«Nos hemos muerto de miedo con las llamaradas. Había mucha tensión»
Vecinos y comerciantes de la zona relatan cómo han vivido el incendio de la casa okupa junto a la iglesia de Santa Ana
Tensión y miedo en el entorno de Santa Ana, donde se ha producido un llamativo incendio en torno a las doce del medio día. El ... origen de las llamas ha tenido lugar en una casa okupa situada frente a la iglesia de Santa Ana, y hasta el lugar de los hechos se han desplazado Bomberos, sanitarios y agentes de Policía Nacional y Local. Los vecinos y comerciantes de la zona relatan a IDEAL cómo han vivido el incendio.
Sobre las 14.00 horas caía parte de la fachada de la casa okupa incendiada junto a la iglesia de Santa Ana. La columna de humo ha llamado la atención de media ciudad, dado que el incendio era visible desde numerosos puntos de Granada.
Camarera de piso Olga
«He sido la primera en llamar a los Bomberos»
Olga es una de las protagonistas de esta historia del incendio en la calle Santa Ana. Es camarera de pisos y trabaja en el hotel del Pilar del Toro, en la misma calle. A las doce y media en punto de este lunes -así lo demuestra la llamada registrada en su teléfono móvil, ha llamado a los Bomberos-. «He sido la primera en llamar a los Bomberos. La persona que me ha atendido la llamada me ha dicho que no tenían conocimiento de ningún incendio y así por tanto he sido la primera. Le he comentado que debía ser en la calle Santa Ana y el bombero al teléfono me ha hecho una serie de preguntas para tener más pistas, más información». Olga estaba en ese momento en la habitación 301, «que es la del torreón, y se veía el fuego y las llamaradas perfectamente«. »Tenía todas las ventanas abiertas porque estaba ventilando y ha empezado a entrar un humo negro asqueroso, me moría de miedo pensando en que fuera un fuego en el propio hotel y he llamado a los Bomberos, luego he bajado a toda apostilla y ya me he tranquilizado un poco al ver que era más al fondo de la calle», relata.
Hostelero Trinitario
«Con las llamaradas ha habido un momento de tensión de cuidado»
«Eran las doce y treinta y cuatro exactamente cuando en el grupo de Whatsapp del hotel ha saltado la noticia del incendio», explica. «Rápidamente, comparte, hemos salido todos aquí a la calle y hemos visto el humo, que al principio era negro negro, olía fatal. Y de repente han empezado unas llamaradas en todo lo alto. Nos hemos muerto de miedo. La verdad es que acojona mucho mucho porque te das cuenta que puede quemarse toda la calle, iglesia de Santa Ana incluida». YA más tranquilo, apurando una caña de cerveza que le han servido en el bar de esta calle, El Rinconcillo, asume: «La verdad es que con las llamaradas ha habido un momento de tensión de cuidado».
Hostelero Ángel
«Estamos ya acostumbrados a vivir con okupas de vecinos»
Ángel es el propietario del bar 'El Rinconcillo' en la calle Santa Ana. Está a medio gas. La razón es que la Policía Local le ha acordonado la terraza y nadie puede sentarse en ella. «¿Puedo retirar la terraza ya?», le pregunta a un agente de paisano. «Ya doy el mediodía por terminado. Cierro y se acabó, qué le vamos a hacer», comenta con muy buen humor. Ángel ha sido la segunda persona en llamar a los Bomberos. «Eran las doce y treinta y cuatro exactamente, y el bombero que me ha atendido al teléfono me ha dicho que ya tenían conocimiento del incendio porque les acababan de avisar y habían saludo dos coches disparados. Seguro que se refería a la llamada de Olguita»: Olga, que le llaman en diminutivo con cariño, sonríe a su lado a pie de calle en Santa Ana. Ángel también es testigo de todos los avatares ocurridos en la casa okupa de la calle. «Ahora están mucho más tranquilos, hay solo cuatro o cinco. Pero antes había de todo, muy mala gente. Me llenaban la terraza y se tiraban todo el día. Y daban problemas. Uno de ellos se murió de golpe ahí mismo en la fuente. Estamos ya acostumbrados a vivir con okupas de vecinos».
Vecinas María y Encarna
«Vivimos en Santa Ana de susto en susto»
María y Encarna viven en la mismísima calle Santa Ana. Son vecinas y vienen de hacer unos 'mandaos'. «Venía por el Realejo y olía muy fuerte a quemado y me he preguntado qué podría ser. En cuanto he embocado hacia Plaza Nueva y he visto el humo salir por Santa Ana casi me da un colapso. Vivimos es Santa Ana de susto en susto», comenta con la bolsa colgando de su hombro. Encarna, también vecina de la calle, se encuentra con María frente a la valla de la Policía Local que les corta el paso a sus viviendas. No dejan de preguntar a cada agente uniformado que pasa a su lado para saber cuándo podrán volver a sus casas. La incertidumbre les rodea. De repente, salta la noticia que esperaban y bajan por las escaleras a toda pastilla rumbo a la Carrera del Darro. «Nos han dicho que podemos entrar por Puente de Espinosa», es decir, por la otra punta. Y sonríen aliviadas.
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