El pueblo de La Alpujarra en el que pervive la costumbre de tomar el fresco en la calle
Según algunos expertos, tomar el fresco es una práctica beneficiosa para la salud, que puede incluso aliviar la ansiedad o la depresión
En La Alpujarra, las calles, plazas y plazoletas tienen un papel fundamental en el día a día de la gente. La mayor parte de la ... vida y las relaciones sociales se hacen en estos lugares cuando hace buen mucho tiempo. Muchos alpujarreños cuando hace calor suelen sentarse al fresco para descansar y charlar con los vecinos, jugar al dominó y a las cartas o refrescarse con agua fresquita, una cerveza y si se tercia con un vaso de vino del terruño. En primavera y verano, principalmente, cuando cae la noche y las temperaturas dan algo de tregua, la mayoría de los habitantes de La Alpujarra tienen una rutina: tomar el fresco en la calle sentados en corro con los vecinos. En otras partes de España también se mantiene esta tradición beneficiosa para la salud.
Antiguamente en La Alpujarra las calles estaban llenas de chiquillos jugando. No había despoblación. Muchas personas trabajaban sus tierra y otras las tierra de los más pudientes. Existían muchos pastores, ganaderos, molineros, artesanos, venteros, marchantes, muleros, etcétera. La gente que residía en los pueblos se sentaba en los trancos de las casas y en sillas con el asiento de enea. Daba gusto ver las callejas y tinaos con gente al fresquito. Ahora no tanto. Algunas personas cantaban, trovaban, hacían reparaciones, tocaban la guitarra, el laúd y el violín y bailaban. Casi todos los habitantes cuando se levantaban y desayunaban estaban deseando salir a la calle. Los niños, no todos, para ir a la escuela, los hombres y las mujeres para trabajar en el campo y los ancianos para estirar las piernas y conversar, algunos de ellos en alguna tabernilla de los tiempos de antes.
La vecindad en La Alpujarra, era como una segunda familia y jugaba un papel fundamental en la vida cotidiana de las personas. Los ancianos hablaban y siguen hablando de sus recuerdos y vivencias. La tradición de tomar el fresco en Órgiva, Lanjarón, Cáñar, Soportújar, Pampaneira, Bubión, Capileira, La Taha de Pitres, Pórtugos, Torvizcón, Lújar, Almegíjar, Lobras, Cástaras, Juviles, Trevélez, Bérchules, Alpujarra de la Sierra, Válor, Nevada, Ugíjar, Cádiar, Turón, Murtas, Rubite, Albuñol, Gualchos-Castell de Ferro, Polopos-La Mamola, Sorvilán, etcétera, sigue existiendo cuando el calor aprieta. Antiguamente se 'chafardeaba' mucho. Para casi toda la gente era el momento favorito. Algunas comadres 'chismorreaban', otras realizaban prendas de ganchillo o reparaban ropa. Ahora, muchísimos alpujarreños mantienen la tradición de tomar el fresco.
Todavía la risa y el parloteo distendido ponen fin al silencio impuesto por el sol aplastante. En La Alpujarra, cuando no existían tantos adelantos como ahora, salir a la calle para la tertulia era una forma de esparcimiento. Era la única distracción. Durante el día nadie se aburría porque había mucho trabajo, de sol a sol, e incluso por la noche. Después surgieron las emigraciones, los trasiegos de vehículos y personas. Pero lo de tomar el fresco sigue existiendo. La tradición era y es de mujeres y hombres. También es costumbre en muchos hogares de La Alpujarra dormir la siesta cuando el sol vertical arranca las sombras de cuajo.
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