El peculiar ritual del trigo del pueblo con menos habitantes de Granada
Una docena de vecinos y vecinas de Lobras se han encargado de este trabajo que culminará el día 16 de agosto con la barcina y la trilla con mulos en una era, la degustación de fritaílla casera y música
En Lobras, el municipio con ayuntamiento propio con menos habitantes de la provincia de Granada (136 almas), presidido por Antonio Martín, ha celebrado una jornada ... muy calurosa de siega de trigo con hoces en la 'Finca los Llanos'. Se encargaron de la siega a mano Juan Antonio, José, Sifredo, Miguel, Gerardo, Arantxa, Justo, Mari Cruz, Almudena, Ángeles, Francisco y Antonio. La siembra de este cereal se realizó a principio de año. La fiesta de la trilla en una era moruna tendrá lugar el día 16 de agosto. No faltará la célebre fritaílla casera y la música. La barcina y la trilla la realizarán varios muleros y agricultores de La Alpujarra. El Ayuntamiento y los mayordomos y mayordomas de las fiestas de San Agustín se encargan de este evento. Lobras fue la patria chica del ilustre y recordado profesor, escritor, investigador, historiador… Faustino Rodríguez Monteoliva. La biblioteca municipal de su pueblo lleva su nombre.
Antes de la siega los segadores y segaderas desayunaron al fresquito y con buenas viandas en la terraza del 'Mesón la Fabriquilla', un lugar excelente para degustar estupendos platos típicos. Uno de los segadores fue Justo Miguel Jiménez Zapata. Él nació hace 65 años en Narila (anejo de Cádiar) y sus suegros son de Lobras. Su padre se llama Alfredo y su madre Clotilde. Son siete hermanos. Justo Miguel reside en Granada capital pero siempre que puede regresa a Lobras y Narila. Poco fue a la escuela. Las faenas del campo alquilado, comenzó a realizarlas siendo muy joven. Entonces todo el terreno se labraba. Los riegos eran por turnos. Con la firma del consentimiento de sus padres, porque era menor de edad, pudo marchar a Francia a trabajar en la vendimia.
Justo Miguel trabajó también en Valencia y Barcelona. El servicio militar lo realizó en Vitoria y Burgos. También trabajó en la albañilería y dando jornales en la agricultura. Justo Miguel ha segado hasta por la noche. Es un hombre grande, fuerte, entrañable y muy trabajador. Antiguamente había que pedir número para poder trillar. El trigo de Justo Miguel era molido en el molino de Domingo Reinoso, en Cádiar. El pan era amasado y cocido en el horno de la casa de Justo Miguel. En muchas moradas existían hornos particulares. La señora de Justo Miguel se llama María. Este agricultor conserva una hoz muy grande que perteneció a su abuelo Miguel para trabajar de sol a sol en la campiña. El trayecto a Jerez del Marquesado lo hacían él y otros campesinos andando. Eran otros tiempos.
Solo 136 personas
El municipio de Lobras tiene censadas 136 personas. Pertenecen también a Lobras el pueblo de Tímar y la aldea de Los Morones, situada en plena Sierra de la Contraviesa. En Lobras y Tímar existen el Museo Malacate, un Centro de Interpretación de la Minas de Mercurio y un inmenso Museo de Instrumentos Musicales de primer orden. La trilla ha desaparecido en Lobras y otros pueblos. Antiguamente se sembraba mucho trigo, cebada, habas… Del trigo se obtenía la harina para hacer el pan. Varios molinos se encargaban de la molienda. Las mieses se llevaban a las eras para trillarlas con un trillo tirado por dos bestias. La paja era transportada desde la eras hasta los pajares de las casas en herpiles de esparto. Era un trabajo muy duro y fatigoso en pleno verano.
El trigo se segaba a mano formando haces o gavillas, que se amontonaban formando pilas con las espigas hacia dentro por si llovía. Después se barcinaba (se llevaban las gavillas a la era) y así, tallos junto con espigas se esparcían por la era, luego, por encina se le pasaba el trillo. Los agricultores tenían que estar muy atentos para apercibirse a tiempo y recoger los excrementos de los animales que tiraban del trillo, antes de que éstos cayeran sobre las míes. Por ello uno de los trilladores llevaba siempre un cubo o una espuerta a mano. El agua para beber las personas y los animales no podía faltar.
A continuación se separaba el trigo de la paja. La paja era transportada en herpiles o con mantas que se llenaban y después se cogían por las cuatro esquinas, se cargaban a las espaldas y se llevaba hasta el pajar. El trigo con muchas impurezas se apartaba a un lado y se repetía la operación hasta terminar con toda la parva hasta que los tallos del trigo, o de cebada, se convertían en paja y se habían desgranado todas las espigas. Esta operación de trillar había que llevarla a cabo a las horas de más calor para que la parva estuviera muy seca y se partiera con facilidad. Después había que esperar que llegase el viento suave para proceder a aventar el trigo.
Para aventar primero se usaban las horquillas de madera y después se utilizaban unas palas de madera muy anchas y planas. Las mujeres tenían que cocinar puchero de parva para la gente que se concentraba en la era. Las mocitas y los niños se dedicaban a espigar. Nunca se trillaba el trigo y la cebada juntos. El trigo era para las personas y la cebada para los animales de tiro y carga. El trigo se pesaba por arrobas, aunque se solía usar una medida de capacidad tanto para el grano como para la harina resultante: la fanega. Una fanega es el equivalente a unos 42 kilogramos de trigo y a unos 30 de cebada, aunque claro, esta equivalencia no es lineal, dependiendo de lo granado que estuviese el grano. El trigo era depositado en atrojes. Las personas mayores de Lobras saben mucho de tareas campesinas de sol a sol, y a veces también durante la noche. En Lobras se exhibe junto a un gran mirador una antigua máquina aventadora, para aventar el cereal. Lobras merece ser conocido porque es un pueblo con mucho encanto. Posee oferta turística muy solicitada.
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