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Mercado negro de citas para solicitar asilo: «Si me ofrecen lo pago, estoy cansado de esperar»Es más fácil conseguir una entrada para los Rolling Stones o Bruce Springsteen que una cita para solicitar asilo o protección internacional en las páginas ... en internet de la administración del Estado. La magnitud del colapso es difícil de explicar.
Quizá con un ejemplo. A finales de agosto del año pasado la banda británica Oasis anunció la venta de tickets para los conciertos que la banda ofrecerá quince años después de separarse. Casi un millón y medio de pases disponibles que no fueron suficientes para tanta demanda. La consecuencia fue que mientras todavía se vendían ese sábado de agosto las entradas, en las páginas web de reventa estaban ya a disposición por casi cuatro y cinco veces su precio.
Es complicado de demostrar, pero los expertos y las asociaciones de usuarios aseguran que se trata de presuntas granjas de miles de 'bots' que compran las entradas y las trasladan a las páginas donde multiplican su valor. Con esta forma de proceder, las mafias supuestamente han creado miles de 'bots' que a diario colapsan la web de la administración y han bloqueado la página web para solicitar asilo o protección internacional. De hecho, hay casos por todo el territorio nacional, y también en Granada, de personas que llevan un año entrando a diario y que no han podido conseguir su cita.
En primavera pasada, en efecto, se denunciaba en los medios que un grupo de 'hackers' bloquean la web de citas de Extranjería del Gobierno para venderlas a inmigrantes. Argumentaban que «las mafias compran 'bots' que se infiltran en la agenda y colapsan el sistema a diario. Usan a abogados de mediadores para cobrar 200 euros en el mercado negro».
Ponían ejemplos. Una víctima de las mafias de Extranjería aseguraba que había pagado pagado 170 euros por una cita. «Mi permiso caducaba y me quedaba sin trabajo».
En Granada ocurren casos similares. Tres jóvenes que han recurrido al amparo de la asociación Amani –espacio de acogida para la socialización de los migrantes con sede en la parroquia del Buen Pastor en el barrio granadino de Campo Verde–, comparten su desesperación y sus miedos, solo envueltos en una fina película de esperanza cuando cruzan las puertas de los locales de Amani, donde buscan soluciones a su situación.
«Si me ofrecen, lo pago. Estoy cansado de esperar», reconoce un joven que viene de Senegal, harto de ser explotado laboralmente en su país de origen. «Tengo estudios universitarios y en mi país no me pagan ni cien euros, con eso no puedo ni vivir ni mantener a mi familia, por eso me vine, porque vi en la televisión que en España se puede progresar». Sin embargo, la realidad es dura y lleva más de un año sin poder acceder a la página en internet para poder obtener su cita y empezar con el procedimiento.
No es el único.Junto a él, dos jóvenes procedentes de Mali y Gambia se encuentran en una situación calcada. «Entramos todos los días en la página para solicitar nuestra cita y no hay manera. Desde el móvil o desde un ordenador. No hay manera. Llevamos así más de un año», confirman desesperados.
Desde Amani, sus responsables confirman la situación. Cuentan que hace seis meses lograron que tres jóvenes en situación similar lograran su cita y empezaran con todo el procedimiento del papeleo. «Pero fue a través del mecanismo de la denuncia. Presentamos denuncia ante la Policía Nacional, la Administración y el Defensor de la Ciudadanía. Ygracias a esta vía, logramos la cita y regularizarlos. Ahora, han hecho cursos de instalación de placas solares y Endesa se los rifa. Son unos trabajadores buenísimos».
El Consejo General de la Abogacía ha denunciado de igual forma la vulneración del derecho de asilo ante la imposibilidad de obtener una cita por internet. «La Policía Nacional desarticuló hace dos años una organización criminal que, mediante un 'bot', bloqueaba las demandas de trámites en materia de extranjería en webs oficiales para después vender las citas previas entre quienes las necesitaban para formalizar peticiones o renovaciones de documentación», explica.
