Baza y Águilas por ferrocarril
Juan Antonio Díaz Sánchez
Doctor en Historia y Artes por la Universidad de Granada
Miércoles, 27 de agosto 2025, 23:29
A mi amada ciudad de Águilas
cuyo alborear en el Hornillo
es un regalo para los sentidos.
Amanecía un día maravilloso en la ciudad de ... Águilas. Caminando por las abruptas rocas sobre las que se alzaba el castillo de San Juan de las Águilas, el joven Alejandro Santamaría de Paz, que era hijo de Juan Santamaría del Pozo, pudo otear allá, en el horizonte, un magnífico vapor inglés que se encontraba a pocas leguas de distancia de la costa aguileña para poder atracar en su puerto sito en la playa de Levante. En la bodega de carga de dicho barco se almacenaba la primera locomotora, proveniente de Glasgow, que circularía por la línea de ferrocarril que estaban construyendo. Al poco tiempo de aquello, el tren llegaría a Águilas y junto a éste vendría aparejado el desarrollo, progreso y la prosperidad económica que tan necesarios eran. Sin duda alguna, aquel día fue un día festivo en Águilas, motivos había.
La compañía encargada de construirlo, tardó casi diez años en materializar el proyecto en una sólida realidad, se comenzó a construir a finales de la década de los años ochenta del siglo XIX y se concluyó el 16 de diciembre de 1894, con la construcción del último tramo haciendo posible la llegada del tren a Baza (Granada).
Siguiendo al profesor Alonso Mellado, la concesión más antigua que se tenía era la del tramo Lorca-Águilas y estaba en manos de Francisco de la Guardia Durante desde 1874. Lo que ocurrió, es que hasta que Águilas no tuviera finalizado el muelle de carga, era totalmente inviable ponerse a construir el ferrocarril. Dicho muelle se realizó entre 1880 y 1884. En aquel momento esta concesión pasó a manos del catalán Roberto Robert.
En 1885, el proyecto realizado por el Sr. Fernández Estrada para la realización de la línea Granada-Murcia, pasó a manos de Edmundo Sykes Hett porque fue el único postor que acudió a la subasta. Tanto Sykes Hett como Robert traspasaron sus respectivas concesiones a una empresa británica denominada: The Great Southern Spain Railway Company Limited, a través de la mediación de Jorge Higgins, que era el representante en España de dicha empresa domiciliada en Londres.
Por supuesto, no es casual el interés despertado en esta línea de ferrocarril por los empresarios ingleses. Los intereses económicos británicos estaban fijados en el hierro de la Sierra de Filabres y en el esparto del Altiplano granadino. Para los empresarios ingleses era absolutamente necesario tener un ferrocarril que pudiera dar salida a dichos productos hasta el puerto de Águilas, que era el más cercano a esta tierra, mucho más que el de Almería o el de Cartagena.
Ya hemos podido comprobar que el objetivo fundamental de construir esta línea era sacar a puerto los recursos mineros de la Sierra de la Filabres. Esto nos pone de manifiesto que este mineral de hierro y todos los intereses económicos británicos no constituyeron un elemento exclusivamente de desarrollo y progreso, sino más bien, un elemento de colonización capitalista; eso sí, lo último tendría como consecuencia directa lo primero. Es por esta razón por lo que la empresa concesionaria, una vez que el ferrocarril llegó a Baza, hizo todo lo posible, hasta que lo consiguió, por librarse de sus obligaciones constructoras.
Una vez finalizada e inaugurada la línea de Baza a Lorca, quedaba lo más importante para la empresa concesionaria, es decir, sacarle rentabilidad económica a la misma. En los primeros años el tráfico de viajeros no fue muy abundante y el de minerales tan sólo en la cuenca del Almanzora, concretamente en las estaciones comprendidas entre Serón y Zurgena.
En 1897, Gustavo Gillman fue nombrado Director General de la Compañía. Él había trabajado como ingeniero en la construcción de la línea y éste le dio el enfoque más rentable que ésta podía tener y para lo que había sido construida, es decir, sacar a puerto los minerales de la Sierra de Filabres. Para ello el puerto de Águilas no estaba preparado, por lo que, para solventar este problema, diseñó un embarcadero de mineral que fue una auténtica obra de ingeniería denominado «El Hornillo». Otra obra por la que Gillman sería recordado es por la construcción de cinco cables aéreos: El Manzano (Serón) y El Cortijuelo (Bacares), Las Menas (Los Canos), Cuevas Negras (Tíjola-Bayarque) y El Tesorero (Sierra de Baza). Por estos circulaban vagonetas que estaban diseñadas solamente para transportar mineral.
En 1936, durante la Guerra Civil, la empresa inglesa fue nacionalizada, hasta su posterior incorporación a RENFE, una vez terminada la contienda civil. Éste fue el mismo tren que, casi un siglo después, el 31 de diciembre de 1984, tras una deleznable y aciaga actuación, nos quitaron. Desde octubre del año 2021, el tráfico ferroviario está interrumpido en Águilas debido a las obras que se están ejecutando para actualizar el tramo ferroviario Murcia-Lorca-Águilas y adaptarlo a la alta velocidad dentro del proyecto del Corredor Ferroviario Mediterráneo.
No obstante, ya es demasiado tiempo el que Águilas lleva aislada ferroviariamente. Sin embargo, cuarenta años llevamos en las comarcas de Baza y el Almanzora padeciendo dicho aislamiento ferroviario. Por consiguiente, ahora, en pleno siglo XXI, tenemos la oportunidad de enmendar aquel error cometido con estas tierras, de ver cómo pasa de nuevo el tren por estas comarcas andaluzas para conectar de nuevo, ferroviariamente, Andalucía con Murcia y el Levante Español. Si ahora, en pleno siglo XXI, tenemos la oportunidad: ¡no dejemos escapar el tren!, o nos subimos a él ahora o lo perderemos para siempre.
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