El fin de las mascarillas mejorará la socialización de los niños, según logopedas y pedagogos
Explican que ha aumentado la incidencia de disfonía infantil, ya que el tapabocas inhibe la información visual del habla y favorece el desgaste vocal
Las mascarillas dejarán de ser obligatorias en interiores después de Semana Santa, el próximo 20 de abril, a excepción de en los hospitales, residencias ... de mayores y transporte público, donde se seguirán exigiendo. Los centros escolares, por tanto, quedarán libres de tapabocas. El real decreto se aprobará en el Consejo de Ministros del martes 19 y entrará en vigor al día siguiente.
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Sin embargo, los colegios granadinos dependen de las directrices de la Junta para imponer la nueva medida, por lo que previsiblemente será unos días después. De hecho, cuando la mascarilla se retiró de los patios se publicó en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) dos días después que en el Boletín Oficial del Estado (BOE). En cualquier caso, dará paso a una nueva normalidad que cambiará la forma en la que los alumnos aprenden y se relacionan.
Y es que su uso prolongado tras dos años de pandemia ha tenido consecuencias en los niños, según logopedas y pedagogos, en especial en términos de socialización y adquisición de ciertas habilidades. En la Unidad de Foniatría y Logopedia del Hospital Universitario Virgen de las Nieves no han observado un cambio concreto en el perfil de los niños a los que atienden, pero sí un aumento de la incidencia de disfonía infantil, es decir, la pérdida del timbre normal de la voz, que podría estar asociado a la mascarilla.
Así lo detalla Gema Gómez, especialista en Medicina Física y Rehabilitación, que indica que el uso de este elemento supone una barrera para las principales áreas de la comunicación: voz, habla, lenguaje y audición. «El niño se ve obligado a realizar un mayor esfuerzo vocal por la dificultad que supone proyectar la voz a través del obstáculo al que esta da lugar. Unido a esto, existe un aumento de la deshidratación de la mucosa laríngea, ya que al llevar la mascarilla continuamente puesta se disminuye la humedad del aire inspirado así como la ingesta de agua. También al haber un aumento en la distancia de seguridad nos vemos obligados a subir el volumen de nuestra voz para ser escuchados, favoreciendo el esfuerzo vocal al que nos referimos», señala la experta. Por otro lado, el tapabocas inhibe la información visual del habla -lectura labial-, lo cual favorece también el desgaste vocal y supone una barrera añadida a los pacientes con problemas de audición.
«Supone una barrera para las principales áreas de la comunicación: voz, habla, lenguaje y audición»
Gema Gómez-especialista en Medicina Física y Rehabilitación
En la misma línea se pronuncia la logopeda Mamen Olóriz, que se refiere a los niños que están empezando a hablar. «Adquieren los fonemas del habla por imitación de patrones visuales y auditivos del adulto. El uso de la mascarilla limita la parte visual en este sentido», apostilla. Algunas investigaciones apuntan a que los niños «compensan auditivamente la falta de estímulo visual, aunque no existe evidencia científica aún», añade la logopeda.
Con la desaparición de las mascarillas en la mayoría de los espacios, Mamen Olóriz cree que posiblemente mejorará la socialización e interacción. «Será más fácil, ya que eliminaremos las barreras para la comunicación», destaca. Lo agradecerán, por ejemplo, niños con dificultades fonológicas que tengan que realizar dictados, ya que se apoyan en la lectura labial para identificar los fonemas.
Neuronas espejo
La pedagoga Mónica Jaramillo, del Centro de Psicología Promethea, también cree que será beneficioso en este sentido que los infantes dejen de usar tapabocas, al suponer «una barrera en el desarrollo y adquisición de la comunicación, especialmente la no verbal». «Una gran parte del aprendizaje la realizamos a través de las neuronas espejo (aprendizaje por observación). Los niños han estado meses sin salir de casa, y cuando han podido salir solo veían sin mascarilla a sus padres, suponiendo esto un obstáculo para la adquisición de habilidades sociales, desarrollo de la empatía, el lenguaje y la comunicación», manifiesta.
Para mejorar estos aspectos, la pedagoga sugiere que en casa se pueden establecer momentos de juego en familia, y en el exterior actividades con amigos y familiares, con el fin de establecer «momentos de confianza y comunicación mutua».
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