Luto en Granada por Daniel, el motorista fallecido en Cádiar: «Disfrutaba al máximo de la vida»
El joven, de 27 años y natural de Alfacar, perdió la vida en carretera el pasado domingo, dejando desolado a su entorno
Daniel pensó durante un rato si coger o no la moto. Su grupo de confianza, Granada Bikers, había propuesto hacer una ruta improvisada. Disfrutaría, como ... siempre, de la libertad que le proporcionaba el mundo del motor, pero le invadía la típica pereza de un domingo por la mañana. Sus ganas de comerse el mundo pesaron más, así que finalmente se apuntó. Antes de la una de la tarde del pasado 18 de febrero, en la A-348, a la altura de Cádiar, sufrió un accidente de tráfico y falleció en el acto. La novia de un compañero le realizó el masaje cardiaco, al que después se unieron varios enfermeros y médicos que viajaban en un coche. Lo intentaron mientras llegaba la ambulancia, sin éxito.
La vida también se le ha paralizado a todos los que lo conocían. Desolados, recuerdan cómo era Daniel Palma Avilés, «el más risueño y humilde». Tenía 27 años y era natural de Alfacar, aunque actualmente residía en Albolote. Llevaba trabajando desde que cumplió la mayoría de edad; se sacó el grado superior de electricista industrial y pasó por varias empresas. Actualmente desarrollaba su labor en Dhul. De hecho, el día del trágico suceso comenzaba su turno a las ocho de la tarde.
Hijo único, deja desolados a sus padres, Jesús y Estela, nobles y trabajadores donde los haya. También está siendo el peor momento en la vida de Elena, su novia desde hace seis años y medio, a la que cariñosamente llamaba su 'cateta'. Era «sus pies y sus manos», cuenta su entorno. Con ella convivía en un piso de Albolote que ahora, sin él, se ha quedado vacío. Desde aquí le envía un mensaje al amor de su vida, dondequiera que esté: «No somos perfectos, pero juntos hacemos un buen equipo. Te quiero mucho, nunca lo olvides, somos el equipo Actimel».
La mejor amiga de Elena, Marina, cuenta a este periódico cómo era Daniel en nombre de todos los que le quieren. Lo define como alguien bromista, bondadoso, humilde y amigo de los suyos. Sincero y leal, su carácter servicial le llevaba a ayudar a todos sin esperar nada a cambio. Y si algo se le daba bien era dar «los mejores consejos». «Lo decía todo sin pelos en la lengua», asegura. Daniel siempre presumía de sus padres, que lo apoyaban en todo momento y solventaban sus despistes, como cuando se dejaba las llaves puestas en algún vehículo.
En casa siempre fue un manitas y también le encantaba cocinar. Era un aficionado al gimnasio, pero si hay algo que le volvía loco eran las motos y, en concreto, su tocayo Dani Pedrosa. «El mundo del motor le apasionaba», cuenta Marina. Siempre fue una persona trabajadora, ahorrativa y previsora, tanto que se compró un piso siendo aún muy joven. «Tenía armada su vida», cuenta su amiga. Pese a que era muy responsable, nunca dejó de «disfrutar al máximo de la vida». «Siempre sacaba un hueco para Elena, sus amigos o la moto», agrega.
Accidente en 2014
Se da la circunstancia de que Daniel ya sufrió un grave accidente de tráfico en 2014, a raíz de lo cual estuvo en coma. Aún arrastraba secuelas, como el persistente dolor de espalda. La vida le concedió una segunda oportunidad y él, consciente del peligro de la carretera, ya había advertido a sus seres queridos. «Les dijo que si le pasaba algo no llorarán por él, porque había hecho lo que le hacía feliz», cuenta Marina.
Los miembros de Granada Bikers nunca olvidarán su risa. Tampoco sus amigos de la infancia, que destacan su carácter alegre y su «intocable» barba. Otro de sus colegas, Sergio, prevé organizar una reunión de moteros para recordarle haciendo la misma ruta en la que perdió la vida. «Le vamos a echar muchísimo de menos», coinciden. Descanse en paz, Daniel.
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