«Los jóvenes también tienen que luchar por tener una jubilación digna»

Con 71 años, Carmen Pons, la representante del grupo, comienza la última semana de julio luchando por sus derechos y destaca que hay muchas personas que tienen que vivir con una pensión que ronda los 700 euros, cuando son 1.080 euros los que demanda la carta social europea para una vida decente. «Esto es denigrante. Parece que, si vivimos mucho, somos una carga», lamenta.

La plaza consistorial se adornaba este lunes con grandes pancartas y carteles amarillos que lucían frases como «Pensiones dignas y garantizadas», «No al pacto de Toledo» o «No a la privatización de las pensiones». Los actuales pensionistas, los que carecen de ellas o algunos jóvenes han decidido luchar por disfrutar de una vejez proporcionada a toda una vida de duro trabajo.

«Los jóvenes han asumido que no van a cobrar pensiones», lamenta Carmen Pons, quien insiste en que es necesaria la lucha para no terminar siendo explotados con 70 años. Es la misma idea que sostiene María Moreno, una manifestante que, con 40 años, confirma que el motivo por el que ha acudido a la concentración es que la polémica de las pensiones también es un problema que afecta a los jóvenes: «también es nuestro futuro», destaca.

La representante enfatiza en la situación de esas mujeres que, con la vida de aquellos años 60, se vieron obligadas a ser amas de casa: «Todas las pensiones no contributivas son de las mujeres, al igual que las pensiones escasas por haber tenido una corta vida de trabajo», aunque la realidad es que ha sido un corto período de tiempo cotizando, ya que la mayoría de esas mujeres han trabajado durante toda su vida en las tareas del hogar y han cuidado de sus familias y de sus casas.

«He sido ama de casa y no tengo pensión propia». Tras toda una vida de trabajo, siendo la enfermera, cocinera o limpiadora de su casa, Pons lamenta el no tener derecho a un sueldo que le permita vivir dignamente de la etapa de la tercera edad. Al igual que ella, muchas mujeres han tenido muchos lastres que les han impedido trabajar fuera de casa, empezando por la época, unos años 60 en los que estabas prácticamente destinada a dedicarte a tu hogar. «Te casabas y, si tenías hijos, ¿qué hacías con ellos?», plantea Carmen Pons. Una madre que, como tantas de la época, se vieron obligadas a quedarse en casa con sus hijos por la ausencia de guarderías, «aunque ahora que existen, requieren la mitad de tu sueldo», destaca.

Los hombres y mujeres españoles que han cotizado o terminarán su vida sumando más de 40 años laborales piden una jubilación anticipada que no les penalice, que ese sueldo mileurista se quede en ese 100% y puedan disfrutar de una vejez merecedora. Los manifestantes quieren esa recuperación del subsidio para los mayores de 52 años o la desaparición de la diferencia económica hombre-mujer en las pensiones. Cada manifestante arrastra muchos años de trabajo y de esfuerzo para mantener a sus familias y no se van a cansar de luchar por una vejez merecedora para ellos y para sus descendientes.