Terrazas llenas y colas en las discotecas de Granada en el primer fin de semana completo tras el estado de alarma

Ya desde primera hora de la tarde se ha podido comprobar que la asistencia a garitos y clubes ha sido masiva. No daban las cinco en el reloj cuando se producían las primeras colas en las entradas de algunos locales notorios de la ciudad. Entre los más concurridos, los situados en el área de Neptuno. En uno de ellos, la fila de los que querían acceder superaba el medio centenar de personas y bajaba desde lo alto del centro comercial hasta la misma acera. En otro situado frente al anterior, la espera era algo más reducida, aunque ha superado en algunos momentos la decena de personas. Eran sobre todo jóvenes de entre 20 y 30 años, algunos de ellos extranjeros, en grupos de no más de seis o siete individuos.

En las cercanías, unos pocos aligeraban la espera haciendo botellón. Sentados en la sombra, con las siempre socorridas bolsas de plástico llenas y la machacona música que emergia de los clubes como telón de fondo, combatían las elevadas temperaturas con copas cargadas de hielo y alcohol.

Escenas parecidas a las de Neptuno se han vivido en otros puntos de la ciudad, como Pedro Antonio de Alarcón. Allí el público era algo más joven, pero igualmente numeroso. Las terrazas lucían llenas como en los viejos tiempos, sin esperar siquiera a la noche. Dentro, eso sí, la mayoría de los locales hacían cumplir las normativas. Este periódico ha podido comprobar cómo a los asistentes se les indicaba que mantuvieran distancia y se colocaran bien las mascarillas.

También han estado concurridos los locales del Centro. Encontrar hueco en algunas de las terrazas de Moras o Almona del Campillo era una tarea no apta para impacientes ya desde el inicio de la tarde. Aquí el público era algo más maduro y, en algunos casos, se trataba de familias. Más jóvenes había en el arranque de Ganivet, en la zona más pegada a Puerta Real. Allí, algunos disimulaban que fumaban para poder estar un rato sin mascarilla y contrarrestar la calor que apretaba.

De nada han parecido servir los carteles de los vecinos con los que, desde hace semanas, reclaman que se controle la situación y atenúen las molestias. Gritos y risas han sido las respuestas de muchos de los que estaban en la zona. Mascarillas mal colocadas y abrazos han sido, por desgracia, otra constante a pesar de la presencia policial, muy activa.