El mirador de moda en Granada es un vertedero
El jardín de una casa en ruinas en el barrio de La Churra, con vistas privilegiadas del Albaicín, es lugar de botellón, consumo de drogas y prostitución. Dos robos y peleas de bandas ponen en alerta a los vecinos
El mirador de moda enGranada es un vertedero. No porque figure oficialmente como tal –en realidad era una casa a los pies de la Alhambra–, ... sino porque quienes han pasado por allí durante los últimos meses han amontonado kilos y kilos de basura en su interior. Es lo que más llama la atención del lugar; con permiso de la privilegiada estampa del Albaicín. Lo peor en este rincón, sin embargo, escapa a la luz del día, y hay que esbozarlo a partir de los testimonios de los vecinos que sufren los problemas derivados del «botellón, el consumo de drogas e incluso la prostitución» en el barrio de La Churra.
La entrada a la casa por la calle Santa Ana está tapiada. Hace años hubo un incendio y parte de la vivienda, clavada en la colina de la Sabika, se vino abajo. La fachada sigue en pie, sostenida por una estructura metálica. Pero callejeando por el barrio, a unos metros de Plaza Nueva, hay una entrada lateral escondida protegida por un tablón de madera sujeto con alambres. Un empujón y cualquiera puede adentrarse en el que fue el idílico jardín del inmueble.
«Por favor, limpieza, respeto y educación.Fuego prohibido. Por favor, respeten el descanso de los vecinos», piden dos carteles en esta suerte de puerta. Dentro hay varios montones de tejas y un techo apuntalado. Da a un erial lleno de malas hierbas y musgo en el que se extiende el primer montón de basura, con decenas de litros de cerveza, bolsas verdes, latas, refrescos... La mirada se dirige hacia una puerta de madera, la que en teoría llevaría al lugar del que cae la basura. Pero en ese momento aparece Violet.
Los inquilinos
Violet es una de las siete personas que han okupado algunas de las habitaciones que se sostienen en la vivienda. Son ellos los que han colocado los carteles en la puerta. «Se pasa frío, pero por lo menos tenemos un techo, es suficiente», cuenta. Se esfuerzan en limpiar el lugar y controlar el acceso de quienes pasan por allí para algo más que echar la tarde frente al Albaicín. Pero tienen el mismo «miedo» que el resto de vecinos de La Churra: cuentan que un joven les ha llegado a robar con un cuchillo en la mano. «En nuestras viviendas está todo limpio. Hay veces que a la gente le decimos que se vaya porque los vecinos han llamado a la Policía. De vez en cuando podemos hacerlos escapar, pero no tenemos ningún control sobre ellos».
No es difícil abrir el portón y subir unas escaleras oscuras hasta el tercer nivel de esta vivienda. «Subid, es precioso», invita Violet. La parte alta del jardín está incluso en peores condiciones. Hay un muro que separa esta parcela de la de otro carmen que parece a punto de venirse abajo;pérgolas de piedra hechas escombros, más basura, cristales y alambres...
El último robo
«Como nadie se hace cargo de esto, nos tendremos que ir», lamenta Salvador, vecino de una vivienda cercana afectado por los ruidos, de noche, y la inseguridad, a todas horas. El último episodio, el pasado día 7, es un robo en el barrio que los residentes de LaChurra asocian al movimiento en esta casa abandonada. Se trata del segundo incidente de este tipo en pocas semanas.
Eso es lo que no se ve a la luz del día. Lo resumió el presidente de la asociación de vecinos del Realejo, Alejandro Corral, en un escrito dirigido alAyuntamiento:«Por desgracia, nos tememos que el jardín sea usado habitualmente para botellón, consumo de drogas e incluso prostitución, actividades ligadas a la calle Elvira y que ante la presión policial hayan tenido que buscar otros lugares como éste. Eso explicaría la pintada de la fachada». Hace referencia a dos grafitis que ya están cubiertos de blanco: «Respeta a las putas y quema el patriarcado».
Los vecinos apremian al Ayuntamiento para que resuelva el expediente de restauración de la finca y, mientras, tapie la entrada
Creen que hay peligro de incendio «al pie mismo de la Torre de la Vela», poniendo en riesgo a la cercana iglesia de Santa Ana y a las viviendas colindantes.
Salvador dice, con sorna, que desde el confinamiento la casa se ha convertido en el «local de moda» de La Churra. Sólo compite con el mirador que hay poco más arriba, otro escenario de botellón que ha despertado quejas. La Policía Local ha intensificado su presencia en la zona, pero parece que no es suficiente. Según este vecino, al tratarse de una propiedad privada los agentes ni siquiera llegan a entrar para disolver a los grupos que allí se congregan. «Hay incluso cola. Gente en la puerta que se pelea por un banco. Los okupas no dan problemas. El problema está en las cientos de personas que se cuelan allí».
Critica que el Ayuntamiento no ha hecho «nada». La asociación de vecinos del Realejo ha reclamado que la Policía Nacional controle la casa, que Urbanismo contacte con el propietario para que limpie de basura el jardín y tapie la puerta, y que se resuelva el expediente para la restauración y reforma de la fina, que sería «la mejor forma de acabar con este lamentable problema».
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