Ninguna de las instalaciones deportivas públicas de la provincia permite la práctica de todos los deportes inclusivos

Es posible acceder a las dependencias y moverse por ellas, jugar al baloncesto o al fútbol y disponen de aseos bien acondicionados, pero no pueden entrar en silla de ruedas de una pista de pádel ni cuentan con un pequeño almacén donde guardar sillas de ruedas o material de deporte adaptado.

Es una cuestión de 10 centímetros de más en la anchura de una puerta y de disponer de un pequeño almacén. Dos detalles muy simples y con eso se acabarían las barreras de todo tipo en una pista de pádel, que es una de las actividades deportivas con mayor aceptación en el deporte inclusivo y parece absurdo que nadie haya reparado en darle la anchura necesaria para que quepa una silla de ruedas.

Lo dice Paco Ramírez, presidente de la Asociación Integra Granada. Éste destaca las instalaciones deportivas privadas de la Plaza de la Ilusión, junto al Covirán, en el Distrito de Ronda, porque las puertas son los suficiente amplias para que puedan acceder con sillas adaptadas de ruedas sin necesidad de desmontarlas y sin necesidad de que alguien tenga que cargarlos para hacer la transferencia. «Se imaginan lo molesto que resulta que para entrar alguien tenga que cargarte y desmontar y montar la silla de ruedas de competición, o la falta de autonomía para ir al baño sin tener que depender de ayuda». Ramírez pide que seamos capaces de ponernos en lugar de estas personas y de él mismo, por pequeños detalles que hacen la vida fácil o la complican todavía más cuando lo que se quiere es echar un rato de deporte con amigos.

Normativa muy precisa

Por suerte, la ley actual es estricta en la accesibilidad de personas con discapacidad a las instalaciones deportivas, y de hecho no hay problemas para que alguien en silla de ruedas se pueda mover con libertad por las instalaciones y practicar baloncesto, fútbol o actividades acuáticas, y por supuesto en los aseos, preparados para acceder en cualquier caso de discapacidad, pero luego están los detalles en las pistas de pádel o en la ausencia de un pequeño almacén para guardar el material.

Lo comparte Francis Sánchez, deportista y capitán del equipo de baloncesto de Churriana de la Vega. «Avisamos de estas anomalías en las instalaciones a la Federación Andaluza de Pádel, aunque hemos tenido poco éxito en la reclamación porque no ha cambiado nada», señala Sánchez, que valora que se construyan complejos como el nuevo Estadio de la Juventud «que tienen en cuenta esos pequeños detalles». Y concluye: «En materia de instalaciones solo necesitamos puertas anchas y un almacén para que todo sea perfecto porque, de que sea así o no, depende que cualquier persona con discapacidad pueda practicar cualquier deporte inclusivo, al menos con cierto nivel de comodidad y autonomía».

Integración en los campus

Recientemente, más de un centenar de especialistas de 49 universidades españolas reunidos en el XIV Encuentro de la Red de Servicios de Atención a Personas con Discapacidad de las Universidades han abogado por adoptar criterios unificados y reclaman mayor coordinación y compromiso institucional con el fin de alcanzar la inclusión real y efectiva de las personas con discapacidad en los campus en todos los ámbitos, y por supuesto en el deportivo.

La discapacidad afecta a un total de 966.000 estudiantes del sistema preuniversitario actual. En España, los estudiantes con discapacidad suponen el 2,6% del total del estudiantado (presencial y a distancia). Lo importante es que «no se quede nadie por el camino» porque del cerca de millón de estudiantes de Primaria y Secundaria, son 22.000 los que llegan a la universidad.

Instalaciones accesibles

La ley es taxativa en la materia y establece que «las instalaciones, todas, sean inclusivas y accesibles para todos, independientemente de su capacidad o discapacidad», una ley que busca garantizar el acceso a la práctica deportiva y poder disfrutar de los mismos derechos que el resto de la población. Este marco legal lo regula la ley 39/2022 de 30 diciembre que refuerza el deporte inclusivo y para ello regula el diseño universal de las instalaciones deportivas garantizando que sean accesibles a discapacitados. Y lo son para los deportistas con alguna discapacidad «la mayoría de las instalaciones están bien pensadas y planificadas a no ser por esos detalles».

Esta normativa exige que las instalaciones sean accesibles desde el exterior, la circulación dentro del recinto o los aseos, y obliga a que se adapten los espacios y los equipos para que puedan ser utilizados por personas de cualquier edad con diferentes necesidades, en la medida en que el deporte inclusivo «se caracteriza por la práctica conjunta de personas con y sin discapacidad, sin modificar las reglas del juego

Un decreto con fecha de marzo de 2023, unos meses después de aprobada la ley, apunta además a la importancia de la formación en materia de inclusión y accesibilidad por parte del personal de las instalaciones, y destaca diferentes aspectos relacionados con la promoción del deporte inclusivo y de los requisitos específicos para adaptar una pista de tenis (rampas, elevadores y aseos), piscinas que elevadores para facilitar la entrada y salida de personas con discapacidad o gimnasios con juegos y actividades para todas las necesidades especiales. «La Ley del Deporte y otros reglamentos buscan garantizar que las instalaciones deportivas sean accesibles para todos, fomentando la inclusión y la participación de personas con discapacidad en la práctica deportiva», concluye.