El agua que llegó al desierto desde el 'cole' de Salar
Gracias a un proyecto de la ecoescuela salareña y la asociación 'Sáhara, vientos de Libertad', los niños del centro de atención a la discapacidad de Auserd pueden ducharse con agua caliente
n.j.g.
Salar
Viernes, 13 de diciembre 2019
A veces con muy poco se puede hacer mucho. Lo sabe bien la comunidad educativa de la Ecoescuela La Inmaculada de Salar, que -en ... colaboración con la asociación 'Sáhara, vientos de libertad'- ha realizado un proyecto gracias al cual han logrado lo que, sin duda, es 'magia' para otros niños que no tienen una vida fácil. La recaudación que han realizado dentro de su iniciativa ha conseguido llevar agua a uno de los rincones del desierto más necesitado: el centro de atención a la discapacidad de Auserd.
Allí, más de 50 pequeños, junto a sus monitores y monitoras, tratan de avanzar en su desarrollo en medio de unas duras condiciones vitales. Con el importe recaudado, se han podido instalar 120 metros de tubería que llevan el agua hasta el centro y termos para calentarla, todo ello con mano de obra voluntaria. Así de sencillo para los que vivimos en el estado del bienestar y así de complicado para estos pequeños, los niños y niñas de Auserd, «que veían asombrados cómo al abrir el grifo salía agua de sus duchas», relatan. Un agua que ya no tendrá que ser transportada en camiones cisternas, ni calentada en hornos como hasta ahora. «Un agua que hará que la vida sea un poco más fácil para aquellos que, obligados, viven en esta zona desértica», explican desde la asociación 'Sáhara, vientos de libertad'.
El centro educativo de Salar lleva muchos años colaborando con el Sáhara, aportando alimentos y realizando diversos tipos de actividades de sensibilización y apoyo al pueblo saharaui. En esta ocasión, han trabajado en el proyecto 'Water Explorer', en el que han analizado el agua que consumimos aquí diariamente y la que consumen en otros lugares del planeta. El objetivo: concienciar a la comunidad educativa sobre la importancia del agua para la vida y las dificultades que ocasiona su falta o escasez en lugares como el desierto del Sáhara.
En cuanto conocieron la situación de niños como los de Auserd, sin apenas agua, los alumnos del colegio salareño se pusieron manos a la obra, «para paliar en algo las duras condiciones en las que se desenvuelven cada día los cientos de refugiados que viven en los campamentos», comentan desde la asociación, que trabaja para dar visibilidad a la injusta realidad que vive este pueblo, olvidado por la comunidad internacional.
Los trescientos alumnos y alumnas del centro, junto al equipo docente y al Equipo Técnico de Coordinación Pedagógica, planificaron y organizaron una serie de iniciativas, como puntos de venta de camisetas y productos elaborados con material reciclado o una carrera solidaria. También un grupo de mujeres, que colabora y da su ayuda incondicional al pueblo saharaui, aportó lo logrado con la venta de roscos caseros y chocolate.
Y, gracias a todos ellos, hoy los pequeños de Auserd disfrutan de una pequeña pero necesaria «comodidad», que aquí ni siquiera valoramos. Por eso, desde el colegio La Inmaculada de Salar animan a los demás centros educativos a colaborar en proyectos solidarios como estos. Son gestos sencillos que, apenas sin esfuerzo y aprendiendo, permiten hacer «magia» hasta en el desierto.
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