La mejor prueba de que se puede cambiar el mundo
La Mirilla ·
El Centro Socioeducativo Lestonnac, conocido como La Escuelita, celebra treinta años volcado en la educación y el desarrollo en la zona Norte de la capital granadinaEncarna Ximénez de Cisneros
Martes, 16 de noviembre 2021, 00:33
Esther Cortés, madre de un alumno, se emociona, como lo hacen las educadoras Miriam García, Thalia Román y Carmen Fernández, también antigua alumna. Se les ... ilumina la mirada cuando hablan de La Escuelita, un sueño que nació hace treinta años en la zona Norte cuando dos madres pidieron a las religiosas de la Compañía de María ayuda para que sus hijos pudieran hacer los deberes.
Es una intensa historia que pudimos conocer más de cerca en el acto de celebración del aniversario y que presentaba la actual directora del centro, Lucía Díaz. «Despertar lo mejor» es uno de los titulares con los que me quedé, pero había muchos más: «Me vino como agua de mayo»; «No sabía estudiar y me enseñaron», o la gran frase de Carmen Acosta, religiosa de la comunidad e impulsora de La Escuelita: «Con gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, en un lugar pequeño, se puede cambiar el mundo».
Lo saben bien Cristian Valdés, Patricia Merlo, Alejandra Valdés o Yassmin Bougrine, que participan en algunos de los proyectos puestos en marcha por La Escuelita que ahora es mucho más que un centro de estudios.
Pero este fue el germen. Y lo conocen, por ejemplo, dos antiguas alumnas, Mari Román y su hermana Miriam, que ahora es también madre de un asiduo del lugar, al que asiste asimismo el nieto de Carmelilla, que es vecina y que sabe que allí se aprenden más cosas, además de a hacer los deberes.
Tanto que los más peques no dudan en afirmar que les gusta «mucho». Houssaine, Amine, Doua, Carmen, Yahya o Yahara encuentran el apoyo necesario para aprender y hacerlo además divirtiéndose. Y asimilando valores como «respeto, lealtad, igualdad y constancia». Lo sabe bien Emi Sánchez, que pasó por las aulas. Unas aulas que han cambiado, desde las escaleras de un bloque a unas instalaciones cada vez mejor preparadas, sobre todo, desde que comenzara la colaboración de las religiosas con la Fundación Lestonnac Montaigne, a la que pertenece María Ruiz Clavijo, que fue la encargada de recoger el premio IDEAL que esta casa concedió a la iniciativa. La volví a encontrar en el reportaje de la Nochebuena en la zona Norte y no olvido sus palabras: «Si Jesús volviera a nacer, lo hará aquí», orgullosa de un barrio «donde hay mucha gente buena».
De eso puede dar fe el párroco, Mario Picazo, que no faltó al encuentro en el que también estuvieron las concejalas Nuria Gutiérrez y Elisa Cabrerizo, y el responsable de Proyecto Hombre, Manuel Mingorance, entre otros asistentes como Josefina Rojo y Miguel Salazar.
Conocimos muchos sentimientos en el video realizado por los voluntarios Diego y Pablo Árbol, Mónica Sánchez y José Luis Álvarez, donde Daniel Hernández, coordinador del grupo Crea confesaba que «sería una persona distinta si no estuviera aquí».
El camino ha sido largo y el futuro es halagüeño. «Esta historia no ha acabado» y para la directora Lucía –que también fue alumna– «el esfuerzo no es en vano» y es posible gracias a las colaboraciones públicas y privadas
Huertos, deporte, baile, colonias urbanas… todo tiene cabida en esta gran familia –así la definen quienes la conocen– que presume de pedagogía, que reparte mucho amor y que no deja de «acompañar y tender la mano». Una forma de ir ofreciendo respuestas a los desafíos que la realidad impone. Gran labor.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión