El metro tendrá prioridad en los cruces desde Armilla hasta Las Gabias
El contrato para la prolongación de la línea incluye un sistema para evitar que se detenga en las intersecciones, un protocolo que dio problemas desde la inauguración en 2017
El metro tarda 47 minutos en llegar desde Albolote hasta Armilla. El tiempo de viaje, hoy asumido (la infraestructura recibió hace un año un 8, ... 31 sobre diez de valoración por parte de los usuarios), fue objeto de críticas en los meses posteriores a la inauguración en 2017. Después hubo pequeñas correcciones para intentar mejorar la frecuencia y la velocidad del servicio. Pero el transporte público tropezaba una y otra vez con un obstáculo que sumaba segundos al cronómetro: los cruces.
De hecho, la regulación de los semáforos en las intersecciones con vehículos obligó a retrasar -así lo justificó la Junta- la apertura del metro a los viajeros. En julio de 2017, las pruebas sin pasajeros ya arrojaban un índice de fiabilidad suficiente para la inauguración, pero a finales de agosto aún había intersecciones en las que la señalización para coches y peatones no pasaba a rojo con antelación suficiente cuando se acercaban los vagones, por lo que debían aminorar la marcha e incluso detenerse por completo. Hubo alguna mejora pero, seis años después, el metro sigue perdiendo segundos en las rotondas que atraviesa.
En unos meses comenzarán las obras para la ampliación de la línea hacia el sur, desde la parada de Armilla hasta Las Gabias, que debe estar lista en 2026. Es una oportunidad para, al menos en este tramo, mejorar los sistemas que dan prioridad al metro, de forma que no tenga que aminorar velocidad en los puntos en los que coincide con otros vehículos. Así lo contempla el proyecto constructivo de las instalaciones para la prolongación, que especifica que el metro debe disponer de un sistema que le otorgue prioridad y evite paradas en las intersecciones.
Para conseguirlo, la empresa que resulte adjudicataria del contrato que salió a concurso el martes, por valor de 30 millones, deberá establecer un sistema con cuatro componentes: semáforos, detectores, un regulador local y el control centralizado.
Habrá tres sensores para detectar la llegada del metro a un cruce: uno informará de la llegada del convoy para que se muevan los tiempos de los semáforos, otro notificará la presencia más cerca de la intersección y activará la petición de paso libre y otro anunciará al sistema que el metro ya ha pasado y los semáforos para vehículos y peatones ya pueden funcionar con normalidad. El mecanismo tendrá en cuenta que el tiempo de prioridad se podrá alargar si viene otro metro en sentido contrario.
¿Y si los detectores fallan? En teoría, la infraestructura tendrá varios niveles para compensar un error en la detección. Si finalmente no obtiene vía libre para atravesar el cruce, los conductores tendrán que accionar un telemando manual -como sucede en la actualidad- que enviará una señal al semáforo.
Este y otros sistemas se supervisarán desde un nuevo centro de control que complementará al ubicado en los talleres y cocheras del metro en el Cerrillo de Maracena. Se denominará 'talleres y cocheras-sur'. Solo el centro de procesamiento de datos tendrá 118 metros cuadrados.
Esta semana han salido a concurso dos contratos relacionados con la prolongación sur del metro. El primero de ellos, es el de construcción del segundo tramo de la ampliación, entre Churriana de la Vega y Las Gabias. El segundo es el de instalaciones y comunicaciones de toda la prolongación, que contempla este sistema de prioridad en las intersecciones. Entre ambos suman 35 millones de euros. El plazo de ejecución de las obras, una vez que se adjudiquen, será de 20 meses.
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