Naranja exprimida
La expulsión de Luis Salvador y la ruptura del grupo fundador de Ciudadanos en la provincia lleva al partido a una refundación, encomendada a Joaquín López-Sidro y Concepción González Insúa. Cs aún es gobierno en 14 pueblos granadinos
El 28 de noviembre de 2014 Albert Rivera reunió a 600 personas en la Cámara de Comercio de Granada. En aquellos tiempos, si hubiesen cabido ... 1.200 en el auditorio lo habría llenado sin problemas. El entonces líder de Ciudadanos situó Granada –dijo– en el centro del proyecto de su partido y arropó ese día a los candidatos a la alcaldía de las ocho capitales andaluzas, entre ellos, Luis Salvador. Rivera pregonó que su formación iría «a por todas» en las municipales de mayo de 2015 y que el proyecto naranja no tenía «ni techo ni suelo».
Siete años después, Ciudadanos ha tocado techo en el Ayuntamiento y ha ostentado la alcaldía durante dos años. Más no se puede tener. En septiembre, desapareció el grupo municipal de Ciudadanos. Tampoco se puede tener menos. En la nueva política, la distancia entre el suelo y el techo es de tan solo un brinco.
En marzo de 2015, Luis Salvador presentó a los compañeros que le seguirían en su primera candidatura a la alcaldía: Manuel Olivares, Lorena Rodríguez, Raúl Fernández y María del Mar Sánchez. Junto a algún soporte más a nivel provincial –como el diputado Francisco Rodríguez Ríos, por Armilla– esta fue la cúpula más visible del partido en la época de esplendor. En el Parlamento estaba José Antonio Funes; precisamente, porque Luis Salvador nunca pensó que Funes sacaría el acta en aquellas elecciones autonómicas de 2015.
En la nueva política, la distancia entre el suelo y el techo es de tan solo un brinco
Aquel grupo tan bien avenido está hoy descompuesto. Raúl Fernández y María del Mar Sánchez son parlamentarios por Ciudadanos, pero en los últimos tiempos no han disimulado en exceso que su cercanía es mayor con la corriente de Fran Hervías –ahora asesor de Génova– que con Juan Marín. Manuel Olivares está fuera y Lorena Rodríguez –que continúa dentro– fue hasta julio asesora de Salvador, pero es la única de su entorno cercano que el exalcalde no ha rescatado –al menos, en Granada– en su nueva etapa como concejal del gobierno socialista.
La marcha de Luis Salvador ha dejado grogui a un partido que, en la provincia, se levantó bajo su férreo control. Sus críticos le reprochan precisamente que anulara otros liderazgos y, no es de extrañar, que quienes hace siete años lo consideraban un gurú hoy sean sus mayores lenguas viperinas. La coordinación de lo que queda de Ciudadanos se le ha encomendado a Joaquín López-Sidro, exconcejal en Huétor Vega y actual director general de Administración Local; hombre de confianza de Juan Marín y un político sin estridencias, algo que es necesario, a veces, en una organización. Alguien que no llame la atención, ni para bien ni para mal. Y las relaciones institucionales –cargo de enorme relevancia estratégica– se le encomendaron en agosto a la parlamentaria Concepción González Insúa. La empresaria es muy conocida en la capital, donde afronta la tarea de poner voz a un partido que ni siquiera tiene representación en el Ayuntamiento.
La marcha de Luis Salvador ha dejado grogui a un partido que, en la provincia, se levantó bajo su férreo control
Se agarran a que aún les quede algo de tiempo para revivir un proyecto que, con poco que consiga, puede volver a ser llave en la Junta. Al PP le interesa Ciudadanos y no va a ahogarle precipitadamente. La marcha de Salvador tampoco se ha notado en exceso internamente –hay quien dice que los que se han ido por los que han vuelto–. El partido tiene hoy 600 afiliados –de los que pagan–; según Juan Marín un 20% más que antes de la salida de Salvador.
Cuentan que apenas había dos agrupaciones en la tapia y han caído del lado oficial. Tampoco esperan «de momento» que haya una fuga de concejales que rompa gobiernos. Ciudadanos sigue aún en 14 gobierno de la provincia; entre ellos, ayuntamientos tan relevantes como Motril, Almuñécar, Huéscar, Guadix o Albolote.
Y en los próximos días se puede producir un gesto relevante. Un acuerdo entre Ciudadanos y el PP en un ayuntamiento muy simbólico que recomponga esta alianza del centroderecha y evite la pinza que otro sector preconiza con el PSOE. Será en Alhendín, pueblo donde es alcalde el presidente provincial del PP.
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