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La conversación ha adquirido nada más empezar un tono crepuscular. Emilio Calatayud (Ciudad Real, 1955) responde a las preguntas con el escepticismo y la nostalgia de los antihéroes de las películas de John Ford o las novelas de Miguel Delibes. Es como si estuviera mirando al horizonte desde el quicio de una puerta que está a punto de cerrarse. El decano de los jueces de Menores de España observa asomado al altillo de su veteranía los restos de un mundo que ya no existe. Es de esa clase de personas que va con sus principios hasta el final.
Pero, de pronto, suena su teléfono móvil y todo cambia. «Doctor Calatayud, un honor tenerlo en nuestra radio. Le llamo desde Montevideo, Uruguay...» El magistrado ya no se parece al John Wayne de 'Centauros del desierto' o al señor Cayo de Delibes. Los periodistas uruguayos flipan con él. Su discurso siempre es igual, pero siempre suena diferente. Con más arrugas y algunos kilos de menos –el cáncer de próstata que padece desde hace un lustro le ha obligado a cuidarse–, es don Emilio en estado puro.
Los artículos de emilio calatayud
Eso sí, admite que cada vez le cuesta menos emocionarse. «Soy un llorica. Es la edad», reconoce con orgullo.
–Le han puesto su nombre a un colegio de Primaria en la localidad de Numancia de la Sagra, provincia de Toledo. No está mal para alguien que, siendo niño, llegó a suspender ocho asignaturas de diez...
–Ocho de diez, sí. Creo que solo aprobé recreo y la religión, ja, ja, ja. La verdad es que ha sido una sorpresa. Quién me ha visto y quién me ve. Soy el primer sorprendido. Ymás por el hecho de que le pongan el nombre de un juez a un colegio. Es el mayor premio que he podido recibir. Agradezco que me lo hayan dado en vida y encima en mi tierra.
–¿Qué le diría su padre si estuviera vivo?
–Lo que me decía siempre: «Has nacido con estrella». Pero seguro que el que estaría más sorprendido sería mi abuelo Carlos Calatayud Gil, que fue maestro de escuela. Después se hizo catedrático y después abogado... Yo tomé posesión del cargo de juez el mismo día que él murió: el 31 de octubre de 1980.
–Entonces acaba de cumplir 39 años como juez, que no está mal. ¿Todavía hay algo que le sorprenda?
–Bueno, en este juzgado siempre te encuentras algo nuevo, historias nuevas. Es lo bonito de la jurisdicción de Menores. Ahí está el 'choricillo' que ha decidido hacer la catequesis. Yluego están las historias de los menores inmigrantes, que son tremendas. Aprendes mucho. Detrás de cada chaval hay una historia.
–Vamos, que no se aburren.
–No, no es igual que un juzgado de Primera Instancia o un Mercantil... O que la justicia penal de adultos, que ves el hecho y no a la persona. La ventaja en Menores es que se ve a la persona y todo su entorno.
–Volvamos al 'cole' Emilio Calatayud de Numancia de la Sagra, ¿qué diría su madre si estuviera viva?
–Lo mismo que mi padre:«Has nacido con estrella». No se lo podría imaginar. De mis siete hermanos, fui seguramente el que más disgustos le di. Hacía de 'to'. Era tímido para los estudios, me escapaba de clase, iba a los billares, fumaba...
–Por cierto, ¿cómo era su madre?
–Mi madre era la típica gallega. Nos inculcó el deporte. Ella fue campeona de España de baloncesto y de lanzamiento de jabalina. También fue portera de balonmano. Siempre nos animó a hacer mucho deporte.
–¿De qué parte de Galicia era?
–De La Coruña.
–Y su padre era manchego, ¿cómo se conocieron?
–Porque se fueron 14 de La Mancha a hacer la mili a Galicia y los 14 volvieron casados con 14 gallegas, ja, ja, ja. Mi madre era una señorita bien de La Coruña. Siempre recordaba que ella tenía cuarto de baño en su casa y, cuando se fue a La Mancha, mi padre, que era juez, tenía una habitación con derecho a cocina y el baño estaba fuera. La verdad es que le costó, pero se integró muy bien. Tenía un carácter fuerte, pero era muy buena.
