De médica en Granada a paciente covid: «Me puse en sus manos como cuando otros se ponen en las mías»
Herminia López llegó a creer que iba a morir. Aunque lo superó, sus fuerzas mermaron y fue el detonante para que se jubilara
Unos días antes de cumplir 67 años, la granadina Herminia López empezó a notarse rara. Entonces no sabía que lo que tenía era covid, ... que pasaría su cumpleaños ingresada y, sobre todo, que cambiaría el rol que había estado ejerciendo durante 40 años. Pasó de médica a paciente, a ser ella la que sentía miedo, a pensar que perdería la vida, a rezar. Aquel episodio tuvo final feliz, pero después ya no tenía fuerzas para seguir trabajando. Decidió jubilarse y ahora recuerda más calmada ese episodio que la llevó al extremo.
Herminia no podía moverse de la cama. Un cansancio brutal y la fiebre alta motivaron que su marido la llevara al hospital. El diagnóstico: positivo en covid y una neumonía bilateral que debía ser tratada de urgencia. Por delante le quedaban ocho días de ingreso en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada. Y aunque no pasó por la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), lo cierto es que llegó a pensar que iba a morir. «Del principio recuerdo poco, estaba tan delicada que no me enteraba de nada. No tenía fuerzas ni para hablar. Le dije a Dios: 'Señor, cúbreme con tu manto', palabras que solo al recordarlas me emocionan, y con esa tranquilidad estuve durante mi estancia», asegura.
Un trato maravilloso
Herminia recalca el «maravilloso trato» que recibió en el hospital. Paradójicamente, una de las enfermeras que la trató fue tiempo antes paciente suya. Y es que la granadina ha sido durante aproximadamente 40 años psiquiatra, con una consulta privada en la que ha atendido a cientos de personas. «Ella me reconoció, me contó su historia y ya la recordé. Me dijo que la había ayudado mucho y eso me alegró enormemente», agrega.
Así, Herminia pasó en cuestión de días de trabajar como sanitaria a verse en el otro lado. «Me puse en sus manos como cuando otros se ponen en las mías», apostilla. En aquellos días celebró también su cumpleaños, recibiendo regalos en forma de «oxígeno, algún pinchazo, un buen bote de suero, pastillas y aerosoles diversos».
Aquella experiencia cambió el rumbo de su vida, y tras superar la covid decidió jubilarse: «No me veía ya con fuerzas». Su única secuela es la falta de fuerza pulmonar, aunque poco a poco va mejorando gracias a los médicos, a los que les agradecerá eternamente que le salvaran la vida: «pueden considerarse felices por tener la oportunidad de hacer que los pacientes se sientan tan bien como me sentí yo».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión