Las mujeres que llevan al metro de Granada en hora
8M. La presencia femenina en el metro de Granada ha crecido un 40% desde su puesta en marcha, actualmente representan más del 30% de la plantilla
Durante la Guerra Civil española, trabajadoras de metro Madrid, encargadas de otras funciones en la compañía, tuvieron que ponerse al volante de los trenes porque ... gran parte de los hombres se habían ido al frente. También realizaron otras tareas, como las de reparación, que hasta entonces hacían sus compañeros. Sin embargo, tuvieron que pasar casi cuarenta años para que una conductora consiguiera su plaza. Fue la primera de España. Y no le resultó fácil porque uno de los requisitos que se exigían, haber hecho el servicio militar, era imposible para una mujer. Aún así, lo logró y abrió el camino. Ahora, ver a mujeres en este puesto es cada vez más habitual. En Granada, el 24% de la plantilla de conducción del metro tiene nombre de mujer. En total, ellas representan el 31%de los trabajadores. Este porcentaje se ha incrementado casi un 40% desde que se puso en marcha este medio de transporte en 2017. Y la intención es que continúe creciendo.
Cristina Jiménez es la jefa de operaciones de metro Granada, o lo que es lo mismo, la máxima responsable de que los trenes salgan a su hora y mantengan su frecuencia según lo previsto. Tiene a su cargo a más de 100 personas, de una plantilla de 149. Es arquitecta. Empezó a trabajar en la obras del metro en 2010 en la instalación de sistemas y tiene claro que con esfuerzo «una mujer puede lograr lo que se proponga». «Tenemos que agradecer la lucha de las generaciones anteriores para que nuestro camino haya sido más fácil, aunque aún queda mucho por hacer. En las carreras técnicas, por ejemplo, somos menos y a veces te sientes más sola», apunta.
La jefa de operaciones de metro Granada asegura que en la compañía apuestan por fomentar la contratación de mujeres, pero reconoce que en algunos puestos, como el de conductora, es más complicado encontrar perfiles que se ajusten. No obstante, la intención es seguir aumentando la presencia femenina. En 2017 eran sólo 18, ahora son 46.
La compañía reconoce que aún es complicado encontrar perfiles femeninos para ocupar puestos de conducción
Sobre si es difícil ser la jefa cuando muchos de los operarios son hombres, dice que no. «La ventaja es que empecé desde un puesto básico y eso ha hecho más fácil ponerme en el lugar de mis compañeras y compañeros a la hora de tomar decisiones», precisa.
Mientras Cristina cuenta su historia, Maite Carpintero observa. Es ingeniera técnico de telecomunicaciones. Una carrera en la que tampoco se encontró con muchas compañeras de clase. En 2017, cuando el metro se puso en marcha, Maite había decidido reincorporarse al mundo laboral después de un parón por su maternidad. Surgió la oferta de ser conductora. Nunca se había imaginado haciendo ese trabajo, pero no se lo pensó. Ahora es técnico de operaciones, un puesto superior y tiene claro que volvería a hacer el mismo camino si empezara de nuevo.
«Nadie podía imaginarse hace unos años a una mujer conduciendo un metro, pero hoy en día hemos demostrado nuestra valía y que podemos hacer este trabajo exactamente igual que un hombre», afirma, al tiempo que resalta que en esta empresa ha tenido la suerte de no sentir ninguna diferencia por el hecho de ser mujer.
En este último punto coincide Anahi Fernández. «Quizás es porque aquí hay mujeres desde el principio, pero la cuestión es que no hay diferencia». Ella lleva tres años conduciendo uno de los trenes del metro. Antes, ya había estado al volante de camiones y autobuses. Fue rompedora desde el inicio. Y ahí si notó discriminación. «Fuera de aquí me ha costado mucho. El machismo está muy presente», asegura, aunque es algo que no la ha frenado. «Yo iba en el autobús y veía el metro y pensaba, yo tengo que estar ahí, y lo he conseguido», señala.
María Jesús Lorenzo también es conductora. Se incorporó al metro de Granada en cuanto se puso en marcha, hace ocho años. Estaba en búsqueda activa de empleo, vio el puesto y se postuló. Su entorno, se sorprendió al principio, pero enseguida lo normalizaron. «Siempre he sido una mujer que se ha atrevido con todo, supongo que por eso la sorpresa no fue tanta», dice.
Ahora, ocho años después de ponerse a los mandos de este tren, tiene claro que no cambiaría esta decisión. Reconoce que se trata de un sector que todavía está muy masculinizado, pero resalta que en esta compañía nunca ha notado discriminación.
Otra de las caras femeninas del metro es la de Laura Álvarez, técnico de operaciones. Su llegada a la compañía parte de un proyecto fallido en León. Entonces, Laura se quedó con las ganas de ponerse al 'volante' de un tren y cuando vio la oferta en nuestra ciudad no tuvo dudas. Su trayectoria profesional está unida a este transporte metropolitano desde su puesta en marcha. Fue conductora hasta hace poco más de un año. Ahora ha conseguido un puesto de más responsabilidad. El camino en la compañía no ha sido complicado. Reitera, como sus compañeras, que no ha sentido discriminación, aunque todas son conscientes de que no siempre es así.
La empresa operadora del servicio, Avanza, asegura que tiene un compromiso fime para reducir la brecha de género en todos los departamentos del ferrocarril metropolitano. Las mujeres no sólo tienen más presencia, sino que acceden a puestos de categoría superior. En conducción, aún sigue siendo algo más complicada la presencia femenina. No obstante, la compañía adelanta que en breve habrá nuevas incorporaciones con lo que el porcentaje de ellas alcanzará el 30%. Por ahora, es en atención al cliente donde hay más nombres de mujer, el 100%. Mientras que entre la plantilla de técnicos de operaciones, llegan al 36%.
Las mujeres siempre han demostrado que podían ponerse al frente, incluso cuando lo hacían sin que se supiera. Ahora, sus nombres propios resuenan cada vez en más ámbitos. El futuro es que nada de esto sea ya excepcional.
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