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José E. Cabrero
Granada
Martes, 22 de diciembre 2020, 12:29
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Enrique Requena se ha vestido de la forma más elegante esta mañana, sin sospechar que iba a volver a ser el vendedor del Gordo de Navidad en Granada en la capital. Ya repartió suerte con el primer premio en el año 1997 y este 2020 volverá a quedar grabado en la historia de su administración.
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«Estoy orgullosísimo», decía este lotero de 88 años, que no deja de acudir cada Navidad a su administración de Lotería, la número 4, en la capital. Ubicada en la calle Príncipe, entre Bibrambla y la plaza del Carmen, en su administración se han vendido 450 décimos de lotería con el número 72.897.
«Creemos que lo hemos vendido todo en la calle, uno a uno, pero aún ni lo sabemos», decía con una enorme sonrisa Requena.
Enrique Requena (Granada, 1932) tenía ocho años cuando su madre, la primera administradora del local, empezó a vender lotería. Tras 80 años, acostumbrados a repartir fortuna entre turistas y gente de paso en la ciudad, este 2020 sólo han vendido a granadinos. 451 décimos vendidos cara a cara, en la mano, que hoy suponen 180 millones de sonrisas.
Enrique llegó a la administración poco antes de las doce del mediodía. «Venía a traer tóner para la impresora y en ese momento han dado la noticia por la tele y nos han empezado a llamar por teléfono. Lo hemos comprobado y efectivamente... ¡El Gordo aquí!», recuerda. Pese al revuelo que se formó en cuestión de minutos, el lotero mantuvo la calma y la espalda erguida, con una entereza muy llamativa: «Yo me emociono. Pero soy muy templado con esto. En el anterior, en el 97, me pasó igual. Aunque no se vea estoy muy contento por la cuestión del año: es una suerte tremenda».
-¿El del 97, es que ya había dado otra vez el Gordo?
-¡Sí, claro! ¡El Gordo más grande que se ha vendido en la historia de España, en 1997, cuarenta y tres mil setecientos veintiocho, treinta y cinco mil millones de las antiguas pesetas! -responde de una tacada, sin trabarse lo más mínimo.
En 1984 heredó el puesto de su madre y Enrique, padre de tres hijos, se convirtió en el administrador del número 4. Pero su vida entera, dice, está escrita en números, alrededor de la lotería. «Este año, con la pandemia y las devoluciones masivas por toda España, es importantísimo para nosotros. Pero de este número, del Gordo, no se ha devuelto nada. Hemos vendido todo. Y es una alegría descomunal».
En esa alegría que va por dentro, una sonrisa se cruza en el camino. La de su hermana, Encarna, con la que compartía horas de trabajo en la administración y que falleció el pasado mes de agosto con 95 años. «Hubiera estado más feliz todavía. ¡Estará en el cielo dando palmas!», dicen Inma y Mari Carmen Ruiz, las hermanas que trabajan con Enrique en la administración. «¡Estamos atacadas y nerviosas, pero muy alegres!». Mari Carmen empezó a trabajar allí en 1991 y su hermana Inma lo hizo el 23 de diciembre de 1997: «Yo entré a raíz del Gordo anterior, porque empezó a haber más trabajo y necesitaban más gente», recuerda.
-Dicen que una bomba no cae dos veces en el mismo sitio.
-¡Pues a nosotros nos ha dado de lleno dos veces, qué gozada! -salta emocionada Mari Carmen.
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