El espectacular paisaje otoñal de la Alpujarra que atrae a visitantes de todo el país
Es un espectáculo contemplar en la Sierra de la Contraviesa y otras zonas las vides de colores en otoño, cuando las hojas se tiñen de tonos rojos, naranjas, amarillos y marrones
Las hojas de los viñedos de La Alpujarra se están tornando rojizos, cobrizos, marrones y amarillentos debido a la llegada del otoño, un proceso biológico ... en el que la vid de la Sierra de la Contraviesa y otras zonas se prepara para desnudarse en su parada invernar. Este impresionante y pintoresco cambio de color es provocado por la pérdida otoñal, lo que permite que otros pigmentos como los carotenos y las antocianinas se hagan visibles, resultando una paleta de tonos. A medida que el proceso avanza, las hojas se secan y caen para proteger la planta de las bajas temperaturas. En La Alpujarra existen viñedos a gran altura en Cádiar, Murtas, Torvizcón, Cástaras, Albondón, Sorvilán, Turón, Pampaneira, Polopos, Laroles, Turón y otros pueblos. Al recordado Carlos Cano le encantaba visitar la Sierra de la Contraviesa. Él artista le dedicó una canción titulada 'La Contraviesa'. En la letra, el cantautor describe los paisajes de la sierra y la dureza de la vida rural, entre otras cosas.
Con la reducción de la luz solar y las temperaturas más bajas, la vid deja de producir clorofila, la sustancia que da el color verde a las hojas. La clorofila que se va, da paso a la visibilidad de otros pigmentos presentes en la hoja, como los carotenoides (amarillos y naranjas) y las antocianinas (rojos y morados). El descenso de la luz hace que las venas de las hojas se contraigan, atrapando los azucares que reaccionan con el calor del día y el frío de la noche para crear esos colores otoñales. Este proceso marca el inicio del reposo vegetativo invernal. Las hojas se secan y se caen para que la planta pueda concentrar su energía en su supervivencia durante los meses fríos.
En La Alpujarra se encuentran viñedos que alcanzan los 1.400 metros de altitud sobre el nivel del mar. Esta comarca posee bodegas familiares y de gran tamaño con mucha solera. Sus caldos gozan de gran fama. Los viñedos se benefician de un microclima y suelos de pizarra, lo que da lugar a vinos con características únicas. Un suelo bien drenado es esencial para que las vides crezcan sanas. Unas condiciones de cultivo constantemente empapadas o húmedas pueden provocar enfermedades radiculares y una mala calidad de la fruta. Los suelos bien drenados y con grava cálida son especialmente beneficiosos para la uva. El vino de La Alpujarra granadina y almeriense es parte del patrimonio cultural, histórico y gastronómico. Las amplias zonas se cultivan de manera tradicional. Existen también buenos viñedos y estupendas bodegas en Laujar de Andarax, Fondón, Fuente Victoria, Alboloduy, Paterna del Río y otros pueblos.
Los viñedos en La Alpujarra tienen una tradición antigua. Se sabe que el cultivo del viñedo se expandió en los siglos XVIII y XIX, y se menciona que las primeras culturas ya plantaban viñas hace siglos, aunque el cultivo a menudo estaba ligado al consumo. Durante siglos el cultivo creció y el viñedo se convirtió en el cultivo principal, especialmente en la Sierra de la Contraviesa. En 1992 se estableció la denominación 'Vino de la Tierra Contraviesa-Alpujarra' y en 2018 se ratificó la Denominación de Origen Protegida (DOP) Granada. La filoxera, según algunos estudiosos, no afectó tanto a La Alpujarra de la misma manera que a otras regiones vitivinícolas porque la plaga no se propagó ampliamente en este lugar, aunque se detectó en otras partes de Granada, como la Vega y la zona de la capital. La filoxera, un insecto originario de América, atacó las raíces de la vid europea, llegando a España en 1878 y causando estragos en muchas zonas y obligando a injertar las vides sobre portainjertos americanos resistentes.
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