Madre de un bebé que sufrió bronquiolitis: «Pensé que se moría al verle los labios morados»
Dos progenitores cuyos hijos se infectaron el año pasado por el Virus Respiratorio Sincitial rememoran los días de angustia que sufrieron
El bebé de Almudena, Héctor, no había cumplido aún los dos años cuando se infectó por el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), dando paso a una ... bronquiolitis que le mantuvo una semana ingresado en el hospital. El pequeño lo pasó francamente mal -no podía respirar bien- y sus padres estuvieron en vilo hasta que el menor dejó de estar en situación de peligro. Almudena y el padre de otro menor recuerdan ahora aquel episodio, que coincidió con el boom de casos detectado en la provincia a finales de 2022.
Era el puente de la Inmaculada de diciembre. Almudena acudió al hospital en dos ocasiones con su hijo. En la primera, los mandaron a casa. Un par de días después, volvieron a ir. El niño se encontraba mucho peor, tenía 41 grados de fiebre y se ahogaba. «Pensaba que se moría al verlo con los labios y uñas morados. Estaba blanco, descompuesto, sin capacidad de reacción. Y yo, asustadísima», cuenta con pesar la madre.
Fue directo a Observación y después pasó a planta. Durante aquella semana, la obsesión por los médicos era controlar la saturación de oxígeno en sangre. Llegó con niveles que oscilaban entre el 70 y el 75%, cuando lo normal es que se sitúen a partir del 95%. «Teníamos que tenerlo incorporado para que saturara mejor, no podía dormir tumbado. Su padre y yo íbamos turnándonos para acompañarlo», explica.
A Héctor se le juntó la bronquiolitis con otra infección, por lo que saltaron todas las alarmas. Le administraron dos antibióticos, corticoides y aerosoles. «No le llegaba bien el aire a los pulmones, cuando le veía respirar yo pensaba que se me iba. Nunca se me va a olvidar la imagen de él ingresado», cuenta la granadina. Además, el niño no tenía apetito y al ser tan pequeño constantemente se arrancaba la vía del brazo.
Almudena recuerda cómo las Urgencias estaban «llenísimas» de niños con la misma patología. Después de salir del hospital, Héctor estuvo un par de semanas sin acudir a la guardería, el lugar en el que probablemente se infectó. Y, afortunadamente, se recuperó del todo y ahora se encuentra perfectamente.
«Luchando» durante una semana
La hija de Luis Miguel, Carmen, pasó por una situación similar cuando tenía poco más de un año. Cuando la llevaba al hospital, le ponían oxígeno, antibiótico y la mandaban a casa, pero la tercera vez que acudieron la situación era insostenible. «Veía que no podía respirar bien y tosía mucho. Tenía una crisis respiratoria terrible y la llevaron directa a Observación con un 76% de saturación de oxígeno en sangre. Si esa noche hubiera dormido en casa, creo que se muere», lamenta el progenitor.
La pequeña permaneció ingresada una semana y gran parte del tiempo tuvo puesta una máscara de oxígeno. A sus padres se les partía el alma cuando la veían así. «Ella era rebelde y trataba de quitársela, pero cuando veíamos que no lo hacía entendíamos que era porque si no no podía respirar. Estaba reventada de cansancio, su cuerpo luchaba tanto que si se incorporaba un poco no podía aguantar, se tumbaba de nuevo», explica Luis Miguel.
Carmen se recuperó de aquel tenso episodio, pero le han quedado secuelas. Ha desarrollado una alergia y tiene que tomar durante dos años una medicación de base. Su padre confía en que se recupere del todo y que, gracias a la campaña de inmunización que va a comenzar, los bebés estén protegidos.
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