Los malos olores de la Acequia Gorda, de un extremo a otro de la ciudad
Concluye la canalización en el entorno de San Antón, mientras Bobadilla y Carretera de la Sierra piden el soterramiento
La Acequia Gorda se ha sometido a un 'lifting' invisible para el ciudadano, pero beneficioso a la larga para los regantes. Unas obras de modernización ... permitirán mejorar la distribución del agua, gracias al aumento de presión que permite una tubería introducida en el cauce a su paso por el Centro, y que posibilitará el riego por goteo. El proyecto casi habría pasado desapercibido –se diseñó para evitar perjuicios a los granadinos– de no ser por los inevitables boquetes junto al Humilladero y en la calle San Antón. Este último estuvo abierto varias semanas, entre protestas de vecinos y hosteleros cercanos, porque los trabajadores descubrieron un vertido ilegal de aguas fecales al agua. Hubo que 'airear' la canalización y el hedor salió al descubierto, algo que sucede habitualmente en otros dos tramos: los que atraviesan los barrios de Bobadilla y Carretera de la Sierra.
La Acequia, según la información ofrecida por la comunidad de regantes en su portal web, se construyó entre los años 1073 y 1090. El canal que abastece a los regantes de dos mil hectáreas de la Vega de Granada es una ramificación del Genil que comienza en la Presa Real, enCenes de la Vega, llega por la Carretera de la Sierra al descubierto y entra bajo tierra en el Paseo de las Palmas. De ahí hasta que reaparece junto al parque García Lorca, se dirige hacia Bobadilla y de ahí a regar Maracena, Atarfe, Albolote y Santa Fe.
En Granada capital, por tanto, transcurre 'al aire' por todo el Paseo de las Palmas, casi hasta la cuesta Escoriaza, y atraviesa el barrio de Bobadilla. En los dos puntos, el mantenimiento y soterramiento del caudal son peticiones históricas.
«Arrastra mucho del campo, suciedad. Cuando tiene agua y corre, no hay problema, pero si no hay agua, se acumula lodo»
A la sombra de la vieja Azucarera de San Isidro, en el distrito Chana, este arroyo supone un doble problema. Por un lado, estrecha el tránsito de una zona de acceso a La Chana –la carretera de Córdoba por Bobadilla, a través de la antigua carretera de Málaga– por la que suelen entrar vehículos pesados. Ya han reclamado en varias ocasiones que se les prohiba el paso. Además, según explica Víctor García, presidente de la asociación de vecinos de Bobadilla, deja malos olores y nubes de mosquitos.
«La acequia arrastra mucho del campo, suciedad, y va dejando muchos lodos. Cuando tiene agua y corre, no hay problema, pero si no hay agua, se acumulan los lodos, se quedan ahí y provocan muchos olores y mosquitos», resume. El soterramiento de la acequia es una reivindicación histórica de los vecinos del barrio, incluida en las últimas peticiones de proyectos para inversiones del Ayuntamiento.
Al otro extremo de la ciudad, en la Carretera de la Sierra, los inconvenientes del caudal son muy similares y la queja vecinal idéntica: llevan años pidiendo al Ayuntamiento que soterre el arroyo, sin éxito alguno. El de la acequia es solo uno de los problemas del Paseo de las Palmas, que necesita una reforma integral, como explica Miguel Ángel Heredia, presidente de la asociación de vecinos de la zona. Es una calle angosta –en algunos puntos no cabe un coche demasiado ancho– por la que los vehículos pasan a toda velocidad. Es un punto de acceso rápido desde el Realejo hasta los túneles del Serrallo que dan acceso a la Ronda Sur, por lo que el tráfico es denso a determinadas horas, sobre todo teniendo en cuenta la cercanía de centros escolares.
Circulación
A ello se suman el mal olor y problemas de mosquitos y roedores. No todos los vecinos, aclara Miguel Ángel, están de acuerdo con un hipotético soterramiento. Entre la calle y la entrada a algunas viviendas hay pequeños 'puentes' que aíslan las casas del tráfico –como se puede apreciar en la fotografía–. Si se cubre el cauce, la circulación sería mucho más cercana a las viviendas.
Gerardo Aranda, presidente de la comunidad de regantes de la Acequia Gorda, no cierra la puerta a buscar soluciones: está dispuesto a hablar siempre que la reforma no perjudique a los regantes. El punto más complejo es Bobadilla. Hay muchas 'compuertas' que abren y cierran directamente, y cubrir el cauce dificultaría estas tareas cotidianas. También haría más complicada la limpieza de esos lodos de los que se quejan los vecinos.
En el entorno de la Carretera de la Sierra, el problema no serían las compuertas, sino que –según el presidente de la comunidad de la Acequia Gorda– algunas de las viviendas cercanas vierten sus aguas residuales, de forma presuntamente ilegal, a este conducto.
Una vez acabada la obra en el Centro, los regantes fijan como objetivo la canalización –con una tubería por dentro del recorrido– en la cuesta de los Molinos. El trámite será más complejo, por las zonas de protección que requerirán permiso por parte de las administraciones. Más lejos queda el posible soterramiento en Bobadilla y Carretera de la Sierra.
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