El matrimonio de científicos que tiene en sus manos la cura de la sepsis
Los catedráticos de la UGR Germaine Escames y Darío Acuña han dedicado treinta años a investigar la melatonina y tocan con la punta de los dedos su sueño
La sepsis, la infección generalizada de la sangre, es una asesina silenciosa. Esta afección gravísima del sistema inmunitario del cuerpo, que responde de manera extrema ... a una infección –ya tenga su origen en una peritonitis, de una muela...– es la principal causa muerte mundial en las UCI y a día de hoy, no existe un medicamento efectivo que la trate. Como ocurría con la covid, produce una reacción inflamatoria muy fuerte que lleva a un fallo multiorgánico y puede provocar la muerte del paciente que la sufre. Por eso, la farmacéutica granadina Pharmamell, que está inmersa en un ensayo clínico final para lanzar al mercado un fármaco que combate la sepsis, tiene en sus manos una auténtica revolución que permitiría reducir las estancias hospitalarias y ahorrar costes al sistema. Pero sobre todas las cosas, lograría salvar vidas.
Y detrás de este hito científico, que será un orgullo para Granada, están los creadores de Pharmamel, los catedráticos del departamento de Fisiología de la Universidad de Granada Germaine Escames y Dario Acuña.
Los dos investigadores, que son matrimonio, están reconocidos como los mayores expertos mundiales en melatonina. Han dedicado toda una vida a la investigación de esta molécula y ahora rozan con la punta dedos el sueño de conseguir que sus infinitas horas de trabajo, junto a sus equipos de la UGR y el SAS, se traduzcan en un beneficio tangible para el mundo en forma de medicamento.
La Universidad y Granada cruzaron los caminos de Darío, que estudió Medicina en Santiago de Compostela y se trasladó a Granada para hacer su tesis, y Germaine, francesa, que estudió Farmacia en la UGR y logró plaza en el Hospital Clínico de Granada. Allí estaba ya Darío llevando a cabo sus investigaciones en melatonina.
«A mí en la carrera me hablaron de la melatonina quince minutos, me dijeron que era una molécula que se producía en la glándula pineal, que regulaba el sueño y que no servía para nada más», recuerda Germaine entre risas. Sin embargo la curiosidad por esta molécula y el amor hicieron el resto y unieron para siempre a este matrimonio de investigadores, que también se convirtieron en empresarios en el año 2004.
El principio, una crema
«Una de mis líneas de investigación es el cáncer y dando una charla a los oncólogos me dijeron que por qué no hacía una crema para la radiodermitis, provocada por los efectos adversos de la quimio y la radioterapia», recuerda Germaine. Y lo hizo, creó una crema que fue un éxito junto a su marido y para comercializarla crearon Pharmamel, como spin-off de la UGR.
A la vez que lanzaban sus cremas, continuaban su labor docente en la UGR y de investigación en el campo de la melatonina. «Habíamos comprobado en ratones que la melatonina contrarresta la inflamación y desarrollamos el inyectable para tratar la sepsis», continúa la investigadora.
En el año 2016, lograron un ensayo clínico en fase II para probar eficacia del candidato a fármaco en pacientes de la UCI en el hospital Virgen de las Nieves de Granada y fue un éxito. «Hubo una reducción significativa de la estancia hospitalaria, disminuyó la mortalidad... y a partir de ahí patentamos la formulación de forma compartida entre el SAS y la UGR», relata.
Tras el estallido de la covid, en 2020, lograron llevar adelante un segundo ensayo clínico, en el hospital de la Paz de Madrid, en los momentos en los que su UCI era un auténtico drama. De nuevo los resultados fueron esperanzadores y animaron a los investigadores a dar el último paso, el ensayo clínico en fase tres necesario para lograr la autorización para lanzar el medicamento. Un proceso que afrontan ya con la empresa totalmente profesionalizada y de la mano de expertos.
Y están absolutamente entusiasmados. No es que le tengan fe a su medicamento, es que saben científicamente que va a funcionar.
«No es un sueño, es una realidad. Hemos luchado tanto... Sabemos cómo trabaja la melatonia, sabemos las propiedades y va a ser una solución tremenda porque la mortalidad por sepsis aumenta ya que la resistencia a los antibióticos es cada vez mayor», esgrime.
Tantos años dedicados a la investigación, tantas horas en el laboratorio comiendo entre reactivos, tantos sábados y domingos sacrificados al final han merecido la pena. «Ha sido un camino muy largo y muy duro, al principio nadie apostaba por nosotros, pero estamos emocionados de ver que la investigación tendrá un beneficio para la sociedad, que no se va a quedar en un cajón ni en una publicación científica y que ayudará a salvar vidas», concluye.
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