El músico agredido en su casa de Granada: «No podemos matarnos por las banderas»
Javier Cuesta denuncia ante el Juzgado el altercado que sufrió el pasado sábado, según recalca, por tener en el balcón la enseña republicana
Lo que más le dolió al músico granadino Javier Cuesta es el «mal rato» que se llevaron sus padres, ya mayores, al ver cómo le ... pegaban. Ocurrió el pasado sábado, 23 de mayo, en su domicilio del centro de Granada. El detonante, según indica en la denuncia que interpuso este lunes en el juzgado, fue que en su balcón cuelga la bandera republicana. «Un chaval empezó a mear en la puerta, debajo de donde está colgada, mientras otros tres aplaudían. Mi sobrino de 23 años les increpó y regresó a casa. Después entraron los cuatro individuos empujando la puerta fuertemente», explica el granadino, que en aquel momento se encontraba en la segunda planta de la vivienda.
Al bajar, asustado por los gritos de auxilio de sus padres y su hermana, encontró a uno de los muchachos saliendo del domicilio, mientras que los otros ya estaban fuera. «Le grité preguntándole su identidad y que me explicase qué estaba ocurriendo, qué estaba haciendo ahí. Se giró hacia mí e intentó agredirme con un puñetazo, que pude esquivar. Le conminé a abandonar el domicilio y, al salir del mismo, de forma sorpresiva, se abalanzaron sobre mí los otros tres individuos», relata en la denuncia Javier Cuesta.
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La escena apenas duró 15 segundos. Fueron golpes y patadas mientras él permanecía en el suelo, que cesaron cuando los padres del músico comenzaron «a gritar y dar voces de socorro». «Los vecinos se percataron y los chavales se fueron. Gracias a ello pararon, no sé qué hubiera pasado si hubieran seguido pegándome, no quiero ni pensarlo. Siento que he resucitado», apostilla.
Parte de lesiones
Un amigo lo llevó al hospital, donde le hicieron un parte de lesiones y le dieron el alta. Cuesta sufrió contusiones, hematomas y, lo peor para él, la luxación del dedo meñique de la mano derecha. «Voy a tener que estar un mes sin tocar el acordeón», lamenta.
El granadino confía en que la mayor parte de la población es «gente sencilla y demócrata que no entra en casa de nadie a molestar», pero le preocupa que estos problemas de convivencia se repitan. «No podemos matarnos por las banderas, no me lo creo, no puede ser. La que había colgada la puse use por el fallecimiento de Julio Anguita, que siempre me ha encantado, fue una persona honesta», señala.
Desde esta mañana en el balcón de Javier Cuesta cuelga, además de la republicana, la bandera española. A él le representan muchos símbolos y presume orgulloso. Pero espera no volver a vivir una situación complicada por esa razón.
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