento si el 'hub' se confirma como un centro atractor de numerosas empresas tecnológicas.
No obstante, todo comenzará por los terrenos que antaño albergaron las oficinas. Se trata de tres parcelas que están en manos públicas y comparten Granada y el Ministerio de Hacienda. De titularidad municipal son las dos que contienen la casa de los guardeses y el templo, además de buena parte de los jardines. El resto, la impresionante mole con torre que fue Cetarsa y la trasera, pertenece al ministerio.
Las vallas y la vigilancia constante han impedido que esta zona se viera afectada por el vandalismo. Por eso, entrar en el solar es como volver al pasado. Aún permanecen, aunque tapiados, los grandes portones que daban acceso a los camiones repletos de tabaco en rama de la Vega y los restos de las máquinas que se usaban en las labores de transformación de la hoja.
Las vallas y la vigilancia constante han impedido que esta zona se viera afectada por el vandalismo. Por eso, entrar en el solar es como volver al pasado
Lo primero que se ve es el jardín. Es un amplio espacio libre cubierto de hierba y salpicado de palmeras. Aunque algunos matojos secos y los restos de las piscinas industriales recuerdan los años en desuso, unas cintas naranjas de obra y un cuadrado perfecto de parterre nuevo revelan las pruebas llevadas a cabo por las administraciones en los últimos meses.
Si se vuelve la mirada hacia Sierra Nevada, surgen la casa de los guardeses y el templo. El primero es un edificio relativamente reciente que se asemeja a las viviendas de cualquier municipio metropolitano cercano. Con dos plantas, su estado de conservación es «excelente», según el Ayuntamiento. Aunque los cristales rotos de las ventanas dan testimonio de algún ataque vandálico, el interior permanece sin mayores afecciones. Su uso previsto es el de oficina de apoyo para las empresas, algo que requeriría un mínimo trabajo de adaptación.
La iglesia, a su vez, está en perfecto estado de revista. Del edificio destaca la portada, separada por columnas de mármol blanco y un pequeño vestíbulo abierto que separa la nave del jardín. Aunque su interior no es visitable, imágenes recientes a las que ha tenido acceso este periódico muestran que los muros y el suelo permanecen como si acabase de cerrar sus puertas. La luz baña la capilla, que conserva incluso los frescos originales. La función de este espacio, que tiene un pequeño edificio anexo, será la de una sala de reuniones.
Frente a ambos edificios, al otro lado del jardín, se levanta la mole de oficinas de Cetarsa. Es un edificio de dos plantas coronado por una torre de más de 20 metros de altura. El acceso principal se hace a través de una elegante arcada que da paso a un hall que queda enmarcado por unos altos muros de ladrillo visto y una impresionante escalera. Detallar el interior es difícil. Estancias de grandes dimensiones y amplios ventanales se suceden alrededor de un patio central. Estos salones presentan techos altísimos sostenidos por pilares que, en los últimos meses, se han enlucido. El suelo es, quizá, la parte más afectada por los cambios de uso cuando aún estaba en marcha la fábrica. Presenta partes cubiertas por un grano vasto de hormigón y otras con suelo hidráulico de gran belleza.
Es la planta superior la que realmente permite entender las proporciones del edificio. El patio es el eje alrededor del cual se distribuyen las diferentes estancias, algunas con muchas decenas de metros de longitud y anchura. Los muros son altos y se culminan en un tejado que conserva el elegante esqueleto de forja original. Se trata de uno de los elementos que las empresas que han visitado las instalaciones han pedido que se conserven. También los accesos a las terrazas, que se asoman hacia la Vega, la ciudad o Sierra Nevada.
El edificio está pensado para albergar varias empresas con más de un centenar de trabajadores sin problemas. Las estancias, sin muros que las subdividan, se adapta perfectamente al modelo de las tecnológicas, que valora el trabajo en equipo y la creatividad.
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