El pueblo de Granada donde los mozos expresaban sus sentimientos a sus amadas dedicándoles serenatas
Antiguamente en el pueblo alpujarreño de Sorvilán un grupo musical, encargado por un mozo, interpretaba canciones al aire libre frente a la casa de la persona amada, para expresarle sus sentimientos
En la localidad alpujarreña de Sorvilán las serenatas fueron una parte muy importante en el proceso de 'enamoramiento'. Antiguamente los mozuelos en edad de echarse ... novia, o sea de ser pretendientes, les echaran serenatas a las pretendidas, principalmente los días en los que había alguna fiesta… después de terminar el baile se le daba un dinerillo a los tocaores e iban a la puerta de la pretendida a cantarle. En Sorvilán eran famosas las serenatas el sábado de gloria, cuando se festejaba la 'salida de los quintos'; éstos se pasaban la noche de fiesta echando serenatas a sus quintas, a sus pretendidas o a todo lo que 'se emparejaba'. «Manuel Jiménez 'El Tocaor' las componía especialmente para estas ocasiones», relata la alcaldesa de Sorvilán, Pilar Sánchez Sabio.
El origen de las serenatas está en las baladas que los enamorados cantaban frente a las ventanas de la amada al atardecer cuando algo no había salido bien en la relación. En el siglo XVIII, constaba de hasta diez movimientos. Fue un divertimento que alcanzó enorme popularidad. La música se interpretaba al aire libre para agasajar a alguien, generalmente expresando sentimientos de amor, agradecimiento o reconciliación. En España la serenata se asocia más con la tuna y otras formas de música tradicional para ser cantadas en la calle bajo la ventana de una persona. Esta tradición se extendió a América Latina, y el género se transformó a lo largo del tiempo, pasando de una simple música de amor a composiciones más complejas y emotivas, como las de los compositores clásicos y románticos.
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