El valle granadino de los turistas
La comarca del Valle de Lecrín se convierte en una de las zonas más visitadas de la provincia gracias a sus encantos, legado histórico, cultura, gastronomía, clima o su paisaje
Rafael Vílchez
Jueves, 10 de febrero 2022, 00:04
El Valle de Lecrín es una comarca armoniosa, atractiva y con encanto que atrae cada año a centenares de turistas y visitantes. Esta comarca posee, ... entre otras cosas, un enorme legado histórico, un impresionante entorno natural y una deliciosa gastronomía. Esta zona está situada en la vertiente suroccidental de Sierra Nevada. Corresponden a este lugar los siguientes pueblos y aldeas: El Padul, Dúrcal, Marchena, Cozvíjar, Cónchar, Albuñuelas, Nigüelas, Acequias, Mondújar, Talará, Béznar, Ízbor, Los Acebuches, Los Peloteos, Tablate, Pinos del Valle, Restábal, Melegís, Saleres, Murchas y Chite. El Valle de Lecrín se extiende desde Sierra Nevada hasta la meseta de Albuñuelas y la Sierra de los Guájares, por una parte, y desde el Suspiro del Moro hasta la confluencia de los ríos Ízbor y Guadalfeo, por otra. El Valle de Lecrín goza de un auténtico microclima.
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Según algunos historiadores se cree que el Valle de Lecrín debió estar incluido en territorio de los tartesos, en el área habitada por los túdulos o turdetanos. Fue uno de los posibles caminos de penetración de los fenicios para pasar de la Costa Meridional hacia el interior. En época musulmana esta zona estuvo incluida en el clima o cora de Elvira y, como consecuencia de una continua afluencia de musulmanes, se produjo un incremento de la población por su proximidad a la capital del reino y por constituir una de las comarcas más ricas. Comarca que quedó destruida en la lucha que mantuvo Fernando el Católico con Boabdil, tras la negativa de este último a entregar Granada.
En 1499, con la sublevación de los moriscos y ante la actitud rígida del cardenal Cisneros al pretender que se convirtieran al cristianismo, el Valle de Lecrín volvió a soportar el paso de los ejércitos. El Puente de Tablate pone de manifiesto su valor estratégico como pasó en la vecina Alpujarra. En 1570, durante el reinado de Felipe II, se ordenó la salida de los moriscos del reino de Granada y, por supuesto, del Valle de Lecrín, de ahí el descendimiento de población en los años posteriores que, poco a poco, se estabilizó, tras la llegada de numerosos vecinos de otros lugares de Andalucía, Galicia, Cuenca y Toledo, entre otros.
Lugares de interés
El Valle de Lecrín posee lugares dignos de conocer como la Torre del Tío Bayo, el lavadero y el antiguo convento de los Padres Misioneros de San Pedro de Alcántara en Albuñuelas; los Baños de Urquízas, el Peñón de los Moros, El Fuerte, la Ruta de los Puentes de Dúrcal; el nacimiento de Agua Santilla o la ermita del Santo Cristo del Zapato en Pinos del Valle; el acueducto romano de Cónchar situado junto al río que nace en Dúrcal; los molinos harineros de Acequias y Mondújar convertidos en museos; el molino de aceite de Nigüelas también convertido en museo; el algarrobo centenario de Restábal, los restos de una calzada romana en Padul; las casas blasonadas de Restábal; los senderos del azahar y las ruinas del Castillo de los Moros en Murchas, etcétera.
También, merece ser visitado y conocido el Puente de Tablate de Ízbor; el nacimiento termal y las casas blasonadas del siglo XVIII de Melegís; la arquitectura, los patios de interior, el frondoso valle o la Fuente de los Siete Años de Saleres; el Río Torrente; el Embalse de Béznar y la ruta de los naranjos en Béznar; la confluencia del Barranco de Chite; las célebres ventas de Natalio y Garví, y la panadería artesanal de Talará; La Laguna, el paraje de El Manar, la Casa Castillo de los Condes de Padul, el molino harinero de Paco convertido en alojamiento turístico o la Fuente de los Cinco Caños de El Padul; la ruta de los granados de Cónchar; la Casa Grande del Conde de Villamena y los patios y callejas de Cozvíjar. El Valle de Lecrín también posee un rico patrimonio religioso. Sus festejos y oferta cultural son dignos de conocer.
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