El acueducto de un pueblo de Granada que trasladaba el agua de su laguna a otros lugares
En la comarca del Valle de Lecrín se conserva un trozo considerable de acueducto en el municipio de Villamena, al parecer del siglo XIX, dotado de un ramillete de arcos y utilizado para descongestionar el agua excedente de la Laguna de Padul
El municipio de Villamena, formado por los pueblos de la comarca del Valle de Lecrín de Cozvíjar y Conchar, posee parte de un acueducto, al ... parecer del siglo XIX, realizado para salvar el desnivel de la 'Rambla de Ciancos' y trasladar el agua sobrante de la Laguna de Padul a otros lugares. La obra se creó entre fincas de labor para llevar el sobrante de agua de La Laguna de Padul hasta la 'Cañá de Ciancos'. Se cree que se utilizó una noria.
Existe un sendero hasta el 'Acueducto de Ciancos' que comienza su andadura en el casco urbano de Cozvíjar en dirección noreste hasta la carretera comarcal que lleva a Conchar y Albuñuelas. En este lugar se puede contemplar la Ermita de la Virgen de la Cabeza edificada en el siglo XVI. Después se continúa hacia el oeste por caminos rurales salpicados de almendros y olivos. Salvada la autovía y antes de llegar al complejo turístico y bodega con mucho prestigio de la Hacienda Señorío de Nevada, se encuentra un trozo del antiguo Acueducto de Ciancos.
Los primeros acueductos que se construyeron en España fueron de origen romano, destacando el Acueducto de Segovia, el Acueducto de los Milagros en Mérida y el Acueducto de Las Ferreras (Puente del Diablo) en Tarragona. Estos acueductos se hicieron para abastecer de agua las ciudades romanas de Hispania.
En el Valle de Lecrín, entre los términos de Conchar y Murchas, existe otro acueducto (unos dicen que es romano y otros árabe) integrado a un cerro que sigue funcionando. En Almuñécar funcionó otro para abastecer a la ciudad romana de Sexi. Además se conservan restos de acueductos en lugares como Córdoba y Cádiz. Existe una gran variedad de acueductos romanos en España. Los acueductos se construyeron aprovechando la fuerza de la gravedad, con canales que descendían suavemente desde fuentes naturales hasta ciudades. Se utilizaron materiales como piedra y ladrillo, y un tipo de cemento llamado puzolana, para crear estructuras duraderas. Los ingenieros romanos calculaban cuidadosamente la pendiente y utilizaban arcos para salvar los desniveles, asegurando que el agua fluyera sin problemas.
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