–¿Y qué le han dicho Alba y Emilio, sus hijos, de lo del colegio Emilio Calatayud?
–Ha sido una gran satisfacción para ellos. Estaban sorprendidos. Como yo, ja, ja, ja.
–Su única nieta por ahora solo tiene un año, así que me imagino que no le habrá comentado nada...
–No me ha comentado nada, ja, ja, ja. Es muy lista, pero también muy reservada.
–¿Se imagina que acabase estudiando en el colegio que lleva su nombre?
–Eso sí que tendría narices..., pero la vida da muchas vueltas.
–¿Cómo será el mundo que le va a tocar vivir a su nieta?
–No lo sé. Ni me lo quiero imaginar... La cosa está muy chunga. Creo que van a vivir peor que nosotros. Nuestros abuelos estaban convencidos de que iba venir un mundo mejor porque peor no podía ser. Ahora, en cambio, estamos muy bien, pero la cosa va a peor. Vamos, a mejor no va. Creo que mi nieta va a vivir peor que yo. Que Dios los ampare.
–Últimamente suele emocionarse con facilidad, ¿por qué?
–Es la edad. Te callas menos y te reprimes menos... tanto al hacer declaraciones como al expresar los sentimientos. Te emocionas mucho más. Yes bueno. Me emociono, sobre todo, cuando tengo que hablar de mis sentimientos. No puedo. Me emociono. Soy un llorica.
–¿Cómo es un buen día para usted?
–Un día tranquilo... tranquilo de espíritu, ja, ja, ja. Las prisas me gustan cada vez menos. Voy al juzgado, despacho los asuntos, celebro mis juicios, me tomo mi cervecita, como, echo mi 'siestecica' de media hora, paseo, me tomo otra cervecita, ceno y a dormir. Tranquilo, sin prisas. Dieta mediterránea, ja, ja, ja. Antes iba mucho más acelerado.
–¿ Yun mal día?
–El día que estás fastidiado físicamente y no puedes ir a trabajar.
–Otra vez estamos de campaña electoral...
–Ya lo mejor es el preámbulo de otra. Al paso que vamos...
–Toquemos madera...
–Yo ya no toco madera, ja, ja, ja. No veo la cosa clara. No veo categoría en ciertos líderes.
–¿Los de antes eran mejores?
–A ver... Yo viví en Madrid el atentado de Carrero Blanco, que nos suspendieron los exámenes. Viví la enfermedad de Franco y fui a ver el cadáver de Franco, pero no porque fuera facha, sino por curiosidad. Viví la Transición. Mi padre se metió en política como independiente y conocí a los líderes de casi todos los partidos. Mi perro incluso le fastidió alguna partida de petanca a Felipe González en el barrio de la Estrella de Madrid. Yme tocó vivir como juez las famosas elecciones de 1982 que ganó el PSOE. Mi padre se presentó entonces de nuevo como independiente por la UCD y todos los hermanos le decíamos:«Vais a perder», y no se lo creían. Yperdieron. Es que todos votamos a Felipe González en el 82... Aquellos políticos tenían una altura que ahora no veo. Anularon los sentimientos de odio que podían tener para construir. Nunca se me olvidará que cuando murió mi padre, uno de los primeros que llamó para dar el pésame fue Santiago Carrillo. Políticamente no tenía nada que ver con mi padre, pero eran señores y se respetaban. Eso no existe ahora y me da pena.
–Hay personas que suelen animarle para que se meta en política...
–Algunos me han tirado los tejos, pero les he dicho que no. No me veo en el mundo de la política. Además, pierdo mi independencia y no valgo para eso. Soy un juez de Menores. Nada más. Puedo echar una mano a mí país y a todos los partidos si me piden mi opinión. Pero no estoy preparado para la política. Tengo una vida personal muy feliz. Ytambién tengo mi cáncer de próstata, así que debo llevar una vida organizada. El cáncer está controlado, pero tengo que hacerme revisiones, etc. Hay que llevar una vida ordenada. Además, no tengo vestuario suficiente para ser político:hoy traje de etiqueta, hoy informal, hoy..., ja, ja, ja.
–¿A qué se condenaría usted?
–Me condenaría a mí mismo a no hacer nada y luego descansar, ja, ja, ja. Es lo que más me gusta.
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