«Te has colado en un cuadro»
Un domingo por la mañana, recibí un extraño mensaje que, pese a que todo indicaba que era una locura, terminó siendo verdad. Estaba en la Plaza del Campillo, apoyado en un árbol, al lado de su autor, Juan Lucena. Sí, el tipo del cuadro era yo. Pero, ¿por qué?
Era domingo otra vez. Las guardias en el periódico exigen estar siempre pendiente del móvil, por si salta la noticia. Cuando se encendió la pantalla ... y vi el nombre de Mercedes, mi compañera Mercedes Navarrete, pensé que había jarana. «Te has colado en un cuadro», leí antes de desplegar la notificación. El texto venía acompañado de una fotografía tomada en la Plaza del Campillo. Me acerqué con dos dedos y navegué por la imagen: había varios pintores y curiosos a su alrededor, ojeando sus obras. Recordé que ese domingo era el certamen de pintura rápida de Caja Rural, pero no entendía el mensaje de Mercedes. «Te has colado en un cuadro». Entonces lo vi, en la esquina derecha de la imagen, un lienzo apoyado en un enorme tronco, un cuadro en el que un tipo calvo y barbudo caminaba, con andares de dibujo animado, por la calle Calderería. Era yo.
«El cuadro es chulísimo», escribió Mercedes. Aparecer en la foto de un desconocido es raro, pero pasa con cierta normalidad. Que alguien te pinte en un cuadro, rediós, eso tenía que verlo con mis ojos. Salí disparado y cuando llegué me impresionó lo grande que era. Me dio la risa tonta, era tan extraño estar allí dentro con esos colores... «¿Eres tú?». La pregunta fue en inglés y me la hizo una turista americana. «Eso creo», respondí sonriente. «Qué orgullo, es un cuadro precioso», añadió. De repente estaba rodeado de gente que me señalaba como en el meme de Spider-Man, y pasé unos minutos explicando que me acababa de enterar, que no conocía al autor, que no sabía cómo ni por qué. Y me decían: «¿Qué se siente?», «qué bonito, ¿no?», «¡qué historia!».
Encontré al autor rápidamente. «Sí que eres tú», me dijo sorprendido. Se llama Juan Lucena y es un artista de Jerez de la Frontera. Suele participar en todos los concursos de pintura rápida de España –ha ganado tantos premios que ha perdido la cuenta– y en la pandemia una de sus obras dio literalmente la vuelta al mundo. «Soy el autor de 'Qué haremos sin ellos', un cuadro en el que unos abuelos van hacia la muerte mientras sus nietos se despiden a través de un metacrilato». Sí, recuerdo ese cuadro, lo publicaron hasta en el New York Times.
«El tuyo, el del caminante de Calderería, lo pinté el 10 de septiembre de 2023. Fue finalista». Aquel domingo era mi último día de vacaciones, el día antes de que comenzaran los niños el colegio. Me fui a andar por el Albaicín para tomar notas de una historia que todavía estoy escribiendo. La coincidencia me puso el vello de punta, no sé, como si acabara de comprender un mensaje que el universo tenía guardado para mí. Seguramente fue una simple casualidad, pero es que siempre fui un romántico con andares del pato Lucas.
Todo eso piaba en mi cabeza llena de pájaros cuando el bueno de Juan me dijo que estaba a la venta. «Llévatelo, me haría ilusión». Ese domingo no me levanté pensando en hacer un desembolso tan importante. Pero qué bien queda el cuadro al lado de los libros.
Gracias, Juan. Gracias, Mercedes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión