La lección que nunca deja de aprenderse
Una maestra novata y una veterana que ya visualiza la jubilación comparten la ilusión por abordar los retos actuales que presenta el sistema educativo granadino
Septiembre ya ha llegado y con él un nuevo curso. Los alumnos de Infantil y Primaria de la provincia de Granada volverán a las aulas ... tras un largo y caluroso verano este mismo miércoles, día 10, para inaugurar la temporada escolar 2025-2026. En este regreso a la rutina, que en los hogares granadinos huele a libros nuevos desde hace días, a su lado estarán quienes de aquí al próximo mes de junio van a tener la responsabilidad de ser sus guías, sus referentes en el interminable camino del aprendizaje. Ellos son los maestros.
La suya es una lección que nunca deja de aprenderse. Bien es sabido que enseñar a otros no siempre es tarea fácil, pero para allanar el terreno están quienes lo pisaron primero, ¿no? Su experiencia les avala para mostrar al recién llegado el abanico de retos y oportunidades que se abre ante uno cuando se encuentra por primera vez solo ante la tormenta que puede generarse en una clase hasta arriba de chiquillos. Hay contextos que son más fáciles de abordar que otros, eso sí, pero la ilusión entre ellos se contagia igualmente. Que esta es un profesión vocacional parece indiscutible.
Que se lo digan si no a Isabel Valverde, directora del centro de educación especial Jean Piaget de Ogíjares desde hace 12 años y maestra desde hace 36. Un destino como este, en el que se forma a niños y adolescentes con diversidad funcional y todo tipo de discapacidades, no entraba en sus planes cuando empezó su primera interinidad en el centro concertado San Rafael. Especializada en Filología Francesa, iba a hacer una sustitución de 15 días, pero derivó en una baja de larga duración. Estuvo un curso completo. Durante esos meses, aprendió «a creer en la diversidad como riqueza».
«Cuando crees en ello eres capaz de elegir la educación especial y un centro específico, pero te tiene que nacer. No puedes venir aquí a probar si esto te gusta. Nuestra realidad es muy intensa», advierte Isabel. A ella le picó el gusanillo de la pedagogía terapéutica y todavía a día de hoy le hace cosquillas. Además, nunca ha dejado de formarse en la materia. De ahí que a día de hoy lleve más de una década dirigiendo un centro como el Jean Piaget, en el que abundan los alumnos con trastorno del espectro autista, de conducta, con enfermedades raras, síndromes poco conocidos y deterioro cognitivo.
La realidad que aquí se vive nada tiene que ver con la de un colegio ordinario. No hay cursos, sino dos etapas: la formación básica obligatoria y la transición a la vida laboral. Los alumnos tienen entre 3 y 21 años y se agrupan por características similares. «Eso nos permite trabajar de manera coordinada y eficaz para conseguir pequeños logros como que permanezcan sentados durante la asamblea y mantengan la atención o que interaccionen con la mirada. Tan básico como eso», comparte.
El final se acerca
El CEE Jean Piaget es un centro «muy complejo». Su directora lo reconoce, pero también asegura que transforma a quienes lo viven desde dentro. Después de casi cuarenta años en el mundo de la docencia, hoy puede decir alto y claro que «no hay mayor satisfacción que acompañar a quien realmente lo necesita». Es un mantra que Isabel Valverde tiene especialmente presente ahora que arranca el último curso escolar que completará. La jubilación está cerca y ya tiene fecha. El 30 de diciembre de 2026 será su último día como maestra.
Para esa nueva etapa reserva ilusiones, proyectos, expectativas, sin olvidar que son «muchos los momentos que destacan» en todos sus años de docencia. «Este mundo, al que me he entregado por completo, me ha enseñado a mirar mas allá de las limitaciones y a descubrir capacidades insospechadas. Cada persona tiene un potencial único y nuestra obligación como maestros es generar las oportunidades para que se desarrolle», sentencia.
Y mientras unos se acercan al final de la historia, otros apenas la están empezando. Con la misma idea de que cada nuevo curso es una oportunidad para «derribar estigmas», la jienense Lucía Frías, natural de Alcalá la Real, se estrena oficialmente como maestra este septiembre en el CEIP Elena Martín Vivaldi de Loja, considerado de difícil desempeño. A sus 29 años, desde este miércoles tendrá a su cargo una clase de 16 niños de segundo de Primaria «con situaciones socioeconómicas diversas», lo que hace que para ella sea un reto «muy importante».
«Estoy entre nerviosa y muy ilusionada. Hice las oposiciones en junio, aprobé y me dieron la plaza en agosto. Algunos conocidos ya habían trabajado aquí y me dijeron que es donde ves realmente lo que es ser docente. Si sales contento, entonces has triunfado como maestro», defiende la joven, que ya ha conocido a sus compañeros y estos días ha estado preparando las clases. Estudió Magisterio con especialidad en francés en la Universidad de Granada, por lo que también impartirá lecciones de este idioma a alumnos de quinto y sexto de Primaria.
Cuestión de valores
La primera experiencia de Lucía Frías al otro lado del pupitre fue en un concertado, en el que fue su colegio, de hecho. Según ella, allí la formaron como maestra y aprendió los valores que ahora pretende trasladar a otros. En este su primer inicio de curso, se está acordando mucho del conferenciante Víctor Küppers, conocido en el mundo educativo y fiel defensor de que «el valor de una persona es igual al conocimiento más las habilidades multiplicado por la actitud». Para ella, esta es una idea «básica».
Además, «de niño uno no se da cuenta de las diferencias que hay en clase y como adultos no siempre le damos la importancia que debemos darle siendo la infancia una etapa fundamental. Lo que vivimos de pequeños es lo que expresamos de mayores», advierte esta novata. Si sabe que puede darles cariño y estar con ellos, «aunque no lo reciban en su casa», ella se da «por satisfecha». En el centro de compensatoria de Loja va a conocer tantas realidades como niños. Dice conformarse «con cambiar lo más mínimo en ellos». «Además, sé que mis compañeros estarán ahí. Con ellos nunca voy a estar sola».
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