Norte denuncia que algunas zonas llevan siete días sin luz en plena ola de calor
Los vecinos lavan la ropa a mano y se enfrentan a las altas temperaturas con abanicos, mientras reclaman medidas «efectivas» y «duraderas»
Ana, vecina de La Paz, lava la ropa sucia en una pila desde hace ya una semana. Tiene las manos agrietadas por el agua y ... el detergente, pero es su rostro el que expresa un mayor sufrimiento. «Llevamos siete días con sus siete noches sin luz, esto no hay Dios que lo aguante», lamenta.
Los ciudadanos de las calles San Juan Latino y Bermúdez de Pedraza, en distrito Norte, viven sin suministro eléctrico desde el pasado 8 de julio. Denuncian que los cortes se intensificaron a finales de junio y que la corriente es inexistente desde hace varios días. «Ya no sabemos qué hacer ni a quien recurrir», expresan al tiempo que siguen con su vida como pueden.
Los eléctrodomésticos se han convertido en simples adornos en sus casas. Cocinar es ahora un lujo que solo aquellos que disponen de un camping gas tienen a su alcance, mientras que tareas tan simples como ver la televisión, poner un ventilador o conservar comida en el congelador han pasado a ser misión imposible.
La luz del sol es la única que alumbra sus hogares y es el atisbo de esperanza al que se aferran cuando pretenden seguir con sus jornadas con cierta normalidad. «Vivir aquí es retroceder y sentirse anclado a otra época», manifiestan.
Desde dentro
Carmen enseña con nerviosismo la libreta en la que apunta cada uno de los cortes de luz que han sufrido a lo largo de este 2025. «Así estamos día tras día», cuenta. Junto a ella, otra vecina estalla y transmite su enfado, uno cargado de indignación que se repite desde hace años y que provoca que los afectados, lejos de sentirse escuchados, se vean abandonados a su suerte.
Reclaman medidas a las administraciones y a Endesa. Soluciones «efectivas» y «duraderas» para que no se les prive de suministro eléctrico. El Ayuntamiento de Granada, por su parte, asegura que trabajan en la mesa técnica de la luz y pide la unión de las administraciones para dar fin al problema. Insiste en que aumentar la potencia no es el camino, sino que hay que otorgar soluciones prolongadas a las familias electrodependientes. Defienden la importancia de «trabajar en equipo». Endesa confirma que incrementar la potencia «no es la solución» y que las elevadas temperaturas junto al fraude provocan que se fundan los fusibles por la sobrecarga de la red. La compañía eléctrica explica que las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado actúan continuamente en la zona. La última intervención se produjo hace una semana, cuando destaparon 17 enganches ilegales.
«Sobrevivir»
«Lo único que queremos es que la luz no se convierta en un lujo que no llega a nuestro distrito», afirma Pili. La mujer se detiene antes de seguir con la palabra. Su expresión se apaga y transmite angustia y tristeza justo antes de empezar a contar cómo sobrevive una persona siete días sin luz. La crispación aumenta en el ambiente a medida que se habla de la situación. «Nos dicen que están trabajando en la incidencia en el transformador, pero aquí nunca hay nadie», detallan los vecinos. Mientras lo cuentan, no sueltan el abanico.
El reloj marca ya las 20.30 horas, pero los ciudadanos no tienen más opción que echarse a la calle para refrescarse. Sin ventiladores ni aire acondicionado, tampoco tienen agua fría o refrescos a los que recurrir. «Somos vecinos de quinta, esto no se permite en el resto de la ciudad», denuncian. Se ven maltratados y, aunque les pesa el cansancio de una situación que se repite desde hace dos décadas, no pierden la fuerza para liderar una lucha que busca «vivir sin la incertidumbre de si mañana volverán a tener luz».
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