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Muere a los 85 años Miguel Giménez Yanguas, el defensor del legado industrial
Dedicó gran parte de su vida a preservar la memoria tecnológica de su entorno, recuperando máquinas y objetos que convirtieron su casa en un museo
Miguel Giménez Yanguas (Málaga, noviembre de 1939-Granada, abril de 2025) se ha marchado a los 85 años. Este ingeniero ha dedicado su vida a ... preservar la memoria tecnológica de su entorno, para lo que ha recuperado máquinas y objetos que han consolidado un museo personal y la defensa de un legado industrial que perdura en la provincia de Granada.
Comenzó su labor profesional como becario en el departamento de Física de la UGR antes de empezar a dar clases de Arquitectura Técnica, labor que compaginó con las tareas de profesor de dibujo técnico en la Base Aérea de Armilla. Con la creación de la Escuela de Arquitectura Técnica se le concedió un contrato como profesor titular y allí permaneció durante 43 años. Posteriormente fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada, institución a la que estuvo ligado hasta los 73 años.
Miembro de la Academia Malagueña de las Ciencias, Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada, Miembro de la Academia de Medicina de Granada y Miembro de la Academia de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales de Granada, su mayor satisfacción siempre fue saber que su trabajo ha servido para preservar una parte fundamental de la historia de la provincia.
Su casa, ubicada en el Paseo del Salón de Granada, es un verdadero santuario de la historia industrial, repleto de ingenios restaurados y documentos históricos. Pero Miguel no se conforma con acumular recuerdos; su misión ha sido compartir este legado con municipios, universidades, museos y centros educativos.
La historia de Miguel Giménez Yanguas está íntimamente ligada a su familia, especialmente a su abuelo, Francisco Giménez Arévalo, un visionario arquitecto que contribuyó de manera significativa al desarrollo urbano e industrial de Granada a finales del siglo XIX.
En una entrevista con IDEAL el pasado verano bromeaba con su obsesión por coleccionar chatarra. Un genio humilde que ha consagrado su vida a «trastos y cachivaches». La vivienda, ubicada en el paseo del Salón, resiste en pie entre edificios de ocho plantas como un vestigio de la Granada que un día fuimos. Construida en 1895 por el arquitecto Francisco Giménez Arévalo, su abuelo, en el interior descansan reliquias, planos, mapas, libros, centenares de artilugios y maquinaria industrial que él ha salvado de reducirse a la nada.
Más de 300 objetos decoran o se almacenan en las estancias de su domicilio a la espera de ser reparados; relojes de guarda, instrumentos topográficos del siglo XIX, un motor fabricado por Edison, gramófonos, teléfonos, elementos del tranvía de la Sierra, una máquina registradora antigua o dos máquinas de vapor de las extintas azucareras, entre otras cosas.
Un museo sobre la industria de Granada
En octubre de 2024 se inauguró en la Casa Molino de Ángel Ganivet la exposición 'La energía hidroeléctrica en la provincia de Granada. El legado del agua', comisariada por el profesor Javier Piñar, y que expuso una parte del inmenso tesoro que constituye la colección de patrimonio industrial de Miguel Giménez Yanguas. Aquel día, el también profesor de la UGR Manuel Titos puso de manifiesto la posibilidad de crear un gran museo o centro de interpretación sobre el agua y la industria en Granada, uniendo el Molino de Ángel Ganivet con el del Marqués de Rivas, de propiedad municipal, y que el anterior equipo de gobierno local quiso convertir en Centro de Interpretación del Agua.
La propuesta fue acogida con interés por parte de la delegación de Cultura de la Diputación. Desde el organismo provincial se comprometieron a estudiarla y contactar con el Ayuntamiento de Granada para ver juntos la viabilidad del proyecto.
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