No obstante, denuncia, «los arrestos y el desmantelamiento de esta red no han solucionado los problemas que se arrastran durante años y que favorecen la existencia de un mercado ilegal de compra de citas, que tienen carácter gratuito, tal y como explica el propio Ministerio del Interior a través de sus diferentes páginas oficiales».
En la ciudad de Granada, el Defensor de la Ciudadanía de Granada, Manuel Marín, denuncia de igual forma la existencia de presuntas mafias. «La falta de citas y la publicación aleatoria de los espacios disponibles para realizar trámites han abierto la puerta a presuntas organizaciones criminales que explotan la desesperación de los migrantes», asegura.
Añade que la cita es la llave. «En todos los casos el simple acceso a una cita para poder solicitar asilo les permitiría regularizar su situación; iniciar una búsqueda activa de empleo; conseguir un contrato laboral y estabilizarse en nuestro país sin riesgos».
El Defensor pone algunos ejemplos. «Mujer trans nacida en Latinoamérica. Durante su infancia estuvo escolarizada y con buena relación paternofilial, lo que cambia a sus 13 años cuando siente que es una niña trans. Su orientación e identidad de género no fue aceptada por sus padres, que le dieron a elegir entre vivir con la familia como niño o irse a la calle como niña. Así se vio obligada a alejarse de su familia y empezar a vivir en la calle, donde estuvo subsistiendo hasta que desea comenzar la transición».
En 2023 decide trasladarse a España y llega a Granada. «A pesar de la ruptura familiar durante su infancia, en su país de origen mantiene a su familia económicamente. En España no tiene redes de apoyo, salvo las relaciones que mantiene con algunas entidades sociales.
Los únicos ingresos que percibe provienen de la prostitución ya que su situación en España le impide poder acceder a una actividad laboral regulada. Carece de permiso de trabajo; quiere regularizar su situación, y abandonar la prostitución. Se trata de una persona vulnerable en situación de exclusión social. No tiene recursos más allá del ejercicio de la misma y siente pánico de pensar en volver a su país».
Otro caso. Señora de 66 años que solicita ayuda en la oficina y que ha recibido ofertas de las presuntas mafias: «Señor Defensor del Pueblo. Mi queja específica es con respecto al traspié para lograr conseguir cita de asilo aquí en Granada; se ha tornado imposible donde entre tanto desespero hemos estado expuestos a estafas y 'gestores' para lograr obtener dicha cita».
El Defensor de la Ciudadanía –ante la imposibilidad de obtener cita para manifestar voluntad de solicitar protección internacional–, asegura que se vulnera el derecho de muchas personas a pedir asilo ante el Gobierno español. «El colapso del sistema de cita previa imposibilita a las personas que desean formalizar su petición de protección internacional comenzar el trámite; lo que de hecho les priva de derechos fundamentales», sostiene.
Además, el paso del tiempo no hace más que agravar la situación: se acumula el número de casos y cada vez es más complejo rebajar esta lista de espera. Ante la desesperación de no poder conseguir cita, muchas personas se trasladan a otras provincias pensando que les va a ser más fácil obtenerla. Sin embargo, las comisarías que lo detectan les deniegan el acceso por no poder acreditar que residen en ese territorio, explica.
«La mayoría de quejas y peticiones que llegan a nuestra oficina tienen que ver con el primer paso para lograr el asilo político: el primer paso es lograr una cita previa. Este trámite primero, esta condición 'sine qua non' resulta el mayor escollo». Así, continúa, en todos los casos el sistema responde de forma automática: «En este momento no hay citas disponibles. En breve, la oficina pondrá a su disposición nuevas citas», algo que probablemente sucederá, se pondrán a disposición nuevas citas, pero no las suficientes para la demanda existente.
El Defensor de la Ciudadanía, Manuel Martín, concluye sus declaraciones con una petición de que se solucione este problema acuciante.«Es patente la desesperación de quienes quieren pedir asilo en España. Es frustrante poner tu vida en pausa porque no te responden al teléfono o la web».
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